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Aquel chico miraba por la ventana con atención, mientras sus manos se calentaba debido a aquella taza de café que sostenía, las pequeñas gotas de lluvia golpeaban el cristal, acompañando el murmullo que se escuchaba en la cafetería.

Lentamente acercó la taza a sus labios, dándole un ligero sorbo, para seguidamente arrugar la nariz mientras dejaba la taza en la mesa.

—¡George! —Escucho gritar su nombre desde la entrada.

Con una sonrisa volteo a ver la entrada, pero nadie le esperaba allí.

Lo había olvidado, como siempre.

Suspiro mientras se levantaba de la mesa, dejando el dinero a un lado de la taza de café para luego salir del edificio, colocándose su gorra para comenzar a caminar por la acera hacia su departamento, aunque la idea no le agradará del todo, ya que la soledad allí lo abrumaba.

—¡George! —Escucho llamar su nombre, para que luego una sombrilla cubriera su cabeza.

—Edmond, hola —Sonrió volteando a ver a su amigo.

—Te vimos desde la camioneta, ¿Que haces aquí afuera?

—Iba a ir al planetario —Murmuró mirando la camioneta, donde Didier se asomaba por la ventana.

—¿Al planetario? ¿Cuando está lloviendo?

—La lluvia descontamina el cielo, creí que si iba caminando, al llegar ya no estaría lloviendo, y podría ver mejor las estrellas.

—Bueno, supongo que te puedo dar la razón en eso —Susurro volteando a ver el atardecer— pero igualmente, no deberías salir sin paraguas, te vas a enfermar, ten, te doy el mio.

—Ya que están aquí, ¿no me podrían llevar? Pará no enfermarme, ya sabes, es mejor.

—Creo que podemos darte un aventon, pero igualmente te daré mi Paraguas, ahora sube, hace frío aquí.

El pelirosa asintió con una pequeña sonrisa, caminando hacia la camioneta para subirse en el asiento trasero, mientras Edmond se subía al copiloto y encendía la calefacción.

—Pero que pintas de vagabundo traes —Sonrió Didier volteando a ver a su amigo.

—Pero que pintas de mandoneado traes —Le respondió con un tono burlon mientras se acomodaba.

—Touche —Hablo mientras encendía el auto y comenzaba a conducir.

—Por favor conduce con cuidado, no quiero terminar metido en un poste —Murmuró Edmond mirando el camino mojado.

—¡Ya olvidalo, esa vez el camino estaba congelado! —Río Didier mientras conducía.

—Solo a ti se te ocurría ir a comprar manjarate en medio de una nevada.

George cerró sus ojos, lentamente dejando de escuchar la discusión de sus amigos, lo único que oía eran las gotas de lluvia golpeando las ventanas.

—¿No crees que la lluvia es maravillosa? —Sonrió el albino mientras se cubría con su manta.

—Es solo agua, cayendo —le respondió su novio mientras le entregaba la taza de leche de chocolate.

—Es relajante, calmada, un momento de paz, es como si la ciudad se detuviera solo para escuchar las gotas salpicar en los charcos —Susurro mientras George se acomodaba a su lado y se cubría con la manta también.

—¿Eso significa la lluvia para ti? —Murmuró mirándolo.

—Si...

—Entonces tu eres mi lluvia, Richard.

Saturno [Richard X George - Piggy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora