Margaret

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La sangre recorre mi cuerpo como lava calentando todo sentimiento de paz y razonamiento. Mi lado vengativo quiere salir a relucir juntos a esos pensamientos intrusivos que intenta dominarme. Cierro y abro las manos buscando la forma de tranquilizar la sensación de ir y repartir puñetazos hasta que mis nudillos se rompan. La rabia me nubla la vista cuando veo rastro de agua regado en la cerámica junto con el cuerpo de inerte de joy. Esa estúpida no solo se encargó de dañar el teléfono, sino que también dejó a mi pez fuera del agua, matándolo.

Sé que Emilia lo hizo, como también no tengo duda que Elena sabía del plan de su hermana. Me enerva que su envidia sea tan alta para llegar a matar un pez que no tenía nada que ver con ellas. No se satisficieron en dañar el teléfono y, matar mi pez, al contrario, destruyeron mi hermoso tapiz con unos cuantos libros de mi estantería. ¡Arggg! Debería estar acostumbrada a ese tipo de altercado de ellas, pero no puedo, no puedo entender, comprender cómo una persona codicia, envidia tanto lo que tienen otros como para destruirlo y mandar un mensaje mudo sobre si ellos no lo tienen, tú tampoco.

Mi mirada recorre el desastre de la habitación causando que la ira vuelva a surgir incitando a que grite de frustración. Sin poder detenerme recojo el teléfono del suelo y salgo de la habitación con un objetivo en la mente.

En el trayecto escucho voces que provienen de la cocina logrando que me dirija a esa dirección. En la estancia se encuentra el bullicio de las gemelas y otras personas más, no obstante, paso de ellos cuando voy directamente sobre Emilia agarrando su antebrazo con presión para intentar sacarla de la estancia.

-¿Qué mierda, Amanda?-Reclama Elena interponiéndose en mi camino.

Emilia manotea mi mano, mientras yo le clavo con más presión los dedos en su antebrazo, logrando que gime por la agresividad. Mis ojos se enfocan en los dos individuos que están al lado de Elena. Son Ana y Rebeca, amigas del colegio de las gemelas, lamebotas también. Respiro profundo dejando que Emilia se zafe de mi agarre.

-¿Qué mierda?-pregunto incrédula -que mierda ustedes, ¡¡buenas estúpidas!! - grito furiosa.

-¿Qué te pasa?, ¡está mal!-grita Elena señalando el antebrazo de Emilia.

-Es la última vez que me agarra de esa manera, ¿ok?-farfulla Emilia mirando su brazo.

-¿Última vez? Eso depende de ti si vuelve a romper mis cosas solo porque la envidia no te deja respirar. Será la última vez cuando dejes de meterte con mis pertenencias-gruño cada vez más indignada.

- De qué mierda está hablando, Amanda, explícate-dice Elena con una sonrisa mientras mira a sus amigas.

-No te voy a explicar nada, estúpida -Le tiro el teléfono-, solo les voy a decir una cosa, que sea la última vez que dañan mis pertenencias. Su envidia se la entran por el trasero si he posible, pero déjenme fuera de ella-demando ignorando como se ríen la lamebotas y Emilia, mientras Elena me mira sería.

Emilia se encuentra detrás de Elena con una sonrisa ladeada y una mirada retadora. Sus lamebotas se encuentran al lado de ellas como guardaespaldas, parecida a esas típicas series juveniles. La indignación bulle dentro de mí logrando que de un paso adelante con la pretensión de quitarle esa sonrisa cínica.

-¿Qué tienes tú para envidiarte?- cuchichea Elena interponiéndose en mi camino-No eres la gran cosa, Amanda.
Tampoco tienes algo para envidiar, así deja el melodrama y bajeles dos rayas a tus amenazas-ordena acercándose más.

-Aparecer tengo lo que ustedes no tienen -digo mirándola fijamente-, Porque no me entra en la cabeza como una persona destruye las pertenencias de otras si tener envidia de ella. Si para ustedes no es envidia y egoísmo, ilumínenme porque no sé cómo se le dice ahora-Digo con un chasquido de lengua.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2021 ⏰

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