Grace lidia con la muerte de su madre, mientras trata de no enamorarse de su nuevo vecino.
♡♡♡
«A veces perder, significa ganar».
La madre de Grace muere el mismo día en que su padre, aquel que nunca ha visto, aparece.
Su vida cambia al tener que m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Niego con la cabeza a la vez que me cruzo de brazos.
—Acéptalo de una vez —reclama Dean.
—Imposible.
Me niego a aceptarlo.
Dean me mira con una sonrisa burlona, gozando de mi desgracia. Recuesto la cabeza en el sillón, dejando las piezas del Battleship a un lado.
—Eres una pésima perdedora, ¿sabes?
Abro la boca, indignada.
—¿Cómo dices? Jugué de acuerdo a las reglas, que tú no me explicaras bien no es mi problema.
Alza una ceja.
—Te expliqué las reglas dos veces.
Define «explicar».
—Solo fue una vez —contradigo—. Tuve que obligarte porque tú no querías. ¿Y sabes qué, Dean? Estoy cansada de ti.
Se cruza de brazos.
—Yo debería estarlo. Tengo que convivir con una niñita todos los días.
—¿Cómo que niñita? —Bufo, indignada—. Lo dices como si fueras un vejestorio.
—Pues este vejestorio ganó la partida. Fin de la discusión.
Se gira, dándome la espalda. Yo ruedo los ojos.
Tonto, se comporta como un niño.
Me pongo en pie para guardar el juego de mesa y como si nada hubiera pasado, Dean me da un informe de cómo van sus planes. Depende de sus próximos resultados, podría volver a la universidad. Todavía no hay nada confirmado, pero el entusiasmo que brota de él, algo que jamás había visto, hace que me emocione también.
Cuando me está por contar el pequeño avance que ha tenido con su familia, una rubia con la mirada perdida, aparece por la puerta de la sala.
—Necesito tu ayuda —súplica acercándose a mí. La miro atenta—. Discutí con Piper y creo...
—¿Discutiste con Piper? —Abro la boca, sorprendida.
—¿Quién es Piper? —pregunta Dean.
Volteo a verlo.
—Necesitamos privacidad, por favor —pido.
—Oh, claro. Asuntos de chicas, lo entiendo.
Antes de irse, se inclina para susurrarme:
—Tu amiga es hermosa.
—Es lesbiana —susurro tan bajo como él.
—Sigue siendo hermosa.
Le guiña, dedicándole una sonrisa coqueta, para luego irse.
Summer me mira confundida, a la vez que toma asiento a mi lado.
