La Verdad No Contada

Capítulo Veinticuatro

Nota de la Autora: --Menciones de azotes. Um, ¿desnudamiento forzado? Es difícil de explicar pero es consensuado --También, ¿están listos para que esta historia termine? Porque yo no lo estoy. ¡Ya estoy trabajando en una secuela!

La semana anterior al sábado los adultos la pasaron estresados mientras intentaban idear un plan para encontrar a Peter. También hubo mucha unión familiar, ya que le contaron a Harry, Charlie y Ariel sobre la manada de Merodeadores. Cuando el sábado llegó, hizo que Harry se sintiera apagado, a las diez en punto llamaron a la puerta y James respondió revelando a Travis con Milo.

—Travis, Milo, pasen —dijo James.

—Gracias. Milo insistió en venir aunque le dije que sólo estaría fuera unas horas.

—Bueno, nos conocimos en un día raro. Quería volver a presentarme —Milo estaba mucho más seguro de sí mismo y abierto mientras entraba en la habitación mirando a su alrededor.

—Bueno, es un placer conocerte de nuevo Milo —dijo James cerrando la puerta detrás de Travis—. Harry y sus parejas no han salido de su habitación todavía, pero iba a ir a asegurarme de que están despiertos —Travis y Milo compartieron una mirada sonriente.

—Están despiertos. Yo no aconsejaría entrar ahí —dijo Travis.

—¿A qué te re... no importa no contestes a eso por favor —dijo James haciendo una mueca al darse cuenta, miró la puerta pero se apartó de ella—. Me disculpo por eso entonces.

—Oh, no es necesario. Los omegas son irresistibles por la mañana; se necesita mucha fuerza de voluntad para no abalanzarse sobre una pareja omega dormida. En el sueño desprenden un olor que embriaga a sus alfas —le dijo Travis a James—. De todos modos, parece que están a punto de acabar.

—¿Por qué las casas de la manada están tan juntas si su oído es tan bueno?

—Hechizos de cancelación de sonido en la madera con la que construimos nuestras cabañas. No oímos a nadie aunque tu hijo es bastante...

—Por favor no. No necesito saber.

—Cierto. Disculpa —sólo esperaron veinte minutos antes de que la puerta se abriera y Sirius, Remus y Harry salieron recién bañados.

—Buenos días, Alfa Travis —dijo Harry respectivamente.

—Buenos días —dijo Remus placenteramente—. Perdonen la tardanza, Harry nunca quiere dejar la cama.

—Estoy bastante seguro de que Sirius fue el que se quejó e hizo pucheros esta vez —dijo Harry.

—Perdona. Yo no soy el que soltó feromonas sexuales a propósito mientras se vestía.

—¿Hice eso? —Preguntó Harry con inocencia fingida—. Que manipulativo de mi parte.

—Qué dices —murmuró Remus mientras miraba a Harry que inocentemente pelaba un plátano.

—Ustedes dos no tienen permitido darse ideas —dijo Travis mirando a Milo y a Harry con severidad, los dos omegas se limitaron a mirarse sonriendo.

—¿Y qué te hace pensar que puedes detenernos? —Desafió Milo.

—Un cinturón, quizás —dijo Travis mirando a su omega.

—¿Promesa? ¿Puedo tener eso por escrito? "Usaré un cinturón si Milo habla con Harry" —dijo Milo sonriendo inocentemente haciendo que Travis sacudiera la cabeza con cariño.

—He venido a discutir algunas reglas de la manada que tenemos. Como Omega, Harry debe permanecer en su forma de lobo en presencia de otros alfas hasta que ustedes le den permiso como sus alfas.