-||Tempestad ||- #BNHA. [Aizawa Shota x Oc]

⚓Capítulo 52⚓

En la isla, el pueblo está de fiesta, pues a lo lejos, el barco carmesí está llegando, con su bandera flameante y campana sonante. La mayoría de las personas que viven en ese lugar, se acercaron al muelle cuando una niña gritó el nombre Mary, haciendo que muchas personas corrieran hacia el lugar, dejando a un lado sus cosas.
El gran barco rojo por fin arribó, el ancla bajo al mismo tiempo que la pasarela hacia lo mismo, permitiendo así el descenso de la tripulación y su capitana.

Los niños, alegres se acercaron rápidamente a la pelirroja, hablando al mismo tiempo sobre que les había traído. Soltando una leve risa, llamó a los hombres más fuertes de todos para bajar las cajas enormes que habían en la bóveda interna del navío, al igual que los materiales que habían solicitado.
Grandes y musculosos, los pescadores se hacen presentes, siendo guiados por el contramaestre hasta el lugar donde se encuentran los pedidos especiales. Ruby, acompañada de aquellos niños que también pidieron algo especial, entraron a su camarote, emocionados de ver aquel lugar, es la primera vez que lo veían y deseaban ser más grandes para formar parte de la tripulación de Umi. De un baúl protegido bajo unas mantas, el peluche de Fat Gum hizo su primera aparición, haciendo que la niña que lo pidió soltara un pequeño jadeo de sorpresa.

-Al parecer un peluche que en definitiva, no-compré, está buscando a una dulce niña para que lo cuide y juegue con él-mueve el peluche mientras que la infante se acerca timida-Dime pequeña, ¿lo cuidarás bien?.

-¡Sí! Lo voy a cuidar bien! -sonrie la niña, mostrando que le falta uno de sus dientes, está chimuela la pobre-

Le entregó el peluche y pronto sacó un libro grande de cuentos, haciendo que el niño se acomodara unos lentes grandes y redondos, su pedido estaba en manos de la mujer que admira y respeta.
Con pasos tranquilos, la capitana se acerca a él para después ponerse de cuclillas, mostrándole el libro en sus manos.

-No sé que clase de cuentos te gusta pero busqué todo el día el libro perfecto, todos eran los estereotipos que hoy en día los niños ven y creen que es así la realidad. -sacude un poco la tapa y sonrie- Hace tiempo, según mi madre ella tenía este libro pero en una venta de garaje se lo compraron por accidente, ella aún no lo terminaba de leer.

-¿Y como sabe usted que es de su madre? -el niño se vuelve a acomodar sus lentes-

-Lo confirmé apenas vi esto~ -abre la tapa y en la primera hoja en una de sus esquinas hay una firma- Ella le puso su nombre-sonrie- y ahora que está aquí, quiero que lo cuides y algún día quiero que esté en la biblioteca del pueblo. ¿Podrá hacer cumplir mi deseo, Sir?.

-Lo juro! En nombre de los más valientes caballeros de la mesa redonda de Merlín! Yo, Thomas, juro poner el libro a salvo en la biblioteca una vez tenga todos sus conocimientos y escrituras en mi memoria. -dice entusiasmado el niño tomando el libro- ¿así está bien?.

-Lo está pequeño -rie un poco y le sacude los cabellos- Y por último...~ alguien conocido me ayudó a elegir los más bellos colores que está tierra pudo haber visto. -sonrie viendo a la niña tímida que se esconde detrás del niño, mirando a la mujer- Pero estos colores no se pintarán solos, necesitan un artista que los ayude a brillar en el mundo. -sonrie mientras saca un paquete mediano que dice la marca de lápices de colores- Ohhh? Pero habrá sido error mío? Habrá alguna artista por aquí que desea dibujar? -se hace la distraida-

La niña rió un poco para después salir de su escondite, acercándose mientras juguetea con sus manos un tanto nerviosa hasta estar frente al paquete, viendo como la capitana abre los primeros alerones y luego los secundarios, permitiéndole así que viese el interior, observando las hojas de varios colores, los lápices, reglas, crayones, pinceles y pinturas, era mucho más de lo que había pedido.

-N-No lo puedo aceptar -dice con pequeñas lagrimas en los ojos- E-Es mucho..

-¿Mucho? -rie un poco y le acaricia la cabeza suavemente- Tienes un talento en bruto y quiero ayudarte a que le demuestres al mundo de lo que eres capaz de hacer. En esta isla a la que llamo hogar, hay muchos niños con talentos. Tenemos a una niña que tiene una gran imaginación-mira a la del peluche- a uno muy inteligente e historiador -mira al niño, el cual sonríe mientras abraza su libro- Y que una pequeña traviesa que quiere pintar-le da un toque en la nariz haciendo que ría- No permitas que alguien quiera frenarte, sigue tu sueño... y si algo más aparece en el futuro, dáselo a alguien más para que el mundo se llene de colores maravillosos.

La niña asintió y rápidamente la abrazó en forma de agradecimiento, estaba muy feliz por el regalo de la capitana.

Ella, es la más valiente y maravillosa mujer que puede pisar la tierra.

Las cosas fueron bajadas por los pescadores y tripulación mientras que un chico de la edad de Luis se hizo presente delante de la capitana, avisandole que la anciana de la isla quiere verla, pues hay algo que deben de discutir.
Hace años que la vieja "vidente" de ese lugar no daba señales de alguna predicción o algo parecido, es extraño que solicite una reunión con la pelirroja en estos momentos de llegada.

No deseando hacerla esperar, avisó a sus subordinados que iría a ver que sucede o que es lo que desea aquella dama.

El joven la acompañó hasta la salida del pueblo para adentrarse al bosque frondoso que se alza con superioridad ante ella, haciéndola sentir pequeña ante esos grandes árboles. Como siempre, si se desea una reunión con esa mujer, tu mismo debes ir a buscarla, esa es la prueba.
Pensó que su camino sería muy largo pero en unos cuarenta minutos ya había encontrado la casa de la anciana.

Una casa rústica, puesta a un lado de un lago hace que el olor a galletas recién horneadas llegue al olfato, provocando que su piel se ponga chinita... ¿la vidente haciendo galletas? ¡Pero si es ciega!.
No tardó mucho en ver como un lado de aquella casa explota; su corazón casi sale de su pecho y pronto se vio corriendo hacia dicho hogar.

Apenas llega a la isla y ya tiene que salvar a alguien.