Capitulo 1. Me presento, Hombre Enorme para ti

36 6 1
                                    


A veces tengo sueños raros sobre una ciudad hecha de puro cristal, donde las torres rozan las nubes y las personas están hechas de este mismo material. Sus habitantes se ven tristes se ven cubiertos por un inmenso manto de oscuridad absoluta. Piden mi ayuda, necesitan que los salve, pero ¿de qué? ¿de qué quieren ser salvados? y aún peor ¿como yo podría salvarlos? si aún no puedo ni salvarme a mi mismo.

Un fuerte grito me saca de mi mundo de fantasía.

— ¡Nada de esto pasaría si no fueses un maldito incompetente!— oigo gritar a mi madre desde la cocina.

— ¡Déjame en paz de una maldita vez, Paula!— le responde mi padre furioso— ¡¿cuantas veces tengo que decirte que no te metas en mis negocios?!— se oyen algunos objetos de vidrio caer al suelo y romperse.

Tapo mis odios con fuerza, a veces agradecería haber nacido en una familia normal, donde solo es palpable el amor, donde los padres se preocupan por su hijo y le dicen lo orgulloso que están de él. La paz no es algo común en mi hogar, estoy acostumbrado a los gritos y la violencia, o bueno, me obligo a creer eso. Solo mi terapeuta sabe esto, el infierno que vivo día a día.

— ¡Vete a la mierda, Paula!— suena un portazo y el motor del auto.

Me levanto de mi cama dando un fuerte suspiro, le doy tres vueltas a mi cuarto sin pensar en nada, solo no quiero salir de él, es mi lugar seguro, nadie puede dañarme aquí, pero en algún momento tendré que salir. Gozo lo más que puedo de que papá se halla ido para apreciar el silencio, respiro hondo y camino hacia mi baño, enciendo la luz amarillenta y me veo fijamente en el espejo, bajo mis ojos reposan unas enormes ojeras y mi piel se ha vuelto amarillenta por la falta de luz solar, mi cabello rizado está hecho un desastre ¿por qué tengo que verme tan moribundo? Toco mi cara como si amasara un pan y hago muecas frente al espejo, tratando de moldear mi rostro y hacerlo más aceptable, pero como siempre no funciona.

— si tus reyes tan firmes son —comienzo a tararear— nunca falta la protección —no sé dónde he escuchado esta canción antes, pero viene a mi mente como si la supiera de memoria— los valores unidos van, firmemente vas a luchar— abro el botiquín detrás de mi espejo y saco las pastillas que me ha recetado mi psiquiatra, la pongo en mi boca y la paso con agua del grifo, vuelvo a verme en el espejo, y ahora hago contacto visual con mis ojos color café— eres un rey.

Salgo del baño y me tiro en la cama, donde los ojos se me van cerrando poco a poco, hasta que caigo en un profundo sueño. No sueño nada esta vez, solo me apago por completo.

El sonido de los gritos me despierta de golpe, ya se ha ido el sol, solo la luz de la luna ilumina mi habitación, al parecer he dormido muchas horas.

— ¡Ya no sé qué más hacer contigo, Ross!— ignoro los gritos y me tapo los oídos con mi almohada, aunque ya no podré dormir más, permanezco en mi habitación.

"Psss, hey" escuchó en mi nuca, y me levanto de golpe muy asustado, pero no había nada atras de mi.

— Perfecto, Felix, ya te estás volviendo loco de verdad —me digo a mi mismo y vuelvo a tapar mis oídos con la almohada.

"Pss hey, estoy aquí" vuelvo a oír y me levanto asustado otra vez, recuesto mi espalda en el tope de la cama.

"Oye ¿no puedes verme?" Vuelvo a oír y empiezo a buscar de donde proviene ese sonido tan aterrador.

— n... no —logro decir flaqueando mi voz— ¿q... qué quieres de mi? ¡Aléjate! — las lagrimas empiezan a bajar por mis mejillas. Mi corazón late muy fuerte

Hombre Enorme.Where stories live. Discover now