14.- Conocer.

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—Tú no eres pizza —dijo Sophie cuando abrió la puerta

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—Tú no eres pizza —dijo Sophie cuando abrió la puerta.

—No, pero también soy delicioso —repuso Jules con una sonrisa—. ¿Puedo entrar?

—Me parece que no tengo opción respecto a eso —suspiró y le permitió ingresar al departamento.

—Nos estamos entendiendo, Sophia —comentó sin dejar de sonreír y tomó asiento en el sofá.

—No me llames Sophia. —se sentó junto a él y lo miró expectante—. ¿Qué haces aquí, Julian?

—Vine a aliviar tu mente —notó la mirada de confusión de la chica y se explicó—. Verás, una castaña de ojos azules está evitando a cierto castaño de ojos verdes... La pregunta es: ¿por qué?

En efecto, cinco días eran los que Sophie llevaba evitando a Jess. Ella sólo salía de su casa para ir al conservatorio los lunes, miércoles y viernes, y cuando terminaba sus sesiones, regresaba directamente al departamento. Sin embargo, cuando Jesse la invitaba a salir por ahí, Soph alegaba tener muchísimo trabajo (una pequeña mentira piadosa).

No estaba preparada para enfrentar la situación. El hecho de haber besado a Jesse estando ebria y después tener un ataque de pánico no era algo de lo que se sentía muy orgullosa.

—Uh, esto... —balbuceó—. ¿Jesse te mandó?

—No, no. Me decidí a visitarte por mi propio mérito. De hecho, Jess realmente cree que estás trabajando —rio encogiéndose de hombros—. Es guapo, pero iluso.

—No es iluso —musitó Sophie apenada.

—Pero sí es guapísimo, ¿eh? —la codeó suavemente con una sonrisa burlona—. Bien, dilo ya.

—No hay nada que decir. No sucedió nada —murmuró.

—No suenas convencida —señaló—. Puedes decirlo, anda. Imagina que yo soy tu mejor amiga de la escuela con la que hablas sobre los chicos calientes de tu clase —propuso.

—Eso suena aún peor —se lamentó ella pero suspiró desganada—. Lo que sucedió es que seguimos tu consejo, Jules...

— ¡Oh, por Dios! ¿Jesse finalmente me hizo caso y ahora es gay? —exclamó con entusiasmo y levantó su mirada hacia el techo de la habitación juntando las palmas de sus manos—. Señor, gracias por escuchar mis plegarias... Perdón por mi spam masivo, pero estaba desesperado, ¿has visto a ese bendito hombre? —continuó hablando con la nada.

— ¿Podrías dejar de hacer eso? Es un poco desconcertante. Y no seguimos ese consejo, cariño. Para tu mala suerte, Jess sigue siendo hetero —le dijo Soph, terminando con el espectáculo de Jules.

—Era demasiado bueno para ser cierto —murmuró rodando los ojos el pelinegro—. ¿Entonces qué consejo siguieron?

—Helado de vainilla y whisky... A decir verdad, sólo whisky —contestó cabizbaja.

"Casi" nunca es suficiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora