Familia...Y, algo inesperado

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El nuevo día comenzaba, mi estómago estaba revuelto por lo que podría suceder más tarde en la casa Rengoku,  me dirigía a la escuela, esos pensamientos me inundaban...

—¿Tn___? ¿Hola?—tomó mi brazo Mitsuri. 

No me había dado cuenta que ella estaba a mi lado, le sonreí y seguimos caminando hacia el salón de clases.

Todo estaba saliendo perfectamente, las clases eran muy buenas, realmente siempre se aprende algo nuevo. Y eso, era lo mejor de la vida. A decir verdad, la clase que más me gustaba era la de Kyojuro, era muy dedicado y sabía mucho, aunque al principio no le creía. Además que su sonrisa, su forma de ser le daban un plus a esas clases.

La tarde caía y era hora de salir de clases, mi corazón estaba a mil por hora, no sabía qué pasaría en este día, no sé por qué, que cada vez que me sentía rara, algo pasaba, parecía algo como de poder JAJAJA pero sólo era coincidencia, creo.
Me dirigía al 7 eleven donde Kyojuro y yo nos encontraríamos pero, había muchos alumnos ahí, entonces me quité el saco de la escuela, guardándolo en mi mochila...

—¡Tn____!—gritó eufórico, dirigiéndose a mi. 

¿Por qué a él no le preocupa que nos vean juntos? Eso me frustraba un poco, luego la gente suele a hablar y hablar sobre lo que ven pero no saben lo que sucede.

—Hola...—sonreí viendo hacia abajo.
—¿Nos vamos?—me miró.
—¡Si!—le tomé del brazo—Lo más rápido que se pueda, nos van a ver.

Empezamos a caminar, mientras el silencio se hacía llegar, ese momento, lo odio. Tenía que romper el hielo.

—¿Por qué no te importa si nos ven los demás?
—¿Ah?—me miró extrañado—Pues, porque no debería, además...Somos amigos y no creo que haya nada de malo que nos hablemos.
—¿Amigos?—le miré—¿Desde cuando? 
—Desde el día que ayudaste a mi madre.

Un pequeño aire se dejó venir, haciendo que mis cabellos se movieran, mientras lo miraba, no sé por qué mi corazón estaba feliz de haber escuchado eso. Seguíamos caminando hasta que a llegamos a una casa, se miraba como si regresáramos el tiempo, era casa como las de hace mucho aquí en Japón, aunque realmente era linda por fuera, tenía un amplio patio, muchas flores y algunos árboles. Estaba, anonada con tanta belleza.

A las afueras de la puerta de la casa, miraba la pequeña silueta de Senjuro, nos acercábamos más y él salió corriendo hacia mí.

—¡Tn___!—sonrió—Me da mucho gusto verte de nuevo.
—A mí también, Senjuro—le devolví la sonrisa—mírate, a pasado un mes y algunos días y ya estás más grande y guapo.
—¡Gracias!—se leve sonrojo provenían de sus mejillas—entren, por favor.

Entré y su casa realmente era bella, entre más miraba, más ganas de saber de dónde provenían o qué hacían, esas preguntas cada vez eran más intensas.

—Yo, iré a la cocina a terminar de hacer lo del ramen—miré a Senjuro alejarse hacia otro lado.
—¡Con cuidado!—le grité.

Llegamos a una pequeña sala de estar y cuando entramos, había muchas fotos, un librero muy grande, parecía una pequeña biblioteca.

—Kyojuro...—dije mientras miraba todo—¿Por qué hay tantos libros?
—Verás...mi familia, se ha dedicado en los últimos 20 años a ser abogados. Toda mi familia están en un bufette de abogados y por eso tantas leyes están en estos libros.
—¿Y tú no quisiste ser uno?—le miré.
—Para nada, mi padre siempre quiso que lo fuera, sin embargo, no me sentía atraído por ello. ¡Siempre me gustó la historia!—cerró sus puños, feliz, viéndome—Mi papá se molestó mucho pero, mi madre siempre me dijo que siguiera lo que yo quería ser.
—¡Qué bueno que decidiste ser lo que tú querías!
—Siempre tiene que ser así, sigue lo que tu corazón dice, no importa si estamos solos—me tomó de un hombro.
—¡Sí!—sonreí.

Hasta la Eternidad (Kyojuro Rengoku xTú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora