Capítulo 2

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Capítulo 2

Me sentía engañada y frustrada, nadie nunca me dijo nada, mis padres nunca me dijeron que había nacido con esto, me sentía inútil por vivir todo este tiempo sin saber quién era en realidad.

Ahora tenía un montón de preguntas sobre todo esto, muchas dudas que atormentaban a mi cabeza, por un momento pensé que quedaría loca.

—¿Y por qué hasta ahora me doy cuenta de esto y no desde que tengo uso de razón? —Le pregunté sin quitarle los ojos de encima. No dejaba de ser una extraña.

Ella no tardó en responder, estaba como preparada para todas las preguntas que yo quisiera hacerle.

—Porque desde niños somos muy testarudos y rebeldes, mataríamos a nuestros padres cientos de veces, es por eso que, la O.T se activa entre los dieciocho y veinte años. Aunque mayormente los padres son las primeras víctimas.

Me confundí aún más.

—Pero... tengo diecisiete, ¿el proceso puede adelantarse? Hace ya dos años de la muerte de mis padres, y tenía 15 —Emití desconcertada.

Adela se tensó un poco.

—He escuchado que es posible que la transformación se adelante solo si naces con la suficiente irish para afrontar aquello a esa edad, pero muy pocas personas han logrado eso, más bien, eres la primera persona que conozco poseedora del irish a temprana edad.

—¿Y qué es el irish? —Pregunté de inmediato, extrañada.

Era demasiada información para aprenderla de golpe, además todo eso era muy duro para mí.

—Es lo que viene siendo la madurez en nosotros.

Lo estaba comprendiendo, pero no dejaba de sentirme molesta, porque yo no elegí ser eso, yo quería ser una persona normal.

—¿Por qué nacen tantos Orate cada cierto tiempo? —Me encontraba sedienta de más información, no quería quedarme con una duda en mi cabeza.

—Porque muchos mueren, no todos pueden llegar a reproducirte correctamente, suelen quedar vivos cinco o seís, solamente—, Adela había pronunciado aquello un tanto cabizbaja, perdiendo su compostura.

En cuanto se dio cuenta que había hecho notar su nostalgia hacia aquello, no tardó en componerse rápidamente.

Y eso había notado en ella, que era de carácter fuerte, era de esas personas que no te maquillan las cosas para decírtelas, ella las lanzaba sin importar en qué puntos te den.

—Sé que estoy haciendo muchas preguntas, pero debo saber todo esto con claridad— objeté—. ¿Por qué debemos matar a las personas? Y ¿por qué mediante esta forma?

Adela se preparó nuevamente para responder a mi pregunta.

—Matamos a los humanos porque ese es el método para vivir mas tiempo, y porque ese es nuestro legado, esa es verdaderamente nuestra naturaleza y no podemos resistirnos ante eso, porque aunque dejemos de hacerlo, nuestro interior, nuestra mente, nos exige matar. Porque nuestra arma están en la mente, en lo que pensamos. Lo hacemos de esta forma porque si lo hiciéramos de la manera en que ellos matan a los suyos, seríamos capturados y perseguidos por nuestros crímenes.

»Por ello, no existe para nosotros ni leyes ni precesión humana. Nosotros somos una especie distinta a ellos, por esa razón, ellos son nuestra presa. Se podría decir que nosotros no nos consideramos humanos.

Me quedé estupefacta, si antes dije que quedaría loca me equivocaba, era acá que sentía que perdería la cabeza, no creí que podría existir otra especie en el mundo que no sean humanos y animales.

Esto era para morirse.

Mi cabeza quería estallar... Mi vida, mi mundo de ahora en adelante no sería para nada igual.

—Cuantas cosas... —mencioné, cabizbaja.

—Debes mantenerte aislada hasta que puedas asimilar que eres una Orate, todos nosotros podemos leer las emociones y los miedos mutuamente, si un Orate se entera de tu debilidad puede...

—¿Matarme? —Le interrumpí.

Ella me miro con frustración.

—No, aún peor, torturarte con pensamientos terribles—, tragué fuerte al escuchar eso—. Los Orate no podemos matarnos entre nosotros, afortunadamente. Somos una Cofradía que no podemos estar todo el tiempo entre los humanos debido a que no se nos permite, convivimos con ellos a menudo, pero no se acepta ninguna relación tipo; amorosa u amistad. No puedes permitir que te vean con un humano diariamente, sería un caos, por eso es que nuestros padres y familiares acaban siendo nuestras primeras víctimas, porque no podemos tan siquiera convivir con ellos. También, tienes que asistir todos los días a la media noche a la Cofradía O.T para que seas reconocida entre todos.

Y pensé en lo doloroso que sería dejar mi vida normal, todo lo que planeé ser y hacer...

—¿Qué pasa si no asisto a la Cofradía Orate? —Temí por lo que ella respondería, todo esto me aterraba de manera abrumadora.

Quería saberlo todo porque ya era mi deber, pero a la vez quería no saber absolutamente nada para bien de mi estabilidad.

—En ese caso se te complicaría a ti, no puedes vivir todo el tiempo encerrada ¿o sí? —Hice un movimiento con mi cabeza, diciendo que no — Pues, hay Orate por todo el lugar y no podrás escapar de ellos, por eso tienes que asistir a la cofradía porque allá te tomarán en cuenta.

Era mi deber... ya no había repulsiones que valdrían la pena.

—Una pregunta más—, le pedí con amabilidad— ¿Por qué cuando estábamos en el Cibercafé sentí que de alguna manera te familiarizabas conmigo? Creo que mencionaste algo ya, pero no comprendí mucho— puntualicé.

—Como podrás comprender, nuestra especie es solo una, ésta nos permite reconocer a los nuestros cuando nos encontramos a menos de cinco metros, y eso fue lo que pasó contigo, no me reconociste del todo porque aún no dominas esto, pero yo supe que eras una Orate de inmediato e incluso leí tus emociones reprimidas y me di cuenta de que aún vivías como humana, que no sabías nada de la especie de los Orate.

Ambas nos miramos fijamente por varios segundos, pero ella no tardó en esquivar su mirada hacia otro punto no muy específico.

—¿Cómo desarrollo todo esto?, ¿qué debo hacer? —Lo pronuncié en tono bajo, sin esperanzas... sin nada.

—Solo tienes que convencerte de todo esto y listo, porque eres una Orate, tarde o temprano sentirás pasión por quitarle la vida a alguien, ya lo verás—. Mencionó aquello como si fuese en verdad una de las mejores pasiones. Pero claro, para ella eso era completamente normal.

Ella volvió a perder la vista a un punto que no llegaba a descifrar.

—¿Esta misma madrugada debo asistir a la Cofradía? —Le pregunté con un poquito de miedo, porque quería al menos un poquito de tiempo para conmigo misma. Porque, aunque yo no me sentía terriblemente triste, de todos modos, tenía que asimilar eso de que no era humana y que debía dejar toda mi vida atrás.

Adela tardó en responder y me atemoricé, porque por un momento pensé en que todo terminaría en ese mismo instante, para siempre...

—Descuida, puedes quedarte una noche mas contigo misma... —Repuso, para mi suerte. —¿Cuál es tu nombre?

Y claro, no me había presentado.

— Mi nombre es Eden Ferrero —contesté.

—Bienvenida al mundo de los Orate, Eden Ferrero.

Se levantó del banco y se marchó, sin esperar a que yo preguntara algo más, sin ni siquiera despedirse...

Me paré de allí y caminé a casa.

Tenía que ser fuerte, siempre fui fuerte...

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