Estoy enojada. Furiosa. Veo en Instagram un post informando sobre un nuevo método anticonceptivo: anillo vaginal (o algo así). Pienso en cuanto llevo sin tomar anticonceptivos... ya casi un año.
Pienso en el miedo que tenia cuando le conté a mi ginecóloga que había dejado las pastillas, que no quería volver a tomar (estaba asustada, pero mucho menos que cuando se lo dije a mi mamá). Hasta había armado un discurso en mi cabeza: "quiero dejar de llenarme el cuerpo de hormonas, es mío y es mi decisión, y también es una posición política bla bla bla".
También pienso en lo agradecida que estaba por cómo ella se lo tomó y lo bien que me trató. Cuando te acostumbras a que todo lo qué haces sea cuestionado, te sorprendes cuando del otro lado te responden con respeto.
Me enoja muchísimo que siempre recaiga en nosotras esa responsabilidad de cuidarse. Me enoja la relevancia que se le da al sexo y valor simbólico que tiene el no usar preservativo, lo que retroalimenta el "deber de tomar pastillas" en quienes menstruamos y gestamos.
Estoy harta de que nos juzguen por cualquier cosa. También de tener que meterle hormonas a mi cuerpo. Siete años tome anticonceptivos. Me agoté de sufrir síntomas secundarios, náuseas, retención de líquido. Me harte de no vivir mi periodo de forma natural.
En un viaje, amiga me dijo "la palabra indisponerse tiene que ver con negar... con mal-predisponerse o no predisponerse. La menstruación no debería ser nada de eso". Desde entonces no hablo de indisponerme, hablo de menstruar. Así, con todas las letras.
Desde que dejé las pastillas empecé a ver mi menstruación de otro modo. Ya no era algo incomodo que tenia que pasarse rapido. Los ciclos se volvieron un tiempo para descargar literalmente todo lo que no quiero para mi, todo lo que me hace mal, a mi ser, a mi cuerpo, a esta toda holística que soy.
Empecé a ser más consciente de mi y del entorno. Empecé a prestar atención a mis emociones días previos y pos menstruar, a notar como coincidía mi ciclo con la luna, por ejemplo. En luna llena ovulo hasta el punto más fértil. Después, al entrar en cuarto menguante, el óvulo se desarma de a poquito.
Hoy estoy en esos días. Me duele el útero. Me tiro en la cama y no hago nada. Me dejo ser. Me dejo estar, doler y sanar.Cuando estaba en primer año de la facultad una docente nos dijo "quienes menstruamos y gestamos tenemos la posibilidad de cambiar y reinventarnos todos los meses, de transformarnos en cada período". Admito que en ese momento no entendía a qué se refería. Hoy reconozco todo el telón de fondo feminista que envuelve la frase.
Lido Pimienta, en su tema "Nada" dice:
"El dolor lo llevo dentro
El dolor lo tengo presente
Soy mujer de sangre, en luna
De tierra, sal y duna
Sin pena, sin duda
El dolor lo llevo dentro"El dolor, la molestia, el sangrar cada mes, nos representa y nos atraviesa, lo llevamos dentro. Nos recuerda lo más natural y lo más propio a quienes menstruamos. Es pie de reflexión, de liberación y lucha. Nos recuerda cuán fuertes y frágiles somos. Nos invita a reconocer cómo cambiamos, cómo nos transformamos.
Elijo vivir los ciclos más consciente de ello, con amor y dolor, con la esperanza de que el menstruar y otras tantas cuestiones "femeninas" dejen de ser un peso, y empiecen a ser parte de nuestra liberación.