Una chispa inquebrantable

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24 de septiembre de 2015

Ha pasado más de un mes desde que el chico silencioso y yo nos conocimos. He descubierto que él realmente no habla mucho con nadie, a menos de que se trate de Jennifer, nuestra amiga en común.

Ella siempre es la excepción.

Imagino qué es por la confianza que le tiene a pesar de haberla conocido con solo una semana de anterioridad.
Lo entiendo a la perfección y estoy bien con ello, Jennifer inspira una confianza apacible desde el minuto uno, de hecho me siento muy contenta, nos volvimos realmente cercanas ya que pasamos más tiempo juntas ahora que compartimos todas nuestras clases.
Ambas somos lo suficiente introvertidas como para intentar hacer nuevas amistades con el resto del grupo, sin contar que nuestros pocos ánimos por socializar se esfuman la mayoría del tiempo porque nuestros compañeros se cargan un aire de superioridad insoportable.
Como estamos juntas, nos apoyamos la una en la otra y no dependemos de nadie.

No sé que sería de mi sin ella, en tan poco tiempo se convirtió en mi amiga de verdad.

Jennifer es una chispa inquebrantable, de los tres es quién más energía tiene, quizá tenga que ver el estilo de vida saludable que le imponen sus padres.
Me parece realmente adorable la manera en la que a escondidas de ellos compra chucherías para tenerlas de reserva y comerlas cuando nadie la esté observando, a veces le apena que cualquiera vea la cantidad de alimentos que compra, por lo que yo la acompaño en todo momento y la cubro de ser necesario.
Es algo simple pero se siente como resguardar un secreto altamente confidencial.
Ser su cómplice es una de las mejores cosas que he experimentado.

Jennifer y yo tuvimos una química preciosa desde el principio, mi corazón me dijo que podía confiarle todo sin restricciones y le obedecí como siempre, aún sin conocerla del todo, porque mi instinto nunca se equivoca.

Una tarde, cuando ambas estábamos en nuestra clase de dibujo artístico y el chico silencioso no había dado señales de vida en todo el día, tomé una respiración profunda y me dejé llevar.
Se lo conté absolutamente todo, la manera en la que arruiné lo más importante en mi vida hasta ese momento, incluyendo mi relación con el chico perfecto y la poca confianza que tenían mis padres en mí.
Ella lo entendió todo a la perfección puesto que de alguna manera estaba pasando por lo mismo, supongo que ahí fue cuando reforzamos nuestro vínculo y desde ese entonces recibí su apoyo incondicional, de la misma manera en la que yo le dí el mío.

Juro por Dios que nunca había tenido una amiga como ella, era mi cómplice en todo momento, nunca me juzgó ni una sola vez a pesar de que habían razones de sobra para hacerlo.

Nos teníamos la una a la otra y eso era más que suficiente.

Por último, le confesé mis sentimientos por el chico silencioso. Ella fingió sorpresa, y sin un solo rastro de burla admitió entre risas que lo sospechaba puesto que mis actitudes eran más que obvias cuando él estaba presente, sin contar que yo nunca he destacado por ser discreta manteniendo ocultos mis sentimientos.
Aún así no me delató con nadie, a cambio, como alguna especie de agradecimiento por confiarle mis secretos ella me presento al chico que la traía loca en ese momento y se dejó llevar como yo lo hice, confío en mí y no volvió a reprimirse en mi presencia, dejando salir a su verdadera yo, incluyendo sus virtudes y defectos.

Jennifer era más tímida que yo para hablar directamente con él chico que le gustaba así que solíamos planear "encuentros casuales" entre clases solo para saludarle.
De igual manera, por su iniciativa fue que comenzamos a planear cómo acercarme al chico silencioso sin morir en el intento.

Sabíamos los riesgos que cualquier movimiento en falso podría provocar puesto que yo no era la única chica que se había sentido atraída por él en nuestro curso.
Hubieron un par de personas antes de mí, algunas más intrépidas que otras, afortunadamente para mí no todas tuvieron buena suerte. En el caso más extremo, él huía de una chica en particular, le tenía cierto repele y aún sabiendo que yo podría serle igual de "desagradable" que ella, me arriesgué y nada me importó, ni siquiera el temor al rechazo me detuvo, porque incluso si no se daba una relación amorosa, realmente quería conocerle a profundidad, tenía un interés genuino por llegar a ser su amiga.

Ídeamos millones de planes, compartimos un sin fin de secretos.
Éramos cómplices. Sin lugar a dudas Jennifer es la mejor amiga que he tenido.

25 de septiembre del 2015

Era viernes, solo teníamos dos clases en todo el día, a decir verdad, los viernes no eran mis días preferidos. Conocía la rutina del chico silencioso y eran los días que menos le veía. Él no era como Jennifer, mucho menos como yo, él solía divertirse en exceso con sus amigos del curso pasado, a ninguna de las dos nos gustaba cómo se comportaba cuando ellos estaban presentes, tampoco nos agradaban sus conductas autodestructivas, en parte porque nunca habíamos tenido la libertad de experimentarlas sin remordimientos, nuestros padres eran severamente estrictos que temíamos siquiera intentarlo.
De igual manera no éramos nadie para recriminar sus hábitos así que solo nos limitábamos a ser buenas amigas, desearle un gran día y verle partir.

Esa tarde en particular, sin saber por qué, él decidió pasar de su rutina y amigos para asistir a ambas clases, yo estaba más que extasiada porque eso significaba que podría verle más tiempo antes de empezar a contar los minutos que había que esperar para a verle de nuevo al inicio de la próxima semana. Cuando entramos al aula, nos adueñamos de un pequeño rincón al fondo del salón, cerca de la puerta.
La profesora estaba explicando sabrá Dios cuál lección del temario y empezamos a anotar por inercia. Llegó un punto en el que perdimos el interés por los ejercicios del pizarrón y la clase en general, los tres estábamos tan aburridos que comenzamos a charlar, era la primera vez que interactuabamos más allá del "¿qué clase toca?" o el "¿hiciste la tarea?", estaba tan emocionada.
¡Por fin entablabamos una conversación fuera del ámbito escolar!
Fué así como descubrí un rasgo más del chico silencioso, él tenía un humor muy simple, sus chistes eran tan malos que daban risa y de un momento a otro, sin darnos cuenta, sucedió.
Entre marcas de cuadernos, risas fortuitas y nombres en carpetas, formamos nuestro primer recuerdo memorable, los tres juntos.

26 de septiembre de 2015

No habían pasado más que un par de horas desde que había llegado a casa después de finalizar la jornada escolar, después de cenar estaba lista para perder mi tiempo hasta tarde en internet, aprovechando el fin de semana y que no había que despertar temprano al día siguiente, estaba navegando con normalidad hasta que una notificación apareció en mi bandeja de entrada:

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Jennifer te ha etiquetado a ti y a otra persona en la siguiente publicación:

"Yo compro cuadernos con la marca bien escrita".

A tí y a tres personas mas les gusta está publicación.
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Ella era realmente increíble, mató dos pájaros de un tiro. Me dió acceso al perfil del chico silencioso y logró inmortalizar con verdadero cariño nuestro primer recuerdo de los tres juntos.

El primero de tantos.

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⏰ Última actualización: May 19, 2021 ⏰

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