Capitulo 16

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Maratón 2/3

~Amalia~

-¿De verdad tú no tienes la inyección?- pregunté para cortar el incómodo silencio que se había alargado por dos minutos.

-En realidad si que la tengo, pero no se lo digas a tu amiga, parece un poquito loca la verdad.-

-Si, está obsesionada con encontrar a su alma gemela. Pero- dije cambiando de tema para preguntarle algo que de verdad me había sorprendido de él.- ¿Si tú tienes la inyección no deberías estar en modo zombie en este momento?

-No, y no metas a todos en la misma bolsa. -dijo sentándose frente a mi en la mesa del café.-Pero es verdad, yo no me la puse con el objetivo de andar buscando a mi otra mitad. En realidad fue por seguirle la corriente a mis amigos. ¿Y tú? Digo tú tampoco parece muy entusiasmada por buscar a tu alma gemela.

-Bueno lo mío es fácil, yo simplemente no tengo la inyección ni tampoco la necesidad inmediata de encontrar a mi otra mitad. Pero tú, no me parece que el simple hecho de que todos se pusieran la inyección significa que tú debiste ponértela.

-Que puedo decir, era un chico de 16 años, bastante estúpido por cierto, tratando de encajar. - Después de eso la conversación fluyó por si sola. Descubrí en los cortos diez minutos que Javier trabajaba porque quería ahorrar dinero para en un futuro, apenas acabará la universidad, ponerse su propio negocio.
También me hablo de esos amigos por los que se había puesto la inyección, y estos no duraron mucho, ya que la mayoría decidió viajar por el mundo, si el había estudiado en un colegio bastante caro, y con el tiempo habían perdido el contacto.

Cuando llego Maya, yo todavía seguía conversando amenamente con Javier. Pero me sorprendió mucho más con quien venía. Digo ella nunca salió del local, eso puedo asegurarlo. Pero no pensé que llegaría de la mano de alguien, ya que la mayoría de personas que se encontraban por allí eran familias con niños, la mayoría de ellos bastante pequeños y otras parejas disfrutando de sus citas, aunque seguramente muchas de ellas ni siquiera sabían el nombre completo de la otra persona.

Al darse cuenta de mi cara de estupefacción Javier volteo la vista en la misma dirección que la mía y si supongo que el también se sorprendió de que Maya, la chica rubia y bonita que había conocido el primer día en la universidad estuviera cogida de la mano con un hombre que fácilmente podría ser más bueno que mi padre, y eso que el ya estaba jubilado y todo.

-Ame, querida amiga- ¿desde cuando me trataba con tanta amabilidad?- Por fin, y gracias a ti y tu maravillosa idea de venir a este café he encontrado a este hombre que es definitivamente mi pareja perfecta.- No, ya me lo sospechaba pero no quería sacar conclusiones antes de tiempo. - Seguramente nos casaremos lo antes posible ya que somos 96 % compatibles. ¿No te parece maravilloso?

-Maya, ven hablemos un segundo- dije llevándomela del brazo mientras Javier balbuceaba algo sobre que debía volver al trabajo.
Una vez que tuve a la chica lo suficientemente alejada para que el misterioso hombre nos oyera hablé- No creo que sea maravilloso. Es un viejo. - dije intentando hacerla entra en razón. Pero lo que conseguí fue que se enojara.

-¡¿Acaso no haz oído que para el amor no hay edad?!-
-Si, pero tú misma lo dices para el amor. Eso no es amor, solo...
-Si lo es, tu me dices eso porque estás celosa pero yo... yo por fin encontré a alguien que sea más del 80% compatible conmigo, me pase años buscando y esperando a que llegara este momento. Tu, tu no me vas a hacer cambiar de opinión.- dijo antes de darse la vuelta enfurecida y marchar donde el completo extraño la esperaba.

Pero no podía hacer nada, ella... eso era lo que más quería ella, y yo no era nadie para hacerla cambiar de idea. Le di mi opinión y esperaba que recapacitara pero no podía meterme en sus asuntos si ella no lo quería.
Regrese a casa más triste de lo que alguna vez pensé que estaría por alguien al cual no conocía muy bien.

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora