Nuevo día, nueva jornada. El policía en jefe Bang Christopher se servía su café mientras supervisaba que todo en la comisaría esté yendo como debería.
Un par de quejas de habitantes sobre basura por aquí, unos niños buscando a su ave mascota por allá, incluso unas abuelitas que sólo venían a traer panecillos a cambio de charlas que les hagan sentir las mañanas menos solitarias; normales y simples cosas de las que ellos también debían encargarse para que el pueblo esté cómodo y feliz además de seguro.
Mientras sorbía la caliente bebida y se despedía del par de agentes que culminan su turno a esas horas, se acercó con su ceño frunciéndose paulatinamente a la cartelera de criminales reales, con archivos de pruebas o informaciones generales. La parte seria de su trabajo y por la que realmente lo ejercía.
Trabajar por el bienestar de los demás, trabajar por el bienestar de los demás, esa era su vocación.
Revisó lo usual, robos de carteras o allanamientos, todos y cada uno de ellos a cargo de subordinados que hacían su trabajo sin falta. Estaba todo bajo control, gracias al cielo, el pueblo no era un lugar peligroso. Pero uno de los expedientes llamó su atención, uno nuevo entre los demás.
Y al tenerlo ya en sus manos frunció aún más su entrecejo.
Lo había visto de lejos en su viaje en auto hacia allí, pero lo ignoró queriendo enterarse cuando llegara. Yang Jeongin, 20 años, tez clara, cabello castaño oscuro, acusado de robarle el corazón a un agente... Esperen ¿Robarle el corazón a un agente?
Bang escupió su café ¿Quien demonios hizo ese reporte y dejó aquel cartel de se busca por toda la avenida?
El general suspiró sintiendo su ojo temblar en un tic más que recurrente, haciéndolo todo claro para él, era más que obvio de quien se trataba esa estúpida broma.
— ¡Hwang Hyunjin, a mi oficina! ¡Malditamente ahora!
👮
— ¿¡Qué rayos tienes por cerebro!? ¿¡Un maní masticado!?
Hwang Hyunjin, mejor conocido por los pueblerinos como el guapo oficial Hwang y por sus colegas como el hermano divertido pero con un par de tornillos zafados, se encogió en el asiento frente al escritorio de su jefe con el puchero más profundo de su vida, soltando cada tanto pequeños quejidos que, lo haga quien lo haga, nunca ablandará ni de cerca el corazón de hierro de su jefe, quien le miraba echando humo por los oídos y con la frente roja.
Este último suspiró exasperado al sólo obtener como respuesta del alto hombre frente a sí un montón de balbuceos que no llegaron a ser una palabra real. Era más que obvio y le enfadaba aún más ¡No tenía ninguna razón para justificarse!
— ¿Realmente lo hiciste en serio? ¿Buscar a un chico bonito usando tus facilidades como policía? — el hombre rozando sus treintas respiraba profundamente en busca de no dejar al hombre frente a él sin oreja de la jalada que quería echarle. Estaba que lloraba de frustración por Hwang Hyunjin. — ¿Después de todas las veces pasadas en las que tuvimos la misma conversación? ¿En serio?
— ¡Pero es que usted no entiende, jefe! ¡Ese ángel en la tierra es el amor de mi vida! — claro que no lo entendería nunca, pensaba Hyunjin, si jefe debía tener su corazón sellado con candados y soldaduras fuertísimas ¡Nunca le ha visto una pareja! — ¿Y cómo que veces pasadas?
— Oh, ¿quieres que te recuerde la vez que esposaste a un chico australiano que sólo hacía un baile de Fortnite en el café?
— ¡El mocoso debía aprender a dejar de dar tanto cringe! Era por su bien, y sólo fue esa vez... — se excusó cruzándose de brazos, puchereando tal cual lo haría un niño caprichoso.
— ¿Sólo esa vez? ¿Qué hay del chico de secundaria que, según tú, te molestaba e insultaba en inglés?
— ¡Era cierto, jefe! ¡Además, su comportamiento era demasiado... Ugh!
El superior se levantó abruptamente de su escritorio, empezando a caminar lentamente por toda la oficina mientras masajeaba sus sienes. El oficial Hyunjin exhaló en alivio; menos mal para él que no le recordó la vez que multó a un café americano por manchar su cara chaqueta preferida. Pero aún así se sobresaltó asustado cuando este gruñó de la nada.
— Eres un oficial excepcional y eficaz, de los mejores de esta comisaría, Hyunjin...
Bueno, Hyunjin ya veía su firma de estrella en el papel de despido. Puede decir que fue un gusto trabajar allí y que lo extrañaría, pero más realmente extrañaría las botanas gratis, lo guapo que lucía con el ajustado uniforme y el jugoso pago quincenal.
— Así que... Demonios, no puedo creer que esté diciendo esto... ¿Si te ayudamos a encontrar al chico, por una sola maldita vez, dejarás tus payasadas para cuando culmine tu horario de trabajo?
El uniformado de apariencia masculina y letal boqueó. Seguido del chillido más alto escuchado alguna vez en el centro de policías de Busan.
Y oh, cuando dos semanas después aquel angelical chico que robó su corazón y le quitó el aliento con sólo ver su rostro y escuchar su melódica risa se apareció frente a él por obra y gracia de su jefe que bufaba con fastidio, Hyunjin se sintió cerca del cielo, como si pudiera tocarlo con los dedos.
Literalmente. Hwang Hyunjin se desmayó en medio de su oficina. Un poquito más y saludaba a Diosito y lo felicita por crear tan bello ser.
¡Que alguien llame a una ambulancia! Hyunjin cree sufrir una enfermedad terminal llamada enamoramiento a primera vista agudo, agudísimo en su caso. La única cura para el oficial de policía será el amor del confundido chico que sólo lo observa allí desmayado con una ceja alzada.
— Okaaay... — alargó este en confusión pura. — ¿Alguien va a quitarme estas esposas?
👮
well, susu en un bloqueito escribió esto en media horita yyyy no sép, está bien lindop~ jsjs
No sé si dejarlo asíp y listo o hacerle otros pedacitos cortititos, chispas ૮. ֑ .ა
anyways, ya veré lueguito lueguito ¡ gracias por leer esta cosita extraña ! ♡
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♡ Soft-thief! ━━ hhj + yji
Fanfiction━━ Yang Jeongin, 20 años, tez clara y cabello castaño oscuro, acusado de... ¿Robarle el corazón a un agente? ¿Quien demonios hizo ese reporte y dejó aquel cartel de se busca por toda la avenida? El general Bang suspiró, era más que obvio de qui...