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La feliz pareja estaba está vez en el lugar más extraño que podía estar una atea. Allí se encontraba en lo que según el rapero, era una iglesia.

¿Motivo? El chiquillo como mal practicante que era quiso confesar sus pecados así de primeras con el cura. La chica nunca supo que fue ese repentino cambio en este, pero igual estaba tentada por las prohibiciones que tenía sus padres acerca de ese lugar.

- Tú sabes que soy un demonio ¿Sabés? - La chica arqueaba la deja un poco.

Ambos caminaba frente a la puerta del gran edificio, la gente del alrededor ni tomar el cuenta a estos dos zumbados, luego era una mera conversación de pareja.

- Beep.

- Tu sabes que hagas lo que hagas voy acabar sabiendo que haces ¿No?

- BBeep.

- Te das cuenta entonces de lo absurdo de venir aquí.

- Beep~ - El último no pudo evitar aferrarse un poco a su gran chica.

Lejos de esa contestación el muchacho tenía razones, quizás fuera cierto, quizás ya se imaginaba su novia que le tiraba los trasto estando borracho al jamón de pata negra, que una vez se travistio por pizza gratis y que posiblemente sepa que tuvo una aventura con el sicario.

Pero eso le daba igual, estaba aquí por otros asuntos que no podría averiguar la muchacha. Estropearía su plan. Luego trataba de mantener la calma.

- A veces me pregunto cómo lo haces para sorprenderme. - La chica está frente a la puerta, la dichosa puerta de roble de tres metros tallada por carpinteros noruegos.

- Beep

- ¿Tú crees que si entro me prendere fuego? Como esa película del otro día.

El muchacho en respuesta puso su mano en la barbilla, acto seguido movió los hombros sin saber que decir. Era alguien estúpido, luego quiso poner en práctica sus propias conclusiones.

- Y si es verdad - No estaba muy convencida, realmente tenía serias duda con eso. Incluso la chica sonreía nerviosa.

Allí estaban los dos tontos sin saber ahora que hacer, bueno no, el enano siempre tenía algo.

El muchacho se cruzó de brazos pensando en una mejor manera para hacer esto. Luego tiro de un trozo de pelo de su chica para tirarlo dentro de este.

- Ves, tu pelo está intacto... ¡Puedes entrar entonces! ¡Te va encantar! Imaginate una boda aquí cuando nos casemos.

- ¿Tú quieres que mis padres le den algo verdad? - La chica no podía evitar reir un poco. Igual la joven entro, no pasó nadaos, aunque la chica pronto entrecerró los ojos.

Realmente el estar ambos allí era cuanto menos una sensación de vacío. Todo agrietado y con figuras religiosas por todos lados.

A la chica algo no le cuadraba de todo este asunto, es decir, le parecía un lugar bastante aburrido. Ni se imaginaba a su pareja aquí.

- Nena, quédate aquí un momento, ahora vuelvo.

El joven se metió en lo que para ella era una caja de madera, estar en ese lugar le ponía cuanto menos nerviosa. Quizás sea las inexpresiva miradas de las esculturas, los extraños cánticos de fondo.

Finalmente apareció su amado, se podía ver cómo salía otro hombre aún mirando con cierto pavor al chico.

- Estoy agusto, soy libre de mis males, por el momento. - Comentó el chico suspirando.

- ¿Pero tú hablas y ya está? - La chica igual quería irse de ahí. - Si es simplemente hablar pudiste hacerlo. Además, eres tan pecaminoso que esto no va ser para nada.

- ¿Yo pecaminoso? Pico tiene la entrada VIP seguramente. - El chico estaba buscando algo en sus bolsillos con cierto sonrojo. Igual llevaba a su chica de ese lugar.

- Si no fueras por tu metabolismo serías un obeso mordido, eres tan cínico que te acostaria contigo mismo, tan vago que tiene una colonia de ratas viviendo en tu cuarto, llevas pantalones anchos para ocultar el paquete cada vez que me ves...

El muchacho asentía un poco con el regaño de la chica, igualmente miraba un poco el suelo incluso. Finalmente saco una pequeña caja la cual sostenía en sus manos con gran delicadeza.

La mujer ni percatarse de nada pues todavía seguía con la lista.

- Amor...

Con eso puso una rodilla al suelo, la joven se detuvo, se quedaba blanca mirando eso, no se creía que lo iba hacer. Se puso las manos, realmente estaba emocionada.

- Ginny Valachi Salazar Demon... - Abrió la caja para dejar al descubierto un anillo. La chica estaba que le iba a dar algo. - Ahora vi la luz, seré un hombre bueno y me haré cura, tenga esto como despedida y me recuerdes.

La mujer ni sabía que decir, era todo tan rápido. El muchacho le puso el anillo para darse cuenta de algo.... Era un anillo de juguete. Le había tomado el pelo.

- Imbécil... - La mujer esta vez sí estaba enojada, allí estaba con sus ojos rojos clavados en él. Quizás se pusiera algo morada.

En eso el chico solo abrazo a la mujer aún con el sonrojo puesto.

- Sólo vine aquí por una cuestión de trabajo, sabes que me gusta hacer cosas contigo, me voy al infierno antes que al cielo... Quisiera casarme contigo algún día...

Con eso quito el envoltorio de la caja para esta vez sí darle un anillo de verdad.

- Tomé esto como prueba de mi amor... Me confesé solo para tener la certeza que todo lo malo este enterrado, quiero ser tu único e inigualable pareja.

Con eso plantó un beso la mayor al joven. Era demasiado dulce para ser verdad.

- Tranquila mi gorda... Te prometo pecar, quiero irme al infierno contigo.

- Te ganaste unos saltones.

- Beeeep ~

- Beeeep ~

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Adicto a ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora