Capítulo 13 🔥

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Si a Mew le pidieran definir el amor, diría que, para él, el amor es Gulf. Lo pensaba mientras observaba al dueño de ese nombre sentado en un sofá mirando a través del gran ventanal. Él estaba durmiendo plácidamente hasta que su vejiga se incomodó, fue al baño, pero cuando regresó a la habitación vio que su compañero no estaba en la cama, se fue a buscarlo, lo encontró. Gulf tenía las rodillas flexionadas hacia su pecho, sus brazos abrazaban sus piernas y su mentón descansaba en una de sus rodillas. Tenía puesta la camisa de Mew. No le quedaba exageradamente grande, pero si se veía ancha para su cuerpecito esbelto. La camiseta ahora estaba hiper estirada porque tapó con ella sus piernas, de tal modo que solo sus pies estaban a merced del ambiente. Gulf estaba muy concentrado que no se había fijado que Mew llevaba casi diez minutos observándolo recostado sobre la pared que separaba la cocina del pasillo.

Gulf estaba entregado a sus pensamientos. Era como cuando se ponía a escribir, la inspiración lo poseía y no importaba lo que pasara a su alrededor, no quitaba la mirada del ordenador. Podía pasar horas y horas y allí estaría. Se le podía caer la casa encima y no se daría cuenta. A Mew le encantaba ver a ese Gulf, el pensativo, el concentrado.

Si le preguntaran qué forma tiene el amor, Mew diría que el amor para él mide 1,83, es delgado, tiene unas piernas infinitas, unos brazos fuertes y el cabello desordenado. Pero si, además, le pidieran que le pusiera color, el respondería que el amor para él tiene el mismo color que emana del aura de Gulf, violeta, pero no oscuro, sino más bien un violeta brillante, incomparable. Mientras más miraba a Gulf más se convencía de que no quería estar en otro lugar. Mientras más estudiaba aquella silueta, más sentido encontraba a la palabra amor.

Gulf era el amor para Mew porque encerraba todo: cuidado, preocupación, inspiración, apoyo, locura, lujuria, temor, seguridad, malentendidos, diálogo, caricias, sexo, sudor, lágrimas, risas, miradas, temblores, futuro, deseos. Todo eso lo tenía con una sola persona. Gulf lo cuidó y lo cuidaba, incluso en el sexo lo cuidaba, incluso cuando creía que Mew no lo amaba se preocupó por él. Gulf ahora lo inspiraba, si, Mew ahora quería retomar su carrera, quería construir con Gulf un futuro, si, un futuro juntos. Se sentía seguro con Gulf, creía que si tenía su apoyo era suficiente para alcanzar cualquier cosa que se propusiera y lo quería hacer, volvería a trabajar en lo que amaba. Pero lo más importante que había aprendido, es que él también podría hacer cualquier cosa por Gulf. Él también podría ser su enfermero, él también quería ser su apoyo. Quería ser para Gulf todo lo que su Gulf era para él.

Dejó sus pensamientos para acercarse hacia a Gulf, quería abrazarlo y transmitirle con esa acción todo lo que estaba pensando. También deseaba conocer cuáles eran esos pensamientos que se llevaban a su amado al espacio exterior. Esperaba que él estuviera presente en ellos.

-Tierra llamando a Gulf – dijo Mew sonriendo. Gulf parpadeó y lo miró con la cara totalmente iluminada por la felicidad. Se puso de pie rápidamente y extendió sus brazos lo más que pudo.

-Mew Mew, ya estás despierto- dijo en un tono infantil para acercarse y enroscarse en Mew. Después de algunos besos cortos se sentaron en el sofá grande de la sala, mirando hacia donde se encontraba mirando Gulf. Apenas empezaba a amanecer. Pequeños rayos de sol se reflejaban en los edificios del frente.

- ¿En qué estabas pensando? Parecía que estabas en un trance- rio Mew.

- Estaba pensando en el futuro Mew- respondió recostándose en el regazo de Mew.

- ¿y qué pensabas? – Dijo Mew mientras acariciaba ese cabello negro que lo volvía loco.

- He decido que solicitaré un préstamo para ampliar el Patio Amarillo – dijo mirando a Mew y acariciando su rostro.

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