Capítulo Único

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One shot

Una noche contigo, es lo que me dicen todas las mujeres a mi alrededor ¿porque? Pues porque sé lo que quiero y ellas saben lo que quieren de mí. El mejor sexo de sus vidas.
Mi nombre es Seiya y mi apellido, bueno, ese al escucharlo sabrás a que familia pertenezco. Kou, si así es, Kou. De las empresas Kou International. Soy el director de dicho emporio. Mi padre Taiki Kou fue un gran empresario, hizo lo que quiso en el negocio de los vehículos. Por eso, la marca Kou está en todos lados, autos de carrera, deportivos y hasta familiares. No voy a ser presumido, pero soy reconocido mundialmente, tengo un emporio en mis manos y eso se me hace sumamente poderoso. Solo tengo un pequeño problema. Una piedrita en el zapato como dicen coloquialmente. Su nombre Makoto Kino. ¿Quién es ella? Pues mi acérrima enemiga, mi contraparte en los negocios. No tengo el gusto de conocerla en persona, pero por lo que he visto es una mujer muy atractiva, alta, piernas largas, cabello castaño, hermosos ojos verdes y un porte que envidian muchas, bueno y no solo eso, es sumamente inteligente. Ella heredó, así como yo el negocio de su familia y la verdad es que ha sabido innovar sus líneas y eso hace que siempre vayamos uno arriba del otro en las listas de las mejores marcas de vehículos a nivel mundial. Nuestras marcas siempre compiten entre sí, por lo que es mi competencia más próxima. Siempre eh tratado de ser el mejor en todo y ésta no es la excepción, pero esta mujer a veces no me la pone fácil. Bueno, creo que ya va siendo hora de que conozca en persona a mi queridísima rival en los negocios, Makoto Kino.
Hoy asistiré a la premiación anual de innovadores automovilísticos. He sido nominado y también Makoto, creo que por fin nos conoceremos en persona. Casi nunca asiste a este tipo de eventos, dicen, que no le gustan las parafernalias y prefiere hasta cierto punto el anonimato. Pero bueno, no creo que siendo quien es, pueda mantenerse anónima. A mí, por el contrario, me encanta ser reconocido, pero, sobre todo, me encanta asistir a esos lugares porque puedo encontrar buenas candidatas para mis juegos ¿Qué juegos? Bueno, pues, juegos sexuales. Me encanta ver como las mujeres se derriten a mis pies. Como se les pone la piel chinita con tan solo mi mirada. Me excita hacerlas estremecer con un pequeño rose de mi piel. Amo verla correrse después de hacer lo que quiero con ellas. Me gusta el sexo rudo, me gusta tomarlas por la espalda y hacer que se sometan ante mis embestidas, me vuelve loco atarlas y sentir que soy su único dueño. Todo eso me encanta, me excita saber que soy el único que las posee de esta manera, que griten, que pidan más. Soy adicto a los juguetes también. Un dildo, un vibrador, joyas anales, pinzas para pezones... hummm... hablar de todo esto me está poniendo duro. En fin, antes de comenzar a jugar solo, mejor me visto, eso de jugar con uno mismo no me va, nunca me ha ido... mil veces prefiero dejarme ir hasta el fondo de una buena vagina.
-Señor, en media hora llega la limusina. –la voz detrás de la puerta me saca de mis pensamientos.
-Bien, gracias. – digo, mirándome al espejo mientras me coloco el moño.
-Señor ¿gusta que le ayude en algo? – se vuelve a escuchar mi asistente Rei con todo seductor.
-No, Rei muchas gracias, estoy bien. – Esa mujer no tiene límite. La acabo de follar por la mañana y ya quiere más de mí. Bueno, un hombre como yo tampoco tiene límites, pero, eso es todo lo que le daré por hoy.

Llego al evento y como siempre soy acosado por miles de fotógrafos y paparazis que buscan una buena foto y que responda a alguna de sus preguntas. No me apetece, prefiero entablar conversación con las bellezas que he visto desfilar por la alfombra roja. Sonrió y haciendo un ademán con la mano me despido de todos los periodistas que en encuentran en la entrada del gran recinto.
La noche pasó rápido, recibí mi premio y fui gratamente felicitado. Makoto no hizo acto de presencia, así que creo, ya es tiempo de hacerle una visita en su oficina y conocerla personalmente.
Son las 9:00 de la mañana y ya estoy tomando el desayuno. Le pido a mi asistente que me concrete una cita con la Señorita Kino. Y a las 10:00 me presento en las instalaciones de la empresa de la bella Makoto Kino.
-Buenos días. - digo mientras entro a su despacho. Es espacioso, ventanales altos con una vista preciosa, paredes blancas y muebles en color gris. Esta mujer tiene muy buen gusto.
-Buenos días. Pase Usted. - Hace un ademán con la mano para tomar asiento. Percibo que le sorprendió mi visita.
-Muchas gracias. - antes de tomar asiento le extiendo mi mano. - Mi nombre es Seiya Kou, aunque bueno, eso usted ya lo sabe. Le sorprenderá mi visita. – aseguro y ella asiente. En persona puedo ver que es hermosa, verdaderamente hermosa, su altura, su porte. Me encantaría tenerla en mi cama.
-¿A que debo su visita señor Kou? – pregunta
-Bueno, es que pensé que, aunque seamos rivales en los negocios no implica que no podamos tener una amistad. Créame que he conocido personas que son mejores amigos y aun así ser rivales en los negocios y no veo por qué nosotros tenemos que ser la excepción. - explico, pero parece que no la convenzo.
-Nunca nos habíamos visto y ahora ¿viene a mi oficina a pedirme que seamos amigos? Me parece algo ilógico.
- Así es... creo que podríamos incluso ir a comer y tener una tarde agradable, después de todo tenemos temas afines y me encantaría conocerla más a fondo. – Espero que no me lance la pluma que tiene en la mano y que aprieta hasta que sus nudillos se ponen blancos.
-Mire Señor Kou, no quiero ser grosera, le agradezco infinitamente la invitación, pero ahora me encuentro muy ocupada. – No quiere ceder.
- Bien, entonces, en otra ocasión será Señorita Kino. – me pongo de pie y le extiendo la mano. No la toma, solo me mira.
-Señor Kou ¿dígame que quiere en realidad de mí? No tengo tiempo de tonterías y le agradecería que fuera al grano. – su mirada me traspasa. Me encanta. Me excita. Pero lo que dice a continuación hace que enloquezca. –Sé de qué gustas... sé lo que buscas, pero déjame decirte que no obtendrás eso de mí, porque a mí me apetece lo mismo... - Estoy comenzando a sentir como mi entrepierna palpita con cada palabra. - no creo que podamos encontrar un punto intermedio, me gusta tener el control y que se rindan ante mis juegos, y sé de muy buena fuente que tú eres como yo, así que no veo porque estar perdiendo el tiempo, por favor no vuelvas, no tengo tiempo para tonterías... - me he quedado literalmente con la boca abierta, lo que acaba de decir no lo esperaba.
-Bien, pero creo que si lo intentamos podemos encontrar ese punto medio del que hablas, nunca sabrás si te gusta el otro lado si no lo pruebas... - vuelvo a mi asiento.
-No. Ya lo he probado y no me agrada, a mí me gusta dominar... me gusta como a ti el sexo duro, me gusta ser la que ate, la que lleve las riendas, me excita tener el control. – Estoy a punto de lanzarme contra ella y meterle el pene en la boca. Me mira. – Haremos una prueba para que veas que entre nosotros no hay puntos intermedios. - dice recargándose en el respaldo de su enorme sillón. – Me apetece tenerte de rodillas frente a mí en este momento. - suelta sin más.
Lo dudo por un segundo. Lo sé, a mí no me va esto, pero esta mujer tiene algo que no logro descifrar y tan solo escucharlo de su boca, mi cuerpo comienza a reaccionar por si solo... quiero tenerla, quiero sentirme dentro suyo, hundirme hasta el fondo y eso me está quemando.
Me pongo de pie, voy hacia su lado del escritorio y quedo ahí parado un segundo más, la miro, me mira. No estoy seguro de hacerlo, la deseo, eso lo tengo claro, pero la sumisión nunca ha sido lo mío. Sus penetrantes ojos verdes me examinan. – ¿No me deseas? – tengo que admitir que sí, pero no quiero rendirme, no puedo, esto es algo que no hago. Pero muero por penetrarla hasta venirme mil veces. - ¿y tú? - pregunto aun de pie.
-Posiblemente. – responde mientras abre sus piernas.
-Esto será muy complicado. – digo ya con mi respiración agitada.
-Lo sé. Pero... pienso... no sé... veamos quien se rinde ante quien.
- ¿Estas segura? Como dijiste a los dos nos gusta el sexo duro, nos gusta tener el control.
-Sí, lo sé. - Me mira y en sus ojos puedo ver deseo.
La tomo de la mano y la jalo hacia mí. La beso, me besa. Un beso apasionado de esos que dejan sin aire. Meto mi lengua con posesión y ella me abre su boca para dejarme entrar. La tomo por la cintura y la aprieto contra mí. Quiero que sienta mi erección. Ella me sujeta por el cuello y sube sus manos hasta mi nuca, me jala el cabello. Me excito, se excita lo puedo sentir. Su respiración ya es entre cortada. Mis manos comienzan a bajar por sus largas piernas y subo su falda, pero me detiene contra mi deseo y se separa de mí. La miro con una expresión cargada de deseo y ella solo se vuelve a sentar en el sillón. – ¿Me quieres? ¿Me deseas? - pregunta. Yo solo asiento, me siento descontrolado, no sé qué es lo que tiene, si apenas la he besado y ya estoy duro. Quiero follarla hasta que grite que pare, pero ella parece haber bajado su lívido en cuestión de segundos y eso me está descontrolando. –Harás lo que yo te diga si es que quieres sentirte dentro mío. - dice mientras se levanta un poco, sube su falda y baja sus bragas. La saca por sus piernas y me las entrega. – Toma, esto es un recuerdo. Llévalo a casa y date placer mientras piensas en mí, y cuando estés seguro de que quieres rendirte ante mí, ven y continuaremos con esto. – dice y camina hacia la puerta y la abre. – Hasta pronto señor Kou.
Me he quedado duro ¿y ella solo dice eso?. Estoy ahí parado con las bragas de Makoto en las manos y ella parada a la puerta de su despacho. Estoy entrando en cólera. Todas las mujeres han sucumbido a mis deseos. siempre soy yo el que ordena, el que exige, el que tiene el control, pero ella, ella me la está poniendo muy difícil. Con mi dignidad al máximo, me dirijo hasta donde se encuentra. Me paro frente a ella y le entrego sus bragas mientras le doy un beso en la mejilla.
-Toma cariño. No me gusta satisfacerme solo, para eso tengo quien lo haga. Agradezco que me recibieras en tu oficina. La invitación aún está en pie, así que, si gustas, sabes dónde encontrarme. - salgo de la oficina con toda la galanura que me caracteriza y bajo por el ascensor. En ese momento mi teléfono vibra. Lo miro y no reconozco el número que ahí parece. Contesto.
-Seiya Kou diga.
-Me dolió que no aceptaras mi regalo. - oigo al otro lado de la línea. Es Makoto con tono de indignación fingido.
-Como te dije, masturbarme no me gusta y por el contrario tengo quien lo haga por mí. – socarrón contesto.
-Bien. Entonces, te espero a las diez de la noche en la dirección que te voy a mandar. No faltes. – cuelga.
Está jugando conmigo, pero no sabe que el mejor jugador aquí soy yo. Salgo del elevador y me dirijo hacia el estacionamiento, subo a mi auto y vuelvo a mi casa.

Una noche ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora