Capitulo 21-22

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CAPÍTULO 21

Despierto en un cama suave y amplia que huele a rosas y vainilla.

Definitivamente no era mi cama.

Comienzo abrir los ojos poco a poco, tratando de adaptarlos a la luz del sol que se filtra tras la ventana.

Siento la garganta seca, y lo peor de todo, es el horrible dolor de cabeza que me pulsa en la sien como si me estuvieran dándome martillazos.

Intento ponerme boca arriba, pero cuando me muevo, la cabeza me comienza a pulsar más y más fuerte.

"Maldita sea" digo en un lamentó.

Prefiero quedarme en mi posición actual, tratando de encontrar un ángulo en el cuál la cabeza no me duela tanto.

Necesito agua, mi garganta esta demasiado seca.

Hago el esfuerzo de bajarme de la cama quejándome con cada movimiento que realizó. Me calzo unas pantuflas peludas ridículas color rosado.

Sobre mi vestido, tengo puesta una camiseta rosa de los osos cariñosos que me llega hasta las rodillas.

Mientras camino al baño sostengo mi cabeza con mis manos. Siento que podría llegar a explotar.

Entro al baño y me miro en el espejo. Tengo la máscara corrida, pero todo lo demás permanece intacto. Mi cabello sigue lacio, solo un poco levanto de la parte superior. Mis ojos están un poco hinchados.

Para ser mi primera vez con resaca no me veía tan mal por fuera, pero por dentro era otra historia diferente. No sabía que me dolía más, si la cabeza, la garganta o el estómago que me había comenzó arder.

Bebo agua del grifo, lavo mi cara con abúndate agua y tomo un poco de pasta de dientes con mi dedo para lavar mi boca.

Estaba limpiando la máscara corrida de mis ojos, cuando un súbito reflujo sube por mi garganta hasta llegar a mi boca.

Vómito sobre el lavabo de Sara.

"Esto es horrible" mi voz es carrasposa y débil.

Tomo papel higiénico y limpio mis labios.

Dejo caer el papel higiénico y corro hasta la taza del baño cuando otro desagradable reflujo sube por mi garganta y vómito de nuevo.

Escucho pasos que vienen hacia acá, y luego la puerta del baño se abre.

"¿Estas bien?" pregunta Ricardo mientras hace una mueca de disgusto.

No le respondo porque tengo que vomitar de nuevo.

"Iré por unas pastillas" dice Sara cuando me ve con la cabeza metida en el inodoro.

"Te advertí que no bebieras tanto. Se que es emocionante, pero al día siguiente es todo un infierno"

"Nadie me advirtió de las consecuencias" hago un puchero y Ricardo sonríe de lado. Toma papel higiénico y limpia mi boca.

"Estuve en vela toda la noche esperando que te despertaras a vomitar, y resulta que lo harías en la mañana. Me debes una noche de sueño" miró con ojos de cachorrito a Ricardo. Necesito que me apapachen no que me reclamen.

Ricardo roza los nudillos de su mano sobre mi mejilla. Cierro los ojos y deje que su toque me abrume. Abro los ojos luego de unos largos segundos y encuentro a Ricardo mirarme con adoración, a pesar de que no estoy en mi mejor momento y apesto a vómito.

Cuando Ricardo escucha a Sara regresar de buscar las pastillas, aparta su mano de golpe y pretende estar haciendo otra cosa.

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Cuestión de decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora