"Esperar que tú me quieras, es como esperar un barco en el aeropuerto...."
Él al principio pensó, que su mayor anhelo era volver hacer mundano, algo que no entendía de los mundanos era que se la pasaban soñando con la vida eterna, era algo estúpido, lo inmortal lo había dejado solo, sin familia y amigos, todos aquellos que llego a conocer alguna vez, su tiempo de vida había acabado.
La primera vez que conoció a Simon, sabia que iba hacer un problema. Y no se equivocó, el polluelo era un dolor de cabeza. Parecía reacio a dejar atrás sus costumbres mundanas, se aferraba a ser "normal" aunque eso depende de tu punto de vista.
Parecía que era un imán de problemas, ya que estos lo seguían a todos lados, o el buscaba los problemas. Debido a que siempre se la pasaba detrás de la chica de cabellera pelirroja, de la cual era obvio que estaba enamorado y ella ni siquiera lo miraba.
A pesar de que ella no le correspondía sus sentimientos, por alguna razón él siempre estaba dispuesto a darle el apoyo y cariño que necesitara, a pesar de saber que siempre regresaría a los brazos de aquel chico rubio.
Aun no lograba entender como era el novato capaz de soportar ver a las dos personas compartir miradas con un brillo en sus ojos. Aunque no podía culparlo, el hacia exactamente lo mismo, apoyaba incondicionalmente a alguien que no tenia su mirada puesta en él.
Siempre pensó que no se enamoraría, después de tantos años solo, quien mantendría la esperanza. Era algo tonto o eso pensaba, por que ya era muy tarde, cuando se dio cuenta que su muerto corazón se aceleraba con aquel chico de lentes.
Se encargaba de estar al pendiente de él, siempre vigilando que no se lastimara gravemente. No sabia en qué momento exacto se había enamorado profundamente del chico.
Puede ser que fue cuando noto que siempre estaba para sus seres queridos o cuando vio a la chica que amaba estaba con alguien más, no intento hacerle daño ni separarlos. O tal vez siempre estuvo enamorado, pero nunca intento darse cuenta, por que muy en el fondo sabia que nunca miraría a alguien como él.
Porque muy en el fondo de él sabía que nunca lo miraría con un brillo en sus ojos. Todos lo respetaban o temían, nadie quería estar con él. Pero no se arrepentía de conocer a Simon, gracias al chico sus días eran inesperados e interesantes. Se acostumbro a comentarios fuera de lugar, a su sonrisa y a esos hermosos ojos.
Ahora su mayor anhelo era que Simon lo mirara con cariño y amor, pero, aunque le doliera admitirlo eso nunca pasaría, el nunca miraría a su dirección.
Raphael estaba perdidamente enamorado del novato.