Capítulo I. Un error

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Capítulo I. Un error
—¿qué demonios está ocurriendo aquí? —preguntó un chico castaño a uno que estaba recostado en la cama, con otro hombre. No entendía nada, o más bien, sí entendía. Su pareja lo estaba engañando. ¿Desde cuándo? He ahí el detalle. El otro chico ni siquiera se inmutó y siguió con lo suyo.
—hey, no me ignores, maldita sea—se acercó con furia a la cama y jaló con fuerza a aquel que pronto sería su expareja. Lo sacó de la cama, solo dejando que se cubriera con una sabana.
—¿qué es lo que quieres? Ya me descubriste. Ya te enteraste de que te engañé. ¿Qué más quieres ver? Date cuenta de que ya no te amo. Me aburría tanto estar contigo. Créeme que él es mucho mejor que tú para complacerme—señaló a aquel chico azabache que estaba recostado aún en la cama.
—¿en serio? Wow, ¿cómo no me di cuenta antes de la clase de basura que traje a mi casa? Bien, eres libre de largarte a donde sea que te dé la gana. Tú ya no me interesas en absoluto. Espero que te vaya muy bien con tu amante—dicho esto, lo soltó y esperó a que se vistiera para que después comenzara a sacar sus pertenencias. Su ex lo miró incrédulo, pero ya no importaba, ahora era libre para estar con quien quisiera. Sacó todas sus pertenencias y después salió tomado de la mano del azabache. Sus miradas se encontraron al final, pero no pronunciaron una sola palabra. Simplemente uno se fue y el otro se encerró en su habitación. Se acostó en la cama en la que anteriormente estaba su ex con su asqueroso amante. ¿Cómo había sido posible que le haya hecho algo así? ¿Por qué lo había utilizado de esa manera tan cruel? ¿Es que acaso jamás lo amó? Se dejó llevar completamente por su amor al peli azul, que ignoraba completamente cuando las personas le decían que él no era bueno para él, pero jamás quiso escuchar. ¿Será que las personas jamás cambian?
***
Tres meses después…
Habían pasado tres meses ya desde que Yokozawa Takafumi se había marchado de la casa en la que vivía al lado de su expareja, Kirishima Zen. Las cosas parecían ir de mal en peor para ese hermoso castaño, de mirada amielada. Su salud había decaído considerablemente, no salía, no convivía con nadie, no comía, no dormía. No salía de su habitación ni siquiera para que le diera el sol. Era como si se estuviera dejando morir lentamente. Ya no tenía sentido seguir viviendo si nadie lo amaría como él esperaba que lo amaran. Su corazón aún dolía demasiado al recordar todos los bellos momentos que había pasado junto al peli azul. Aún no lograba entender qué era lo que había cambiado. ¿Qué estaba mal con él?  ¿Qué tenía ese azabache que no tuviera él? Tal vez esas preguntas jamás serían respondidas. Lo que tenía muy claro era algo importante: olvidaría a su antiguo amor. Empezaría desde cero y trataría de ser feliz nuevamente. Pero ¿sería capaz de conseguirlo? En eso, escuchó que el timbre de su casa sonaba. Alguien habrá ido a visitarlo. Se arregló un poco y salió a ver de quién se trataba. Se llevó una sorpresa al ver del otro lado a su gran amigo, Ijuuin Kyo. Ambos trabajaban en la misma editorial, de hecho, Kirishima era su editor. Se dieron un abrazo cariñoso y después entraron a la casa.
—¿cómo estás ahora? ¿Te sientes mejor después de aquello? —le preguntó el azabache. Estaba verdaderamente muy preocupado por su amigo. Hace meses que no se alimentaba como se debía ni dormía. Era prácticamente un muerto en vida. Se mostraba desarreglado, despeinado y sin bañarse quién sabe por cuántos días. Le dolía tanto verlo en esa situación. Quería hacer algo para ayudarlo. Pero ¿qué podía hacer él? Tal vez, no sería buena idea hacer eso, pero no encontraba otra manera de expresar sus sentimientos. Se acercó lentamente hasta donde estaba su amigo y lo besó de manera muy delicada. Sólo fue un simple roce de labios, aunque para Kyo significaba algo más. Kirishima se quedó congelado ante la acción de su amigo. ¿Qué había pasado?
—¿p-por qué…?
—no, no tienes que decir nada. Sé que yo para ti soy un simple amigo, además, aún estás muy sensible por lo que pasó con tu ex. No tienes porque corresponder mis sentimientos—habló el azabache. En esos momentos no importaban sus sentimientos, tenía que permanecer al lado de su amigo y apoyarlo.
—¿qué es exactamente lo que sientes por mí? —preguntó el castaño. Su amigo se puso nervioso y desvió la mirada—. Dime la verdad, por favor. ¿Qué es lo que sientes por mí?
—pues… es difícil de explicar, ¿sabes? Desde hace tantos años que he querido decírtelo. Siempre que te miro quiero correr a tus brazos, quiero que me mires con ojos de amor, que me tomes en cuenta, que me abraces. Desde hace tantos años que he estado enamorado de ti. Siento que mi corazón se va a salir de mi pecho de tan rápido que va. No encuentro las palabras correctas para expresarme, pero es así como me siento. Entiendo que es algo difícil para ti y que tal vez después de esto dejemos de ser amigos, pero es algo que ya no puedo seguir callando. Tenía que expresarte cómo es que realmente me siento—expresó el azabache. Desde siempre había estado enamorado de su mejor amigo, pero sabía que este salía con aquel sujeto que ahora lo había engañado. Tal vez esta sería su oportunidad. ¿Sería posible que ambos pudieran darse una oportunidad para ser felices? Eso era algo que sólo el tiempo decidiría.

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