¿Cuáles Son Sus Condiciones Beatriz?

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Capítulo 2.

”Es por la empresa.” Intentó justificarse. ”Si ella se va, qué va a pasar con la empresa…” Pero lo cierto es que en ese momento pensaba más en él que en Ecomoda. Se vio en presidencia sin ella, sin su sonrisa ingenua, sin sus palabras siempre de aliento… sin sus besos… Quiso gritar, imponerse, decirle que no lo iba a permitir, obligarla a quedarse… pero la resolución que vio en su mirada le asustó tanto, que se limitó a preguntar con un hilo de voz:

Armando: ¿Por qué, Beatriz? ¿Por qué me quiere abandonar?
Betty: -Rehuyendo su mirada- Ya se lo he dicho doctor… No puedo seguir trabajando con usted…
Armando: Pero… ¿cuál es el motivo? ¿He hecho algo que le haya molestado?
Betty: -Mirándolo ahora con valentía le dice como una sentencia:- Usted ha hecho muchas cosas que me han molestado, doctor…
Armando: Yo… no era consciente, Beatriz… Si usted me dice qué cosas le molestan yo… procuraré…
Betty: Vea, no sé si vale la pena hablar de eso… Lo único que le digo es que ya puede irse buscando a alguien para sustituirme en Terramoda, porque no pienso seguir siendo la dueña de esa empresa…
Armando: Pero Betty… eso no es posible… ¿Quién va a querer ponerse al frente de una empresa así?
Betty: ¿Cualquier imbécil como yo a quien usted seduzca y se lleve a la cama…? –Preguntó sarcástica- ¿Acaso duda de su poder de seducción, don Armando?
Armando: Betty… no sé por qué dice esas cosas… Eso no es así…
Hacía unos instantes Betty había pensado que quizás no era buena idea decirle todo lo que sabía… Sería mucho más fácil enfrentarlo si omitía esa parte… Pero en ese instante no pudo contenerse. ¿Es que acaso el cinismo de ese hombre no tenía límites? Sin pensarlo dos veces, le espetó en plena cara, sin gritar, pero con dureza:
Betty: Sí, doctor… Eso SÍ es así… No hace falta que finja más… estoy enterada de todo…
Armando: -Temblando- ¿De… de qué está… enterada… Be… Betty…?
Betty: De todas sus mentiras… “Estimado presidente”… De su “abnegado sacrificio” por el bien de la empresa… ¡Hasta se acostó con la fea…! ¿Se imagina algo peor…?
Armando: -Acercándose a ella y sujetándola por los brazos- No, Betty, eso no es así… No sé por qué dice esas cosas…
Betty: -Mirándolo furiosa- ¿Ah no, doctor? ¿No me hizo el “horror” para salvar Ecomoda…? ¿No me dio “tétricos” besos?
Armando: -Completamente fuera de sí- ¡¡NOOOOOOOOOOOOOO!!
Betty: Vea, don Armando, por más que lo niegue yo no le voy a creer… Aquella Betty ingenua que se creía a pies juntillas todo lo que usted le decía ya se murió… La mataron sus mentiras… sus engaños… su traición.

Armando está inquieto a más no poder. No sabe por qué Betty le está diciendo esas cosas… Tal parece que se haya enterado de todo el plan de seducción que él ideó con Mario… ¿Si no por qué le habla de mentiras, de engaños y de traición? Pero… ¿cómo pudo enterarse? ¿Acaso les oyó hablar a él y a Mario? ¿Será por eso que ella está tan rara últimamente?

De repente se le enciende una alarma… Está recordando algunas de las frases que escribió Mario en esa estúpida carta… ”Estimado presidente…” “Hacer el horror…” “Tétricos besos…” Pero eso no es posible… Ella no pudo haber leído esa carta… Además casi todo lo que decía era mentira… Sobre todo lo que se refería a su relación con ella… Él no había hecho “el horror”… había hecho “el amor”… y de un modo que no podía olvidar… Sus besos no eran para nada “tétricos…” Eran dulces y apasionados… Y él se moría por volver a besarla… Pero ella había cambiado. Ya no era la muchacha dulce e incondicional que le miraba con adoración… La mujer que tenía ante sí no era para nada dulce… lo estaba mirando con claro resentimiento, lo acusaba de haberla engañado y, lo peor de todo, acababa de amenazarlo con renunciar a la empresa. Pero en vez de enfrentarla, él sigue con su estrategia de negarlo todo y le dice con aparente calma:

Armando: Beatriz, acá debe de haber un malentendido… Vea yo… no la he engañado ni la he traicionado… Usted es una persona muy importante para mí… Pero me he dado cuenta de que ya no siente lo mismo por mí… y no lo entiendo… Yo no he hecho nada para merecer un trato así…

Las cartas sobre la mesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora