Cuando te paras en la pared que divide mi cuidad del verdadero contrato que tenemos con la naturaleza y aprovechas la ocasión para sentarte en lo más alto de ese muro mientras llueve o se atenua una tormenta, te darás cuenta que todas las luces a tu alrededor son casi idénticas, y no importa si debajo de ella haya una prostituta tratando de conseguir su paga o tratando de matarse, de dejar de ser madre por un momento y ahogar su dolor de ver a su hijo con hambre en la mirada, con un desconocido; no interesa si hay un hombre declarando su amor a quien quiera que su pasión merezca, da igual, en todo caso no podrías diferenciar en que parte hay más luz, más oscuridad, más sombras.
Lo hermoso de todo esto es que cuando los relámpagos la iluminan momentáneamente, parece que todo tuviera un espasmo de verdad. A modo de exorcismo todo se calla y se detiene por un momento, los latidos se convierten en uno, y por ese segundo la cuidad se quita el velo que la hacia ver fuerte e imponente y cambia, ahora es indefensa llena de miedo.
Allí, está el puente que te une con lo cierto, con la prisión que nos marca la idea efímera de un presente que ya no existe y un futuro que muere a cada minuto.
Lo que quiero, es que en esos momentos de intimidad, te enamores perdidamente de lo que ves y lo que no, de ese frío que pasa por tus poros y hace que tus vellos se levanten, de la paz o de la incertidumbre que las caricias de la cuidad te regalan , de esa Poesia que grita cada calle y lo que hay más allá , y dime: ¿ Quiere seguir descubriendo pasiones, sombras y arte?
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Narraciones de una Bogota sombria
Short StoryEsas sensaciones encontradas al separarse de una tierra expectante. La extraña apariencia de la ciudad a ciertas horas, en un lugar que sólo pocos conocen... Bogotá no sólo es una ciudad bonita sino llena de sombras, de oscuridad y de millones de de...