✒Las Serafini son la cosa más rara del mundo. Algunos los llaman amplificadores por su extenso poder mágico.
Suelen venderlos y tienen gran valor, su cabello, su sangre y sus huesos son lo que más vale.
Hubo una rebelión, todos los Serafini capturad...
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Jesper se quejaba del trabajo que tenía. Discutían del trabajo que necesitaban hacer para raptar a Alina Starkov. Aunque no estaba muy de acuerdo con secuestrar a alguien por experiencias personales, no iba a dejar a Kaz solo con Jesper.
—Y ser silencioso tampoco es de Hwaxin—comento Jesper.
—Te estoy escuchando— le recordó la albina.
—Solo digo, que sería una mala idea dejar a Inej aquí—comento.
—¿Planeas dejar a Inej aquí?—le preguntó Hwaxin a Kaz tratando de no alterarse. Era lo último que quería hacer.
—No—Jasper iba a tomar del brazo a Kaz pero Hwaxin con su brazo lo detuvo.
—¿Estamos en el territorio de Pekka?—pregunto Jesper.
—Si voy con Helena a pagarle el total, sabrá que necesito a Inej y me pedirá algo que no podré pagar—le respondió Kaz. Hwaxin sabía que tenía sentido.
Ese fue el error de su primer dueño. Subir el precio de su cuerpo a Pekka Rollins, esa fue la razón por la que lo asesinaron.
—Que malvada, ¿como lo sabes?—pregunto. A decir verdad también la Serafini quería saber.
—Es algo que yo haria—
—Tiene sentido para mi—comento Hwaxin sonriendole a los dos.
—Además, Inej se niega a matar, ¿confiaría en ella si es de vida o muerte?—dijo viendo al frente.
—Eh confiado hasta ahora y sigo con vida, es un si— le respondió. —¿Me diras porque estamos en un club rival?—le pregunto apuntando al club.
—Vine a hablar con un antiguo socio de negocios—respondió.
—Es claro que los porteros van a reconocerte—le dijo Hwaxin a Kaz.
—Está es la razón de que estén aquí— dijo. —Asegurence de que no pase—
Kaz se fue dejando al par atrás.
—Ser el señuelo apuesto tampoco es un trabajo de Jesper—se quejo.
—Bueno, hay que dar lo mejor—animo Hwaxin.
Hubo un espectáculo de disparos algo llamativo, pero el objetivo se cumplió; Kaz entró sin problemas. Ahí su trabajo terminaba, ahora sólo necesitaban esperarlo para cuando saliera.
Hwaxin se la paso la mayor parte del tiempo con los ojos cerrados, reconocía el lugar y no le gustaba. Solo estaba ahí por Kaz, así que podía soportarlo.
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