Me siento como una estúpida.
Hace una hora que eché a Alek de mi casa. Una hora en la que no he dejado de llorar.
No es que tuviera enamorada de él, pero si me gusta y lamento mucho el haberme hecho ilusiones con él cuando nunca lo debí, pero el daño hecho está. Nunca en mi vida me había sentido tan humillada, tan poco yo. Son pasadas las tres de la mañana y no puedo dormir, enciendo el televisor en voz baja y miro una serie hasta quedarme dormida.
•••
Hacen tres semanas de que Alek fue a mi apartamento, tres semanas que no lo he visto ni me he comunicado con el, nada. Es como si hubiéramos desaparecido el uno del otro, pero es mejor así.
Todos estos días he estado preguntándome en qué deparará mi trabajo con el y, de ser finalizado ¿qué haré para seguir ganándome la vida?, ya que mi antiguo empleo fue estúpidamente enviado al caño al creer que esto era seguro. Aunque bien, ha seguido llegando mi cheque de pago, continuo buscando empleo.
Me paseo por la sala de mi departamento pensando en todo y a la vez en nada, cuando escucho que tocan levemente la puerta de la entrada y me sorprendo. Deben ser más de las 1 de la madrugada y no espero a nadie.
Por un momento creo que el sonido de la puerta ha sido producto de mi imaginación ya que no vuelve a sonar, pero luego una voz me hace reconocer quien se encuentra ahí detrás.
— Merlin, por favor abre la puerta.— se escucha la voz varonil de Alek y me debato internamente entre abrir o no. —por favor, ayúdame.
Su voz suena inestable, como si tuviera la lengua amarrada con algo. Mi corazón late tan de prisa que creo que podría salirse de mi caja torácica en cualquier momento.
Me acerco a la puerta sin intenciones de abrir aunque justo ahora es lo único que quiero. Escucho la puerta otra vez.
—Merlin por favor...
Su voz suena estrangulada, como si no pudiese decir una palabra más y solo eso basta para que abra la puerta en segundos, para que en ese instante, mi corazón y estomago den un vuelco y caigan como una roca.
La camisa blanca de Alek se encuentra empapada en sangre. Su labio inferior se encuentra roto y tiene alguna que otras magulladuras por todo el rostro. Me siento casi incapaz de verle la cara.
La bilis sube por mi garganta cuando veo que su ojo se sigue hinchando aún más y lo hago pasar rápidamente a mi casa. Me muevo rápido por la estancia en busca de mi botiquín de primeros auxilios. No es un botiquín muy elaborado, pero si con un poco de todo lo necesario.
Paso por la cocina a por una botella de agua y se la pongo entre sus manos para que de un par de sorbos. Huele a alcohol y sangre, ese horrible olor a oxido de que invaden las fosas nasales y causan náuseas al sentirlo tan fuerte.
Lo guio hasta el baño, sentándolo sobre la tapa del retrete y me ubico entre sus piernas para ayudarle con sus heridas. Con su ayuda saco la camisa fuera de su cuerpo, deteniéndome su observar los moretones que se encuentran esparcidos por todo su pecho y abdomen formando círculos púrpura y rosa por estos.
Una mueca triste se encuentra plasmada en mi rostro.
Le paso un poco de algodón y desinfectante para desinfectar sus heridas. Se queja un poco en el proceso, sin embargo, no dice ninguna palabra. Con sus intensos ojos grises mira fijamente cada uno de mis movimientos y, sintiéndome completamente nerviosa por su presencia, y observación, intento concentrarme en mi trabajo impuesto.
Quisiera preguntarle qué ha pasado, quién o quienes le hicieron esto o por qué llegó a mi departamento y no a un centro hospitalario pero me reservo todas aquellas preguntas para cuando se encuentre apto para responder.
—lo siento mucho—dice de la nada y es la primera palabra que ha dicho desde que le he hecho pasar hasta aquí. Yo, sin embargo, no me atrevo a decir nada.
—Merlin por favor perdóname— su voz se escucha como un ruego pero yo aún sigo concentrada en mi labor.
Siento mi mano temblar y la persona que se encuentra frente a mi, cada vez más tensa.
Alek toma mi mano cuando termino de repasar el algodón por su ceja y me obligo a mirarlo a los ojos. Aquellos ojos que son capaces de desnudarme con solo posarse en mi.
—¿Que es lo que quieres que te perdone Alek? —le pregunto con la respiración pausada, intentando controlar aquella ansiedad que me consume.
—perdóname por lo que te he hecho, perdóname por mentirte—dice— perdóname por nunca decirte la verdad. Dice con sus ojos ahogados en lágrimas.
Aquella imagen de el me descompone, nunca espere ver a aquella persona tan cerrada en estas condiciones pero no entiendo nada de qué me habla o del por qué pide mi perdón.
— ¿Qué me hiciste? ¿Qué debo perdonarte Alek? ¿En qué me has mentido? —pregunto guiándome por la secuencia de sus súplicas.
Mi corazón late de prisa y la ansiedad que estoy sintiendo en estos momentos no se puede comparar con absolutamente nada que haya sentido nunca.
—No puedo decirte Merlin, no puedo. —dice cabizbajo, con ojos aguados— nunca me perdonarías.
Me abraza y yo me reservo todas aquellas preguntas que se encuentran atascadas en mi garganta. Le escucho soltar un sollozo y mi corazón se estruja a tal punto que mis lágrimas caen como cascadas por mi rostro.
Me abraza y hundiendo su cara en mi cuello y aunque sus palabras me hacen querer despegarle de mi cuerpo, le permito sostenerme. Nunca creí poder llegar a ver a Alek de esta forma, siempre da a notarse como un hombre fuerte, seco y poco sentimental. No paro de preguntarme qué habrá pasado para que esté de esta forma ahora mismo conmigo.
Sin embargo, no le pregunto nada. Tengo muchas dudas, pero este no es el momento. No cuando ni siquiera parece poder continuar decir lo que tanto le atormenta, así que me permito abrazarle y susurrar palabras confortadoras para tranquilizarle.
Sea lo que sea que haya pasado, no debería ser tanto para tenerle de esta forma, tendido ahí, aclamando por mi perdón. aquello que no sé, qué es lo que le debería de perdonar. Le echo la culpa a el alto grado de alcohol en su sangre, quizás el estar pasado de copas le ha puesto sentimental y ha creado cosas confusas en su cabeza. Pero hay algo en el fondo de mi cabeza que no permite que mi cabeza se mantenga tranquila.
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El amigo de un amigo (+18)
RomanceTu mejor amigo llega a tu puerta una la propuesta de trabajo y no cualquier propuesta. Un amigo de un amigo de otro amigo de mi mejor amigo me quiere en su cama, cuando quiera, cuando pueda y cuando lo solicite todo por dinero y yo que lo necesito...