✒Las Serafini son la cosa más rara del mundo. Algunos los llaman amplificadores por su extenso poder mágico.
Suelen venderlos y tienen gran valor, su cabello, su sangre y sus huesos son lo que más vale.
Hubo una rebelión, todos los Serafini capturad...
Me voy a morir Me voy a morir Me voy a morir Me voy a morir Me voy a morir.
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Aquí cambió la línea temporal, agrege un día.
No se dio cuenta de cuando detenieron el carruaje, solo cuando Jasper la llamó.
Se vio a sí misma, tenía el vestido abierto y unas manos llenas de sangre seca. Con su capa limpio todo, al igual que su cara, ahora tenían que ver a la invocadora del sol.
Bajo, no tardo nada. En ese baúl azul habia un millón de kruger.
Los cuatro se detuvieron a verlo, Alina no necesito ayuda para abrirlo, eso hizo a Hwaxin sonreir. La invocadora era muy interesante, Alina no oculto su sorpresa al verlos.
—No queremos problemas—dijo Jasper en cuanto Alina salió del Baúl.
—Yo tampoco—respondió. —Así que me voy—dijo.
Iba a irse pero Kaz la detiene bloqueandole el paso con su bastón.
—Claramente quieres salir de Ravka Oriental—continuo Jasper. —Nosotros podemos ayudarte—
La mirada de Alina pasaba por todos y cuando vio a Inej ella asintió. Al ver a Hwaxin la reconoció del baile del día anterior.
—¿No eras la bailarina?—pregunto Alina apuntandola.
—En mis tiempos libres—contestó sonriendo.
—Tenemos una ruta segura por la sombra—siguio Jasper. Alina no se veía muy convencida.
—Prefiero viajar sola—
—No tomes decisiones antes de pensarlo antes—le dijo Hwaxin.
—Si te quedas con nosotros, todos salimos ganando—
—Nunca más seré prisionera de nadie—Nadie quiere ser privado de su libertad. —Así que háganse a un lado y déjenme pasar— anuncio.
—No podemos permitilo—Kaz seguía impidiéndole el paso.
Alina al sentirse amenazada los encandila con su luz. Hwaxin se quedó ciega por unos segundos, al tener una buena vista, la luz de Alina la dejaron fuera de combate, pero sí escucho como la chica se fue.
—Vaya, es imprecionante. Ya no está y todavía veo la luz—comento Hwaxin a Inej.
—Estas encandilada, Hwaxin—respondió
—Ah—
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