Psicoanálisis

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Llegó el momento del ensayo general. Todos los miembros de BTS estaban en el escenario, preparados para ensayar Fire, el hit que les había lanzado a la esfera internacional. Y la verdad es que venía al pelo esa canción, a esas horas de al mediodía había vuelto el calor abrasador. Tanto que Jimin se había desprendido de la mayor parte de su ropa. Jungkook, que le tocaba estar detrás suya al final de la canción, se quedó embobado con el culo respingón del rubio. Se moría de ganas por cogerlo, apretarlo, comérselo y follarlo. Mordía sus labios incesantemente mientras su mirada viajaba por el cuerpo del mayor sin que este se percatara de nada. Echaba tanto de menos su cuerpo desnudo que lo imaginaba delante de él. Soñaba como lo desnudaba con rapidez, con ansia. Cogía su culo entre sus manos y lo empotraba contra la primera pared que encontraba. Era como si sintiera los labios de Jimin mordiendo su oreja mientras le decía cosas pervertidas. A Jungkook le encantaba eso. Adoraba como el sumiso Jimin pasaba de ser presa a verdugo en cuestión de segundos, empoderándose y poniéndose encima de él. Cabalgando sobre su pene y parando en el momento justo cuando el maknae estaba a punto de terminar, solo para torturarle y que aguantara un poco más. No vamos a engañarnos, JK amaba eso.

-JK... ¡JK! -Llegó RM hacia él para sacarle de la ensoñación-. ¿Estás bien?

Sí que estaba bien. Su bragueta algo apretada, pero muy bien. El maknae miró alrededor, los miembros se estaban bajando del escenario, solo quedaban él y RM.

-Oye, ¿es verdad que estás con la hija de Lee Hajoon? Digo, no sé, me parece raro después de... Bueno... Ya sabes.

Jungkook no sabía qué responder.

-Sí... Ha sido todo muy rápido, pero sí, parece que estamos juntos.

-¿Parece? -RM frunció el ceño-. Jungkook, te conozco como si fuera tu padre. Sé que sigues enamorado de Jimin hasta las trancas. No le hagas daño a esa chica -se hizo el silencio por unos segundos-. Ya no por ser hija de quién es, que nos puedes arruinar la carrera, sino porque no la amas, ni la vas a amar nunca.

-Gracias por los ánimos.

-Te lo digo de verdad. Puede que yo no haya experimentando el amor romántico, pero si sé que tú y Jimin tenéis algo más grande de lo que podrás tener algún día con esa chica. Y no me debería meter, pero soy el líder de esta banda, como la cagues después de todos estos años de lucha, no vas a tener camino de vuelta para correr.

-Joder hyung... No me ayudas.

RM puso su mano en el hombro de Jungkook.

-Mírame... -el maknae le miró-. No debería decírtelo yo, pero Jimin te ama, diga lo que diga, te ama. Y te dejó para que no te comieras todo el hate que él estaba recibiendo por vuestra posible relación. Hace unos días llegó otra amenaza, pero esta no era para él, sino para ti.

El maknae estaba anonadado con esa explosión de información. ¿Por qué nadie le había dicho nada? ¿Pensaban que era muy pequeño para manejarlo? ¿Ese es el motivo por el que Jimin le dejó? Se cabeza daba vueltas, muchas vueltas.

-Y ahora con esta información haz lo que quieras, pero no juegues a dos bandas. Elige una y la que dejes, déjala bien. Por el bien del grupo.

Jin volvió a subir al escenario, se había percatado de que dos de los miembros se habían quedado por el camino. Era como una madre contando a sus hijos. Muchas veces parecía bastante infantil, pero de repente se transformaba en el hyung de todos.

___

Los chicos estaban de vuelta en los dormitorios. Todos menos Tae y Jimin, quienes habían salido a cenar algo rápido. Hobi aprovechó la ausencia del rubio para limpiar su habitación, odiaba el desorden y, en vista de esos días locos que habían vivido, no había reparado en la selva que se extendía por su habitación. Por otro lado, Suga había vuelto a la empresa para trabajar en una canción que no le dejaba dormir. Jungkook, por su parte, se metió en la habitación desde que llegó, intentando reflexionar sobre lo que le había dicho RM, pero por mucho que pasaban las horas se le hacía un mundo. Las palabras del líder no dejaban de repetirse en su cabeza, ni siquiera en la ducha, mientras el agua caía por su cuerpo desnudo. El espejo del baño estaba completamente ahumado, al igual que las mamparas que cubrían al joven. No sabía si estaba feliz, triste, enfadado. En parte estaba aliviado porque sabía que Jimin lo seguía queriendo, pero por otro le hervía la sangre el hecho de que no confiara en su madurez. El rubio actuó de forma individual. Al maknae nunca le había importado los comentarios negativos de la gente, pero sabía que Jimin sufría mucho con ellos e imaginaba que intentaba evitarle una mala pasada. ¿Debería hablar con él? ¿Decirle que lo sabe todo? ¿Qué haría con Gyuri? Todo era muy complicado, pero una cosa estaba clara, más complicado sería una vida sin Jimin. Si una cosa le había quedado clara estos días es que en su corazón no había espacio para nadie más que no fuera él.

En la sala de estar, RM intentaba leer un libro que estaba a punto de terminar. Le gustaba sentarse tranquilamente hasta que el cansancio se apoderara de él para después partir rumbo a su habitación. Sin embargo, Jin tenía otros planes. El mayor había estado muy serio desde la mañana, y aunque el líder no había pasado mucho tiempo con él, se dio cuenta rápidamente que su hyung estaba molesto por algo. Puso la televisión tan alta que la lectura de RM se volvió imposible. Ya no podía más con todos los problemas, parecía que no acababan.

-¿Y a ti qué te pasa ahora?

Jin estaba tan abstraído que ni lo escuchó. RM se levantó, cogió el mando a distancia y lo apagó.

-Ey... -dijo Jin.

-Hyung ¿estás bien?

Jin volvió a coger el mando a distancia y a encender la televisión.

-Perfectamente -sentenció el mayor.

RM lo miraba desde la esquina del sofá con incredulidad. No le engañaba ni aunque quisiera. Tantos años de amistad le habían otorgado un máster en el comportamiento de Jin.

-¿Pasó algo anoche?

Jin giró su cabeza rápidamente hacia RM. Como si hubiera dado en el clavo más de lo que quisiera. Negó con la cabeza y apagó el aparato. El mayor se levantó como si tuviera un resorte en el trasero.

-Me voy a dormir...

-Ok... Aquí estoy, si quieres hablar.

El sonido de la puerta de la entrada los hizo salir de la conversación. Un Tae desaliñado, con una camiseta corta, pantalones de tela sueltos y unas chanclas, entraba por la puerta. Se veía increíble. RM miró como Jin lo chequeaba de arriba abajo. Su respuesta estaba delante de sus narices. Tae miró a Jin, pero el mayor bajó la cabeza y se marchó a su habitación, no sin antes desearles las buenas noches. En el camino se encontró a un Jungkook con el pelo totalmente empapado y sin zapatos. Miró a Tae, quien le obvió como si no existiera siguiendo a Jin. El maknae miró al líder.

-¿Y Jimin?

RM levantó los hombros sin saber qué decir, ya que realmente no tenia ni idea. Jungkook miró por la ventana para ver si le veía fuera. Efectivamente, ahí estaba. Con una sonrisa tímida mirando a su interlocutor, quien le cogía las manos con mucho cariño y le daba un beso en la mejilla como despedida. Era Taemin, otra vez.

Expediente Manila (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora