A la mañana siguiente, Gabriela se levantó con las ideas mucho más claras sobre la cirujana. Aunque le gustaba a rabiar, tenía más claro que la cirujana nunca tendría nada con ella. No sabía qué edad tenía Adriana pero seguro que le sacaba unos cuantos años y Adriana no perdería el tiempo con una chica como ella. Intentó no pensar más en la cirujana, quitársela de la cabeza, pero sabía que iba a necesitar tiempo y mucho esfuerzo para dejar de pensar en ella. Sería una tarea casi imposible puesto que la cirujana la estaba volviendo loca.
Así pues, teniendo las ideas más claras, ya en la cafetería, vio de lejos a la cirujana y sus miradas se cruzaron durante un breve instante, porque en seguida Gabriela retiró su intensa mirada de Adriana. No quería mirarla más. No quería hacerse ilusiones con la cirujana ni quería sufrir más por no tenerla entre sus brazos. Ya no tenía quince años para enamorarse de alguien que no sentía lo mismo por ella. Tenía que ser realista.
De repente Gabriela sintió unos brazos fuertes abrazándola por la espalda. Enseguida se dio la vuelta y se topó con la preciosa sonrisa de Hugo, un enfermero con el que a veces trabajaba en trauma. Era un chico muy guapo y agradable. Se llevaba muy bien con Gabriela y la quería mucho. Tenían la misma edad. Y nunca se sintió atraído por la auxiliar porque él era gay. Con sus fuertes brazos la alzó para bajarla al momento y le plantó un buen beso en la mejilla.
Adriana vio toda la escena y de repente notó un nudo que le oprimía el estómago. Tenía que reconocer que el chico que había abrazado tan efusivamente a Gabriela era muy guapo, y joven, justo lo que ella no era. Se le cayó el alma a los pies. Además, para rematarla, Gabriela pasó al lado de ella y ni la miró a la cara, lo que acabó por dejarla ko.
Cuando llegó Adriana a su casa, lo primero que hizo fue tirarse al sofá y pensó en lo que había pasado en la cafetería ese día. Sintió que Gabriela había pasado de ella y la había evitado. Además el abrazo que le dio ese chico por la espalda, estaba claro que podía haber algo entre ellos ya que vio mucha efusividad y complicidad entre Gabriela y ese chico. No entendía por qué ni siquiera la saludó, cuando la noche anterior estuvieron casi dos horas con sus manos juntas y los dedos entrelazados. Ella había sentido mariposas en el estómago y mucho más.
Pero estaba claro que para Gabriela había sido sólo un juego. Le cayó una lágrima por la mejilla. No lo pudo evitar. Esa chica cada día que pasaba le gustaba más. Pero si Gabriela pasaba de ella, ésta tendría que hacer lo mismo. Seguro que Gabriela simplemente quería divertirse o ni eso, sólo quería jugar. Y para colmo igual ni le atraían las mujeres.
Pasaron los días y una mañana, Adriana, nada más llegar a la clínica, se puso su bata de trabajo sobre esa camisa roja tan divina y esos vaqueros ajustados que le quedaban perfectos. Había pasado una semana desde aquel encuentro con Gabriela en el Corazón Verde y durante los siete días de dicha semana, no pudo quitarse de su cabeza lo que vivió con Gabriela en esa cafetería. Le quitaba el sueño pensar en sus dedos tocando los dedos de Gabriela. Pero luego pensaba en lo que pasó en la cafetería con ese chico, y que la auxiliar había pasado olímpicamente de ella, y dejaba de soñar despierta.
Se juntó con sus colegas y empezaron con el parte, tanto de pacientes en planta como las cirugías de ese día.
Julio, su compañero, le pasó el parte del turno de noche.
- Adriana, eh, ¿qué tal tus días de descanso? Espero que los hayas aprovechado. Te espera un turno entretenido.
- Si, Julio. He descansado todo lo que he podido. Pero no ha sido suficiente. Esta profesión es agotadora, como estos turnos que son capaces de dejarnos sin ninguna energía.
- Tienes razón. Pero es lo que hay. Te paso el parte, que necesito irme a dormir. Por cierto, antes de ayer ingresaron de urgencia a una auxiliar de nuestra planta. La operamos de peritonitis. Fue bien. Lo que la hemos llevado a trauma, seguro que se siente mejor si la cuidan sus compañeros.
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Descargas eléctricas. (1°Historia)
Roman d'amour¿Puede una bella,madura y heterosexual cirujana enamorarse de una preciosa auxiliar de enfermería-psicóloga, mucho más joven que ella, nada más verla? ¿Puede surgir algo entre ellas siendo de diferentes clases sociales? Puede, pero tendrán que derri...