O66 | ALL THANKS TO A CAR II

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Frank Adler

Toqué la puerta de la residencia Adler un par de veces antes de disponerme a aguardar por ser recibida

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Toqué la puerta de la residencia Adler un par de veces antes de disponerme a aguardar por ser recibida. Había pasado un largo tiempo desde lo ocurrido con mi coche y, sin preverlo, se había formado un fuerte vínculo entre los dos rubios, tío y sobrina, y yo. Ahora no había momento en que ellos se borraran de mi cabeza.

Los tomaba como parte de mi familia. Con ellos me sentía yo misma, no había cámaras ni ojos expectantes examinando cada movimiento que hacía para regañarme en caso de error alguno. Me sentía libre, completa y muy a gusto con los Adler. Es por eso que esa tarde había decidido darles una visita sorpresa.

La puerta se abrió apenas y por ella se dejó observar una cabellera rubia. Bajé la mirada y me encontré con los ojos celestes de Mary brillando de emoción al verme una vez más.

-Karla!- exclamó en un susurro. Fruncí el ceño ante el tono de su voz pero una sonrisa no tardó en aparecer cuando sentí como sus dos brazos envolvían mi cadera.

-hola bonita- acaricié su cabellera antes de que ella se separase. No se la veía muy cambiada a la última vez que la vi, hace seis meses, pero aún así notaba ciertos aires de madurez en sus acciones.

-que haces aquí? Creí...creía que vendrías para noche buena- dijo ella titubeando llena de alegría. Una de sus manos tomó la mía y me guió al interior de la cálida residencia Adler.

-de hecho si pero tengo unos días libres y qué mejor que pasarlo con mi fan número uno?- respondí con una sonrisa. Ella imitó mi acción y sonrió enormemente, amaba cuando la llamaba de esa manera, ella misma me había pedido que le dijera así. Al parecer reafirmar su postura como mi más grande y querida fan era muy importante para ella.

Hice una mueca antes de tomar mi bolso y revolver su interior en busca de mi obsequio para Mary. Siempre solía traerle uno que otro detallito, algo de ropa, perfumes, juegos, me gustaba consentirla como si de mi hija se tratase. Al tenerlo entre mis manos le guiñe un ojo, notando la ilusión en su mirar, y saqué al fin el tan anhelado regalo.

Ella soltó un chillido al ver la caja del rompecabezas matemático entre mis manos, era algo que ella desde hace tiempo me había contado que quería a través de las llamadas telefónicas que diariamente hacíamos. No iba a perder la oportunidad de darle lo que deseaba y se merecía.

-oh por las matemáticas, Karla, muchas gracias- una vez más se abrazó a mi, también abrazando al rompecabezas en el proceso. El sonido de la puerta abriéndose nos alertó a ambas, y nuevamente tomamos distancia para ver al hombre que aparecía por el Marco de la habitación.

Se restregaba los ojos con somnolencia, sus cabellos despeinados y la camiseta Blanca que se adhería a su cuerpo perfectamente solo me causaban ganas de suspirar. Al parecer estaba demasiado dormido para notar mi presencia, pero no para preocuparse por su dulce sobrina. Ahora comprendo porqué Mary susurraba.

-Mary que ocurr...Karla?- se interrumpió al verme, dejando atrás el sueño para darle lugar a la sorpresa. Si, mi visita había sido muy repentina, mucho más porque precisamente la noche anterior había discutido con Frank por no poder estar para él. Él decía que me extrañaba muchísimo, que el trabajo acabaría conmigo al paso que iba, y yo me defendía diciendo que estaba cumpliendo todas mis metas. Pero desgraciadamente él tenia razón, las giras, los fans, las entrevistas, poco a poco estaban agotando todas mis fuerzas.

-que tal, Frank- contesté algo incómoda. A pesar de que aún persistía la tensión por la pelea telefónica de la noche anterior, no podía evitar las enormes ganas de abrazarlo que emergían de mí interior. Se veía tan adorable y caliente a la vez. Había aceptado hace tiempo que veía a Frank como algo más que un amigo.

Él también pareció debatir en su interior sobre qué hacer, pero al cabo de unos segundos acabó por decidirse a avanzar hacia mí y abrazar mi cintura con todas sus fuerzas. Su rostro se hundió en mi cuello y su barba hacia cosquillas en la zona.

-te extrañé muchísimo- susurró en mi oído. Lo atraje hacia mí tambien, sin quererme separar de su toque. Tenerlo de esa manera, tan cerca y tan mío era simplemente lo mejor para mi. Con él me sentía tan en paz que me asustaba ser tan dependiente de su tacto para sentirme tranquila.

-yo mucho más, Frank- murmuré en respuesta. Nos apartamos, ya con la pelea expulsada de nuestras mentes, con nuestras miradas conectadas como iman y metal.

El cariño que transmitían sus orbes azules me revolvieron el estómago, de buena manera. Era terriblemente increíble la intensidad de su mirad hacia mí. Mary nos observaba con sus ojitos viajando entre nosotros, con una pequeña sonrisa juguetona marcada en su semblante.

-Frank, mira! Karla me regaló el rompecabezas que tanto quería- dijo dulcemente, cortando nuestro juego de miradas cuando dirigimos nuestra atención a ella.

-se lo regalaste- renegó él, pero no parecía molesto.

-queria consentirla, es mi fan numero uno- otra vez le guiñe un ojo y ella dió un par de saltitos emocionados antes de dirigirse a la mesa para comenzar con su rompecabezas.

-no debiste hacerlo, no imagino cuánto habrá costado- negué con la cabeza a sus palabras, sin aceptar sus quejas.

-eso no importa ahora, lo que importa es que ella está feliz- la señalé, mostrándole a Frank la expresión entretenida y contenta en el rostro de la rubiecita. Frank sonrió junto a mi al verla y, de un momento a otro, lo tenia a pocos centímetros de mi.

Me alejó de la circunferencia visual de la niña antes de tomar mis mejillas entre sus grandes manos y besarme dulce y lentamente. Me deshice sobre sus labios, totalmente satisfecha de al fin recibir esa clase de atención de su parte. Me sostuve de sus antebrazos mientras mi espalda descansaba sobre la pared.

Su lengua acarició mi labio inferior y después sus dientes tiraron de él para separarse de mi. Quedé embobada con su rostro desde tan cerca, viendo cada rasgo, cada pequeña e insignificante arruga, cada parte de Frank. Él besó la punta de mi nariz y mi frente antes de murmurar sobre mis labios.

-bienvenida a casa- mis mejillas se calentaron por alguna extraña razón que desconozco, quizá porque no estaba acostumbrada a recibir tan amena atención de un hombre, mucho menos de alguien como Frank Adler.

-es un placer- murmuré en respuesta antes de besarlo una vez más. Esta vez el beso se prolongó unos segundos hasta dejar nuestros labios hinchado. Agradecía el sonido de la TV que amortiguaba los chasquidos de nuestros labios.

-Karla, Frank, podrían venir a ayudarme? Si lo hago sola acabaré muerta antes de terminarlo, como el abuelo de Karla- oh no, la pequeña Mary estaba comenzando a emplear mi humor oscuro y eso no estaba nada bien en los ojos de su tío.

Esperé algún regaño por parte del hombre que amaba pero solo obtuve una sonrisa burlona mientras rodaba sus ojos.

-eso es tu culpa- me señaló, comenzando a caminar hacia su sobrina mientras arreglaba sus cabellos desordenados a causa de mis tirones.

-oh vamos, como si no quisieras reír!- exclamé como niña pequeña. Llegué al lado de ambos Adler y comencé a ayudar a la pequeña con su complejo rompecabezas. Parecíamos una pequeña familia, y afortunadamente así lo sentíamos los tres. Eramos una pequeña familia que se había unido gracias a un auto.

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La segunda parte no quedó como yo lo esperaba pero aún así espero que te agrade karlastan2002

❝𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦❞  CHRIS EVANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora