XIII

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La fiesta es en el local de un amigo de Mike, el cual nos hace pasar a la zona VIP. Allí nos encontramos con otros de sus amigos, a unos cuantos los conozco de vista y a otros simplemente nunca los había conocido. Mi acompañante me hace sentar en los sillones junto a ellos y sale a por unas bebidas para ambos, un chico me saluda y yo hago lo mismo.

Las personas, la fiesta y todo lo relacionado a este lugar se ve que está forrado de dinero, las personas que están en este lugar son de buena posición económica, si no, no tendrían el lujo de estar aquí relajados bebiendo sin remediar en el mañana, como son la mayoría de los amigos de Mike.

El chico a mi lado trata de sacar conversación conmigo, cosa que no evito, pero tampoco aliento. Me pregunta mi nombre, si Mike es mi novio y qué edad tengo. Todo lo que le digo, es falso, menos que Mike y yo no tenemos nada. Me cuenta que se llama Luis, tiene 27 años y que no tiene novia, cosas que no pregunté ni me interesaban. Le asiento, como si me interesara la conversación, tomo mi celular y comienzo a jugar un juego de puzzles, siempre me han encantado y lo mejor de todo, es que puedo jugarlo sin internet.

Mike regresa escasos minutos después con 4 bebidas en la mano, me hace tomarme una de ellas de un solo trago, el hace lo mismo y las otras dos, una para cada uno, para tomarlas a la velocidad que queramos. Yo opto por tomarla despacio, no pienso embriagarme acabando de llegar. Noto una mano en mi muslo, lo roza mientras que despacio va subiéndolo por el y todo mi cuerpo queda como un completo maniquí ante tal acción. El chico está casi totalmente ebrio, cosa que esta situación me lleva a una situación años atrás, lo que me descoloca por completo.

Sin embargo, no me dejo congelar mucho tiempo como sucedió alguna vez en el pasado, porque tomo su mano, la aprieto con todas mis fuerzas, el chico suelta un quejido, noto que va a golpear mi mano así que con la otra lo tomo por los testículos y aprieto nuevamente, esta vez dejándolo completamente sin aire. Me acerco a él y le susurro en el oído:

—Vuélveme a poner una de tus manos encima y verás como te la corto. Y no estoy jugando. —le digo al oído en un susurro peligroso, con una ameniza bien clara y se aleja completamente de mi cuerpo cuando lo suelto.

—Me las pagarás—me dice enojado.

—no le debo a nadie, querido —digo mirando mis unas desinteresada y me levanto, yendo hacia la barra a por otro trago.

Camino esquivando las personas, me tomo la copa que está en mis manos y la deposito en la barra.

—Una Margarita por favor—le pido.

La prepara y segundos después, está en mis manos, le agradezco y camino hacia las mesas que se encuentra Mike, sus amigos y el manos largas cuando mi cuerpo impacta con otro, este musculoso y mucho más alto que yo, derramando mi margarita en el centro de su pantalón y en su suéter. Fijo mi vista hacia arriba y me sorprendo al reconocer a aquella persona, es nada más y nada menos que Alek.

—Hey, hola —saludo con simpatía.

Me observa confundido, pidiéndome disculpas por haber impactado conmigo, le aseguro que no pasa nada ya que no ha sido algo premeditado. Le noto nervioso, agitado y no deja de voltear el rostro a otro lugar que no sea el mío.

—Disculpa, ¿te pido otra?—me pregunta, suena tímido y asustado y sé por su voz que solo intenta ser cortes pero le niego.

—no gracias. Puedo buscar otra— digo y automáticamente desaparece del lugar ignorándome, caminando hacia no se donde.

Me pareció raro e intenso, en ninguna ocasión se había notado ante mi tan nervioso como ahora. Tampoco había pasado de mí de tal manera. Es como si de alguna forma me temiera y no quisiera que yo le reconociera.

Desecho todos mis pensamientos acerca de Alek y su extraño comportamiento y me encamino hasta la barra para pedir otra margarita, cuando siento como alguien respira en mi cuello y una mano se posa en mi cintura desde atrás. Yo me sobresalto y cuando voy a darle un codazo se aparta.

—hey, disculpa.—Alek aparece nuevamente frente a mi, pero esta vez, no se hace el desconocido.

—descuida.

Me siento confundida y un poco mareada, lo cual me lleva a preguntarme si será drogada que estoy, cosa que dudo rotundamente ya que aún me encuentro en mis sentidos.

Decido dejarlo estar y pido al chico de la barra una botella de agua, mientras espero a que llegue reviso mi celular, no tengo mensajes de la cuidadora de Heil, lo que me hace suponer que todo marcha bien, pero igual le dejo un mensaje preguntándole qué tal va todo.

Su respuesta no se hace esperar ya que me responde al instante comentándome que Heil y ella acababan de comer algo más y le había puesto las caricaturas un rato para luego llevarla a dormir. Le agradezco informarme y guardo el celular.

—¿estás ignorándome?—me pregunta Alek con voz pesada muy cerca de mi odio.

—¿no crees que es lo que mereces luego de hacerte el tonto conmigo?

—¿Qué?—formula confundido.

—Eso mismo.—tomo mi copa y me alejo de allí.

¡Qué idiota! A parte de hacerse el que no me conoce, ahora se hace el tonto.

Mike se acerca a mi al verme llegar y me hace sentar con el, al lado de su amigo él manos largas, a quien le doy una mirada de muerte, que lo hace regresarme otra en su lugar. Cosa que no me importa.

Me tomo la bebida que tengo en las manos pero luego recuerdo que yo había pedido una botella de agua, no otra bebía. Luego noto a Alek en la barra mostrándome la botella, dándome a entender que me he tomado su trago.

La música está súper fuerte, las personas aquí están casi ebrias y cuando a alguien se le ocurre jugar a verdad o shot y se que todo se va a descontrolar.

A mi izquierda veo cómo Alek sube hacia el lugar que estamos y se dirige a uno de los sillones apartados de estos, está con 4 hombres más y una mujer, quien no le aparta la vista de encima. Él mira hacia donde estoy y me guiña un ojo.

La chica a su lado me mira y aparta la vista de mala forma.

Ay, cosita.

—¿Esa no es Miranda?—pregunta Mike mirando y señalándole a una chica que ni siquiera recuerdo.

Le bajo la mano para que no señale y muevo su cara hacia cualquier otro lugar que no sea hasta donde está.

—hey, chicos. ¿No van a jugar?—se acerca uno de los amigos de Mike a nosotros y le digo que si, acercándome un poco más al grupo para poder escuchar sus preguntas.

El amigo de un amigo (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora