✒Las Serafini son la cosa más rara del mundo. Algunos los llaman amplificadores por su extenso poder mágico.
Suelen venderlos y tienen gran valor, su cabello, su sangre y sus huesos son lo que más vale.
Hubo una rebelión, todos los Serafini capturad...
Desperté antes de que saliera el sol, tenía un cuarto para mi así que no tuve problemas con nada, ademas de sentir un dolor de cabeza horrible. Me preocupa mi desgaste, me preocupa que puede significar.
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Tocaron la puerta, era extraño, todavía era muy temprano. El que abrió la puerta era Kaz, solo le dio un vistazo.
—Estas despierta— dijo mientras entraba.
—Si, lamento lo de anoche—respondió sonriendo.
—Tu tranquila. Deberías de bajar—
Ahí abajo ya estaban Inej y Jesper con un tarro, ella pudo otro apta ella.
—Dinos que tenes un plan bajo la manga—le dijo Inej el no respondió.
—Kribirsk no es de lo peor—comento Jesper. Hwaxin redeo los ojos, quien sabe cuanto tiempo estuvieron viendo esos planos. —Podemos abrir un bar, ¿hacer cerveza oriental para los occidentales?—dijo viendo su cerveza.
—Cierra la boca, Jesper—dijeron los tres al mismo tiempo.
—Extraño a Milo—comento.
—La cabra si te entiende—agregó Hwaxin tomándose su cerveza.
—Exacto—respondió de inmediato, la chica sonrió.
—Amigos—llegó el conductor muy sonriente.
—¿Porqué estas tan contento?—Pregunto Kaz viéndolo.
—El es Marko—dijo presentando a al tipo atrás de el. —Marko es el líder de la compañía viajera llamada: Actores de Pomdrakon— Hwaxin asentia sin entender nada de lo que decía. —Los invitaron a actuar este año en la fiesta de invierno—ahora si había entendido.
—El sueño de toda la vida—les dijo con orgullo. Hwaxin sintió con ternura.
—Si, un oportunidad de entrar al palacio. Pero perdieron a su estrella por un desafortunado accidente—dijo el conductor. Kaz volteo dicimulado a Hwaxin. Sabía que había sido ella por su actitud esa noche.
—Ella es... ¿Una Serafini?—pregunto. Kaz asintió. —Escuche que pueden dislocar su cuerpo a voluntad ¿Es verdad?—
—¿Lo es?—le preguntó Kaz.
—Nunca he tenido la necesidad de dislocar mis huesos, pero es posible—
—Hay que hablemos de la bailarina de los lasos primero— dijo Marko.
