Capítulo 1. Mocosa.

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Un torpe rosal intentando crecer con una vida normal entre las calles de Detroit cuando aquella ciudad tenía todo menos normalidad

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Un torpe rosal intentando crecer con una vida normal entre las calles de Detroit cuando aquella ciudad tenía todo menos normalidad.

—Mañana te cuento todo el chisme, mamá está escuchando detrás de la puerta de mi cuarto —Dice Taylor, mi mejor amiga.

Ambas tenemos padres chismosos en el hecho de que hacemos en el celular, con quienes nos juntamos en la escuela, si tenemos novio o cualquier cosa que sirva de excusa con invadir nuestra privacidad (aunque yo ya me he acostumbrado y ya no es tan molesto como hace unos años). Y de alguna manera eso es una de las cosas que nos unió.

El día que nos conocimos Taylor lloraba en los baños de la escuela. Se había encontrado con su padre en la mañana de ese día, hace años que no lo veía y cuando intentó acercarse él la empujó haciéndola caer al suelo diciéndole que no lo busque; su madre nunca se enteró, pues de hace mucho más tiempo que no ve a ese hombre y Taylor no quería preocuparlo. Pero Taylor muchas veces lo ha visto por las calles de Detroit y él hace como si ella no fuera más que una desconocida.

Desde ahí somos las mejores amigas, que han tenido muchas batallas, pero que han logrado sobrevivir.

—Está bien, pero lo quiero con lujo de detalle —La escucho reír—, bueno, me voy a dormir, descansa bien Tay, duerme bien y que no te salga ningún asesino en serie.

—Ja, que graciosa, ojalá a ti te salga uno por andarme molestando con esa película de terror.

—Es que no puedes negar que fue gracioso que la pusieran en clase y te pusieras a gritar como loca.

—El karma te va a llegar por reírte de mí.

—Esperemos que si así no quedas de loca.

—Ajá, bueno, me tengo que ir. adiós Ima, cuídate.

Y cuelga. Bueno, no tengo sueño, pero no me dejan dormirme muy tarde así que tendré que dormirme igual...

Acostada a punto de dormirme me acuerdo del grito de Taylor cuando apareció el asesino, y me río, está loca.

—Ayuda, por favor necesito ayuda... —Se escucha una voz, muy bajo, me puedo dar cuenta que está sufriendo.

Empiezo a caminar en el parque en la madrugada, rápidamente buscando esa voz, ¿Dónde está?

Entre respiraciones profundas encuentro a un chico pelirrojo pidiendo ayuda, está convulsionando, necesita ayuda.

Había investigado sobre esto antes, no pregunten porqué simplemente se me vino a la mente una duda si me encontraba a alguien así. Qué bueno que investigue, me acerco para ayudarlo.

Está en el piso boca arriba.

Me acerco y él se sorprende un poco, pero levanto las manos en forma de inocencia para que sepa que solo quiero ayudarlo. Le tomo la mano y lo ayudo a acostarlo de lado, en la parte de la cabeza le pongo el suéter que tenía puesto y tomo el tiempo de su convulsión.

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