Furia

795 85 0
                                    

—Bajaste la guardia, mi amor. Sabes que no puedes confiar en un alma envenenada — se quedo en silencio, observando cada paso que di hacia el —. Así como me has dejado sin nada, yo te dejaré a ti.

—No te creo capaz...

—Tiéntame — reí risueña —. Pareces no conocerme, Dre. No me ando con pendejadas a la hora de matar, pues hace años perdí la inocencia y la culpa.

—Seamos socios, Mandy. Me conviene que te unas conmigo.

—Me hubiera gustado, pero en un pasado. Ahora me estoy regenerando de todo el mal — con el mismo cuchillo que clavé en el pecho de Mario, delineé a su rostro —. Todo es tan tarde para mi ya. Ya no tengo vida, ya no tengo ninguna oportunidad para salir del maldito infierno. ¿Sabes por qué? Por que el mismo diablo tira de mis piernas hacia abajo; haciéndome caer una y otra vez en la maldita hoguera. Tu error más grande, fue el haberme traicionado, haber asesinado a mi hermano y dejar que ese perro me violara.

—Mandy...

—Señora vayase de aquí — no aparte la mirada de Dre.

La rabia me tiene cegada, lo que menos quiero es que una señora vea lo que le hare al cabrón este.

—Vámonos, ¿sí? Ya no manches tus manos...

—Usted no entiende.

— Hazle caso a la vieja...

Le di una fuerte patada en la boca. Su cabeza cayó hacia atrás y me encarnicé a su cuerpo con el cuchillo en mano. Cada que lo entierro y lo vuelvo a sacar, la misma sevicia me sigue dictaminando a que acabe con él. Que lo deje sin nada, que su cara quede en trozos pequeños, que cada parte de su cuerpo lo único que derrame sea sangre espesa. La asquerosa sangre salpicó en mi rostro y los gritos lejanos de la madre de Andrew no me harán detenerme para nada. La furia fluye por mis venas muy intensamente.

—¡Ahógate en tu propia sangre, cabrón! — enterré el cuchillo en su garganta y sus ojos se abrieron grandemente a la par que la sangre empezó a salir a montones y a convulsionar por la misma —. Esto era lo que querías. ¿eh? Un poquito de mi cariño, ¿no?.

—¡Detente ya!.

—¡Lárguese! — La tranquea se quebró al hundir con fuerza el cuchillo en su piel. Su cuerpo dejó de moverse inmediatamente —. Váyase de aquí o la mato a usted también.

Me levanté del cuerpo de Dre y me acerqué a ella en segundos. La señora empezó a temblar. Sus lagrimas caen fuerte y sin descanso de sus ojos. Sin decir absolutamente nada, dio la vuelta y salió de la bodega. El rostro de mi madre y de mi hermano llegaron a mí cabeza, sus risas, su compañía; todos los momentos que atravesamos los tres juntos, en un mundo de piedra, lleno de obstáculos, una pequeña familia tratando de salir del infierno que nos ha consumido lentamente. El pecho empezó a arder dentro de mí, la boca empezó a tensarse y ni siquiera me di cuenta en el momento que caí al suelo. La vista se me nubló en segundos. El aire me estaba haciendo falta dentro de mis pulmones. La inconciencia llegó con la misma rapidez que trate de agarrar aire, pues el intenso ardor en el pecho es insoportable.

Andrew

El cuerpo me duele demasiado. El rostro lo siento hinchado. Apenas si logro ver a Ariadna frente de mí. No sé cuántas horas llevemos encerrados en una pequeña habitación donde solo hay una cama, un enorme balde y unas cadenas que están sujetando nuestras piernas con firmeza. El silencio del lugar solo me causa miedo y ansiedad, se me hace extraño que no hayan venido después de tanto tiempo.

— Algo debió haber pasado como para que Dre no haya vuelto más — Ariadna me leyó mis pensamientos —. Presiento algo muy malo dentro de mi pecho...

—Quizás y es por el tiempo que llevemos aquí, además que nos has comido absolutamente nada. ¿Cómo te sientes?.

— Me duele la boca del estómago y un poco la cabeza — acarició su vientre —. Está muriendo de hambre mi hijo...

—Saldremos de aquí...

—No tenemos esperanza, Andrew. Ese perro nos quiere ver muertos.

—No le daremos ese gusto. Nunca pierdas la esperanza, decía mi madre...

—No sabemos como estén ellas en manos de ese enfermo — la piel se me puso de gallina con solo de pensar en mi madre —. Ya tenemos lapida y sin nombre...

Un fuerte ruido de la parte de afuera nos hizo callar de inmediato.

—¿Es fue una explosión? — asintió.

—Parece que sí, o no sé — otra fuerte detonación se oyó de nuevo al tiempo que los disparos no se hicieron esperar —. ¿Qué está sucediendo ahí fuera?.

—No lo sé...

Me callé tras escuchar la detonación en la puerta. Dos hombres vestidos de negro entraron apuntándonos con las armas, luego de hacer una señal, las bajaron y caminaron hacia nosotros.

—Ahora están a salvo — dijo uno de los hombres —. Pronto traerán los implementos para soltarlos...

—Te lo dije, Ariadna — sentí la felicidad invadirme el pecho —. Nunca pierdas la esperanza...

—Tienes razón, Andrew — reímos en espera de ser liberados.

Según nos soltaron nos llevaron hacia un camión, donde nos abrigaron y dieron comida mientras nos hacían miles de preguntas. Me sorprende el nivel de Ariadna para mentir, pues según ella, no sabia como había llegado hasta ahí. Nos llevaron a una casa de guardia y allí nos permitieron asearnos. Curaron las heridas que están por todo mi cuerpo.

—Eres Andrew, ¿verdad? — asentí a una mujer vestida de civil —. Bien, soy la detective Allison Miller y estoy a cargo de su caso. Una mujer nos ha informado del lugar exacto en el cual se encontraba, ¿sabe usted como resulto allí? Quiero la verdad, ya que la chica con la que estaba no ha sido del todo sincera. ¿o me equivoco?.

—Detective, le contaré hasta donde sé — asintió tomando asiento a un lado de la cama donde estaba.

Le conté la verdad de lo que había sucedido aquel día, obviamente sin mencionar a Mandy en ningún momento. No me creyó, pero fingió que así lo hizo. Me da nervios tener que mentirle a un oficial y más a esa detective tan ruda.

—Espero que me esté diciendo la verdad, o tendrá graves problemas judiciales — se levantó de la silla y se me quedó viendo —. No voy a descansar hasta saber la verdadera relación que tenia con aquel criminal, el cual fue encontrado muerto en una bodega abandonada. Sé que eran sus víctimas, pero Dre Santana, no tenia cualquier enemigo así por que sí. Le deseo buena noche. Descanse, mañana habrá una nueva interrogación.

Sabía que tarde que temprano todo empieza a caer sobre su mismo peso. Me dejé llevar por la mujer más hermosa y sin alma que conocí en una noche. Su belleza llamó toda mi atención. Ahora estoy en problemas, sin saber nada de mi madre y quizás a un paso de estar tras las rejas. 

Peligrosa Atracción[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora