29

716 41 81
                                    

— Te ves divino.

— Me veo raro.

— ¿Estás tratando de decir que me visto raro?

— ¡No! — Me apresuro a decir. — Te ves genial vestido así, solo que... a mí se me ve raro.

— Bah. — Me toma de hombros. — Te ves bien, te ves como una versión Tinny de mí.

Me río un poco por la ternura con la que suelta sus palabras.

Es lunes, inicio de semana y un golpe de realidad al volver a la universidad.

— Los chicos no me reconocerán. — Niego sonriendo al espejo.

— Creo que no. — Ríe. — Creerán que te he consumido por completo.

Su cabeza reposa sobre mi hombro, sus brazos rodean con cierta fuerza mi cintura. Me siento derretido por lo lindo que nos vemos frente al espejo, me sonrojo sin sentir vergüenza, poso mis manos en sus brazos con suavidad.

— ¿No es ese tu objetivo? — Canturreo.

Yoongi asiente y posa sus ojos en mí en el reflejo del espejo.

—¿No es obvio? Llevas mi ropa, estoy marcando territorio.

— No sabía que eras tan territorial. — Ladeo mi cabeza para ponerla junto a la suya. — Igual, no es necesario. Todos saben que soy tuyo.

— ¿Estás tratando de enamorarme?

— ¿No es obvio? — Repito sus palabras con su mismo tono agudo. — ¿Está funcionando?

— Mmm... — Ronronea en el hueco de mi cuello haciéndome cosquillas. — Tal vez un poco.

— ¿Un poco? — Me volteo de golpe dándole una palmada en el hombro. — ¡Hice la comida ayer!

— Solo calentaste la pizza, Park. — Me reta.

— Y tú solo le echaste Nesquik a la leche, Min. — Ataco.

— Hey, lo hice con mucho amor. — Vuelve a tomarme de la cintura atrayéndome completamente a él, tengo que alzar mi mirada para ver sus ojos juguetones. — ¿Tú no eres el pequeño bebé que solo puede tomar leche? — Arruga mi nariz.

— Todo porque tú tomas café.

— Y tú tomas leche. — Sus labios descienden a mi oído, poniéndome los pelos de punta. — Pero no la mía.

— ¡Sucio! — Trato de alejarme, pero él no me lo permite.

— A si te gusto. — Sonríe lleno de orgullo. — Además, como no quieres que tenga pensamientos sucios, si mis pantalones se amoldan a tu culo de una forma maravillosa, a mí me hace ver desnalgado. — Se burla de el mismo.

— ¿De verdad lo crees? — Volteo a verme al espejo, fijo mi vista en mi trasero sin pudor alguno. Pongo una mini sonrisita, tiene razón, sus jeans ajustados hacía relucir mi retaguardia. Solo me basta con parpadear un segundo para sentir su mano apretarme una nalga. — ¡¿Quién te dió permi-

Jadeo cuando vuelve a darme otra nalgada sin preverme de aquello, arqueo mi espalda y empiezo a sentir el calor inundar mi cuerpo.

Tengo una batalla interna por dejarlo hacer lo que quiera conmigo o que nos expulsen de la universidad, doy manotazos al aire, pero me doblego cuando ataca mis labios en una pasión descontrolada que me toma completamente de sorpresa.

Nuestros labios se mueven solos dejándose llevar, tal cual como nuestras piernas que a tropezones nos dirigen a la cama, caminando ese pequeño tramo sin despegarnos mientras él me devora la boca.

Right Now • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora