Atracción a través de una ventana

Prométeme que volverás por mi

Eren

Ya había pasado un año desde que mi madre y yo llegamos a la ciudad a vivir, ya hace un año desde que dejamos la vida en el campo y solo yo sigo teniendo una parte de mi allá, no puedo negarlo, extraño tener a mis padres juntos como solíamos estar antes, pero no me arrepiento de haber seguido a mi madre, conocí mas personas, a la señora Ackerman, a Mikasa, empecé a ir a la escuela y todo estaba tomando su rumbo en mi vida, esto es lo que quería, pero la pregunta que mi padre me hizo la ultima vez que fui sigue rondando en mi cabeza...

"¿Te gustaría venirte a vivir aquí conmigo de nuevo?"...

no se como debería contestar a eso, extraño a mi padre pues solo lo veo dos días a la semana pero tampoco me gustaría dejar lo que tengo aquí...

***

Llego la correspondencia al apartamento y mi madre la recibió, pude ver como su mirada con curiosidad abría uno de los sobres para luego quedar pálida al leer la nota, me asuste al verla y corrí a sus brazos, ella solo me sujeto y soltó un fuerte suspiro mientras sus manos recorrían mis mejillas, no sabia que decía la carta pero sabia que no era algo bueno para ella.

..

Después de unas horas la vi hablando con la señora Ackerman en la sala y supe que le estaría contando el contenido de aquella carta o lo que sea que fuera que pusiera a mi madre de ese modo tan vacío escuche algunas cosas que no logre entender, algo sobre el divorcio de mis padres y que mi padre quería mi custodia ya que también era su hijo, no parecía algo bueno, pues la cara de mi madre palidecía al dar aquella explicación a la señora Ackerman y esta solo intento consolarla. Memorice lo que dijo después de eso:

"No hay forma de que yo gane el juicio contra Grisha me quitara a mi pequeño", esas palabras solo significaba una cosa, mi vida aquí tenia sus días contados y en algún momento me tendría que ir, no quería dejar lo que a mi madre le costo mucho trabajo construir, no, lo que nos costo mucho trabajo construir, podía ser un niño de tan solo 9 años pero yo también sacrifique cosas por ellos.

Lo primero que hice con esa información fue ir a contarle a Mikasa los cambios que ameritaban mi vida ahora, su expresión de felicidad por venir a verla cambio en una triste mirada que ni yo sabia donde estaba perdida, no me dijo nada, me hizo pensar que no le importaba tanto asi que supongo que no le importa que yo me fuera.

--¿Ya no estarás del otro lado de la ventana?...-- dijo ella mientras veía por la ventana de su cuarto con la mirada perdida ahora ahí.

--Supongo que no, quizás no termine yéndome y me quede con mi madre...- le dije mientras veía que sus ojos volvían a la realidad.

Esa fue toda la conversación que tuve con Mikasa, pues al llegar a casa mi madre me esperaba para hablar con ella, supongo que para explicarme pero ya había oído suficiente y entendía lo que estaba sucediendo, mi madre al ver mi cara perdida en quizás algún rincón de la sala solo suspiro y guardo la respiración para no soltarse a llorar enfrente mío,

--Luchare por ti mi pequeño, no dejare que te alejen de mi tan fácilmente... --dijo ella para ponerse de pie después y plantar un beso en mi frente, ella sabia lo difícil que era para mi despedirme de lo que para mi ya era parte de mi nueva vida, no era fácil dejarla a ella también para verla solo una vez a la semana como lo hacia con mi padre y que ya no vería a Mikasa.

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Mikasa

Después de la visita repentina de Eren llore un poco, me dolía pero supongo que mi mente y corazón ya se estaban preparando inconscientemente para esto que no me costo asimilar lo que estaba sucediendo, mi madre pensó que estaría devastada pero no fue así, me sentía igual que siempre, Eren era importante para mi, era como mi hermano menor y mi amigo, pero no podía decirle simplemente que no se fuera ya que de nada serviría.

***

Pasaron dos o tres meses después de aquella noticia, cuando nos enteramos por boca de Carla que había perdido el juicio por la custodia de Eren, y que solo era cuestión de algunos días para que Eren se fuera con su padre al campo, no me parecía justo ya que Grisha, padre de Eren, tenia muchas ventajas y mas oportunidades de ganar ya que podía ofrecerle a Eren una mejor vida que la que podría darle solo su madre soltera Carla, pero sabia perfectamente que ni mi madre ni yo podríamos hacer algo para cambiar eso.

..

Llego el día, un día de octubre, era otoño y hacía mucho frio, Eren tenia listas sus maletas pues su padre lo recogería a las 5:30 de la tarde en la estación de autobuses que no estaba muy lejos de los departamentos, no quería ir, pues sabia que intentaría retener a Eren pero una parte de mi necesitaba ir y despedirse de el, no éramos conscientes de cuando volveríamos a vernos y jugar de nuevo pero necesitaba estar ahí para el. Tome la llave de un joyero que tenia y colocándole una cinta corrí a verlo. Eren y su madre ya estaban cerca de la estación y a lo lejos su padre se encontraba esperando, logre alcanzarlo y disimuladamente coloque la llave en su mano y lo abrace, separándonos Eren tomo la bufanda roja y larga que tenia en su cuello y la enredo en el mío mientras sus mejillas se tornaban algo rosadas, nuestras miradas decían todo tipo de despedidas mientras nuestras bocas seguían paralizadas, creí que era por el frio pero no era así, terminaríamos llorando si uno de los dos decía algo triste y solo le regale la única sonrisa que aun tenia por darle a el. Su boca se abrió para decir algo pero no lo hizo, solo sonrió también, eso calentó mis mejillas

--Prométeme que volverás por mi. -le dije a Eren sin perder de vista sus ojos, vi como se agrandaron por sorpresa a mis palabras.

--Lo prometo, prométeme que me esperaras. -dijo Eren manteniendo aquella sonrisa infantil y asentí.

Lo vi darse la vuelta e ir con su padre, lo vi subir el autobús, lo vi voltear por la ventana y despedirse con la mano mientras su sonrisa se mantenía, lo vi alejarse poco a poco en aquel autobús... lo vi irse y no sabia cuanto tiempo pasaría para verlo de nuevo, pero ya lo extrañaba, lo único que aun nos unía era esta nueva promesa, el tenia mi llave y yo su hermosa bufanda, y sabia que el era un chico de palabra.