Este libro contiene la esencia misma del Principio de Expresión. Si lo hubiera querido, me habría expandido en un libro de varios cientos de páginas, pero tal amplitud hubiera enmascarado el verdadero propósito del libro.
Los decretos, para ser efectivos, deben ser lo más cortos posible; el mayor decreto jamás dado se encuentra en la simplicidad de las palabras, “Y Dios dijo, “Hágase la Luz.”” Manteniendo este principio usted, lector, encontrará en éstas pocas páginas la verdad tal como me fue revelada.
Neville Goddard (ver breve biografía al final del libro) (Nota preliminar del traductor: Neville dice que ningún hecho o personaje de la Biblia existió en nuestra realidad, sino que ella fue escrita como una serie de historias que representan estados de la conciencia del ser humano. Es obvio que, para quienes, como yo, fuimos formados en las religiones judeo-cristianas, ésta aseveración parece, en principio, una “herejía”; sin embargo, también reconozco que para una persona que ha alcanzado el nivel de desarrollo espiritual que logró Neville, es normal que la “realidad” nuestra de tercera dimensión, que transcurre a través del tiempo y que, en últimas, es perecedera, parezca como inexistente, frente a la única verdad que está en dimensiones superiores. Les invito a leer la exposición del autor de Barbados, considerando, como él lo hace, que cada personaje y cada hecho tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento representan estados de la conciencia de cada uno de nosotros; esto es tan válido si los personajes son ficticios como si en realidad existieron.)
