Instituto Wonderland: El Orbe De La Vida ✗ Minsung

Prologo

Hace cinco años aproximadamente soñé que ayudaba a un niño con un problema, en ese momento no lo entendí. La señora me dijo que si aceptaba el trato algo me daban a cambio en ese sueño, siempre pensé que era un sueño durante años, pero mientras lo analizaba no lo parecía, cada cosa que viví se sintió tan real, pero era como un sueño, no podía comprender ese rompecabezas.

Recuerdo que ella me dijo que no dijera nada, nunca hable.

Pero cuando desperté de aquello estaba tan plasmado y agitado, que recuerdo que mi madre entro asustada a mi habitación, mi padre me miro extraño, y yo solo les dije que fue una pesadilla; ese sueño que parecía real me había dejado una marca sin saber, y aquel niño que salvé, extrañamente no lo podía recordar. Solo lo olvide.

Lo curioso es que recordaba bien mi sueño, cuando la señora me dijo que lo mas probable es que lo olvidaría, cuando en mi caso no fue así, aunque no le tomaba mucha importancia, seguía con mi vida normal sin sospechar de nada.

Recuerdo que el sueño iba de que yo entraba a un lugar del que no recuerdo igual que a el niño, una señora de aproximadamente 60 años me daba la bienvenida, su arrugada cara que denotaba su edad, sus ropajes que eran un hanbok* tradicional de la época Joseon con un chima* de color celeste y un jeogori* rosa palo junto al goreum* de un azul índigo haciendo destacar finalmente el keutdong* crema con unos bordados dorados de flores, su cabellos blancos recogidos en jjokjin meori* junto al danggi* rojo y un binyeo* de madera negra, esto ultimo indicaba que ella era viuda. Logro una fuerte impresión desde la primera vez que la vi, se encontraba atrás de lo que parecía un mostrador en ese extraño negocio. No había nada mas que el gran mostrador de madera de roble con ese cristal grueso que guardaba diferentes flores de colores muy llamativas y unos libros entre viejos y nuevos, arriba del mostrador se podía ver un pequeño cartel que no recuerdo que mostraba, un teléfono de escritorio blanco y muchos papeles; alrededor era muy vació: unas olvidadas pero aun vivas plantas monsteras deliciosas en las esquinas dentro de unas macetas grabadas con caracteres chinos, unos cuadros extrañamente llamativos de figuras blancas por las cuatro paredes del lugar, en la puerta de entrada de un metal negro, se encontraba una chueca pero extraña maquina para tomar turnos colgada en la pared, en el suelo solo había una solitaria alfombra de color negro y arriba de ella un sillón de tela café claro de dos asientos y ya, era todo lo que había, sin mencionar la puerta ubicada atrás del mostrador.

Cuando entre la señora me dio la bienvenida, aunque fue muy extraño ya que tras eso dijo que tomara un turno cuando no había nadie esperando, pero obedecí. Ya frente a ella pude ver mas de cerca su rostro, algo característico y extraño que tenia eran sus ojos, por ello muchas veces pensé que realmente era un sueño, sus ojos eran color rubí, y brillaban tal como la piedra, en ese rato no había dicho ninguna palabra, por lo que ella solo me sonrió por mi poca curiosidad de lo que pasaba.

—Niño—menciono con una voz áspera por la edad—, te tengo un trato por eso te traje aquí

Yo solo carraspeé y hable por primera vez—¿Qué clase de trato? —tras aquello solo me miro riendo.

—Niño, ¿acaso no eres curioso de saber sobre este lugar?, ¿sobre las pinturas?, ¿sobre algo en especifico? —no dije nada aunque mi curiosidad estaba a flor de piel, solo me lo guarde y negué—. Eres el primero que viene aquí y esta tan tranquilo, ¿Qué paso?

Cuando salió esa pregunta no supe el porque de ella, no entendí siquiera porque me lo preguntaba así que no conteste nada y seguí viendo de reojo el lugar, no quería llamar la atención, pues parecía que era muy observadora la señora de la cual incluso actualmente no se nombre, aun si algo dentro de mi recuerda haberme dicho ese detalle.

—Bueno, eres muy callado cariño—me miro a los ojos para posteriormente mirar unos papeles engrapados en una lengua que no comprendía—. Mmh, mi trato es este: Necesito que me ayudes en una cosa, a cambio te daré lo que quiera, aunque solo puedo dar cosas materiales. Puede decirse que soy como un hada madrina, ¡tachan!