Capítulo 16

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- Esposo ya estoy en casa- fue el saludo de Mew al cruzar la puerta. Después de recibir esa carta del demonio le costó concentrarse en su trabajo, lo que le tomó más tiempo llegar a casa. Pasó por la cocina y vio que había dos platos servidos. Parecía que Gulf no había cenado, lo estaba esperando. Pero no lo veía por ningún lado. Dejó sus cosas en la sala y se aproximó a la habitación, cuando iba llegando escuchó unos sonidos extraños - ¿son gemidos? ¿qué está pasando ahí dentro? - se preguntó alarmándose y abriendo rápidamente la puerta.

- Ahhh, hmmmm, siii- decía Gulf acostado de espaldas en la cama. Todos los pensamientos que se habían venido a su cabeza al escuchar a su amado del otro lado de la puerta salieron por la ventana. Pensaba que Gulf estaba teniendo sexo con otra persona, eso le heló la sangre. Pero al abrir la puerta, encontró algo hermoso, más sabroso y adictivito. No podía dejar de mirar. Gulf estaba masturbándose enérgicamente a la vez que metía y sacaba un pequeño vibrador de su trasero. Se movía hacía aquello que le generaba placer. Mew se desvistió en un dos por tres, quería ayudar, quería ser parte de aquel momento.

- Eres jodidamente caliente, por favor recíbeme así todos los días- decía Mew mientras se aproximaba a su amado para besarlo con desesperación. Una bruma de placer los envolvió a ambos. Gulf soltó su cuerpo y lo dejó a merced de Mew que nunca había utilizado algún juguete sexual, sin embargo, al conocer a su pareja sabía cómo utilizarlo. Lo introdujo un par de veces más y luego decidió introducir su miembro. Rápidamente se posicionó ante la entrada palpitante de Gulf y se enterró en ella de una sola estocada.

- Ahhhh, sii, mi esposo es el mejor...- decía Gulf haciendo que Mew aumentara sus embestidas. Aquella palabra saliendo de los labios de Gulf lo enloquecía. Mew no había dejado olvidado el juguete. Aun lo tenía en sus manos y un pensamiento le asaltó ¿qué pasaría si acercaba el vibrador a la polla de Gulf? Quiso saber la respuesta y arrimó el juguete a la cabeza del miembro de su amado, la respuesta a su pregunta fue instantánea -Ahhhhh, ohhhhh, Mew, qué rico- gritaba, gemía y se movía vilentamente debido al placer. Mew sonrió, aumentó sus movimientos, quería llegar, en su mente enumeraba todo lo acontecido, Gulf era tan candente, tan sensual, tan atractivo.

- Me vengo Gulf, córrete conmigo, vamos llega con tu esposo – gruñía Mew a la vez que movía con fervor su mano por la polla de Gulf y a la vez su propia polla en el precioso culo respingado de su compañero.

- Ah, ah, ah, ohhhh, sii- gritó Gulf cuando el orgasmo lo atravesó. La experiencia fue fascinante. Ambos cayeron en la cama abrazados, se besaron un poco, jugaron con sus caras, rieron, acercaron sus cuerpos desnudos para más calor. Eso era lo que en realidad amaban más, las charlas después del sexo, el poder besarse desnudos, después de subir a la montaña del placer. Aquellos momentos era lo que más los maravillaba, eran propicios para fortalecer el amor.

- ¿Qué es eso en el techo? – preguntó de pronto Mew, después de observar con atención, algo que parecía ser un gancho colgando desde el techo. Parecía como algo que servía para sostener, cuerdas, telas, cosas que se colgaran. Mew no lo había visto antes, era algo nuevo.

- Lo puse hoy- dijo Gulf hundiendo su rostro en el cuello de Mew. Le gustaba respirar el perfume de Hugo Boss que se ponía Mew.

- ¿Con qué propósito? - preguntó Mew, era muy extraño. ¿Qué quería colgar ahí en medio de la cama?

- Con el propósito del placer. Verás, quiero comprar de esas telas que usan para hacer acrobacias en el aire para poder sostenerme de ahí cuando yo esté arriba- respondió desde el cuello de Mew haciendo a este soltar una carcajada.

- ¿De verdad? – preguntó Mew tratando de sacar el rostro de Gulf de su cuello -te imaginaste eso y por eso te estabas masturbando ¿no? – dijo para después reírse.

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