Riki estaba con la cabeza gacha en su escritorio, tratando de ganar algo de tiempo para dormir mientras esperaba al profesor que se estaba tardando más de lo normal en llegar al salón de clases, y no era que Riki quisiera descansar porque no hubiese dormido bien la noche anterior, claro que no, en realidad era una respuesta mucho más fácil y obvia, y era que Riki era de esas personas que se agotaban hasta por el más mínimo esfuerzo y que disfrutaban de tomar siestas de vez en cuando. Riki era alguien extremadamente dormilón y si dependiera de él se pasaría diecisiete de las veinticuatro horas del día durmiendo.
El japonés bostezó e ignoró todas las bolas de papel o insultos que le fueron lanzados por sus compañeros, ya que estaba más que acostumbrado a ello, y de una forma muy extraña ya nada de eso le afectaba, y eso a Riki a veces le daba miedo, le daba miedo la indiferencia con la que estaba viviendo su día a día.
—Buenos días estudiantes, disculpen la demora. Por favor presten atención, hoy se nos unirá un nuevo estudiante a nuestro querido colegio —la voz del docente resonó por todo el salón y no se hicieron esperar por mucho tiempo los murmullos de los alumnos por el nuevo chico.
Riki levantó la cabeza solo por mera curiosidad, pues le parecía algo raro que aun estando tan adelantados en el semestre hayan aceptado a un alumno nuevo, seguramente debería de ser un caso especial, Riki se preguntó internamente cuánto dinero debía de tener su familia como para tener semejante poder.
Su mirada dio con un chico de estatura promedio, cabello castaño con iluminaciones en las puntas, ojos tan grandes y brillantes como los de un pequeño gatito y un adorable hoyuelo en su mejilla izquierda. El chico daba la sensación de ser tremendamente apacible y amigable pero algo en su porte le decía a Riki que tenía mucha determinación, y al verlo tan firme y tranquilo aun siendo el punto de todas las miradas se lo terminó de confirmar, el desconocido parecía ser bastante valiente, algo que él nunca sería.
—Por favor preséntese, señor Yang —pidió el profesor Choi en un tono excesivamente meloso y respetuoso, Riki intentó no girar los ojos ante la evidente falsedad del hombre que era conocido por ser todo un lame botas.
—Hola, mi nombre es Yang Jungwon, me gustan las artes marciales y la buena música. Espero que me traten bien —el chico se presentó realizando una perfecta reverencia.
Su declaración provocó varias exclamaciones de adoración y entusiasmo entre el alumnado, pues todos parecían cautivados por el castaño, pero Riki no podía culparlos, el chico tenía una voz sumamente encantadora que le aportaba mucha tranquilidad a sus tímpanos auditivos.
—¿Te llamas Yang Jungwon? ¿“Yang” como Yang Jinwoon, el presidente de la República? —Cuestionó Yuna desde su asiento, siendo especialmente metiche.
El chico suspiró y cerró los ojos por tres segundos, como si el que se supiese la identidad de su progenitor no haya estado en sus planes iniciales desde el primer momento.—Sí, es mi padre —asintió finalmente causando una real conmoción por todo el lugar.
Riki murmuró un bajito: “Jodidos hipócritas de mierda”.
Ahora que sabían de quién era hijo Jungwon no dudarían en acercarse a él para hacerse sus amigos rápidamente, solo para adherirse a él como unas miserables sanguijuelas necesitadas de atención y popularidad. Riki después solo sonrió sarcásticamente, pues su novio hacía justamente lo mismo, por lo que al fin y al cabo él no era nadie para juzgarlos.
—¡Wow, daebak! ¡Compartiremos clase con el hijo del presidente!—–Exclamó alguien en el fondo, recibiendo inmediatamente aclamaciones de afirmación por parte de muchos.
—Chicos calmen su emoción, después tendrán tiempo para hablar con nuestro Jungwon pero ahora enfóquense en la clase —pidió el profesor, sonriéndole falsamente a Jungwon y colocando su brazo sobre sus hombros como si fueran amigos de toda una vida, algo con lo que el chico no se mostraba demasiado cómodo, siendo Riki el único que lo notó.
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𝚢𝚘𝚞'𝚛𝚎 𝚜𝚘 𝚏𝚞𝚌𝚔𝚒𝚗𝚐 𝚏𝚊𝚔𝚎 || 𝚜𝚞𝚗𝚔𝚒
Fanfiction❝Kim Sunwoo era perfecto en todos los sentidos, su apariencia, sus modales, su familia y su círculo de amigos. Sunwoo era perfecto ante los ojos de todos, siempre jugando a ser un perfecto Ken y comportándose como un auténtico príncipe de los cuento...