CAPÍTULO 1

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BETH

No podía dormir, estaba tan ilusionada por el día de mañana, mañana sería el gran día, el día en el que dejaba de ser una niña para convertirme en una mujer independiente, mañana sería el día en el que cogería todas mis cosas, mi ropa, mis libros, todo, para irme a la universidad.

Quería irme lejos, por eso elegí la universidad de Georgia, a tres días en coche de mi casa, lo tenía todo planeado, tenia una lista sobre todo lo que era indispensable y que no se me podía olvidar meter en la maleta bajo ningún concepto, me había costado mucho llegar a este momento, como para que se me olvidaran cosas en casa.

Con el divorcio de mis padres todo en mi vida se había vuelto muy difícil, no quería depender de nadie, y mi padre se desentendió un poco (por no decir bastante) de mi madre y de mí, por lo que mi madre no tenía dinero para pagarme la universidad, así que decidí trabajar, estuve trabajando en un bar, conseguí dinero, además solicité una beca de estudios y me la concedieron por mis notas, entonces lo tenía todo listo para irme.

A las 04:00 AM sonó el despertador, mi avión salía a las 07:00 AM y tenía que estar en el aeropuerto con dos horas de antelación, escuché de fondo el despertador de mi madre que me tenía que llevar al aeropuerto, me levanté de la cama

Me miré en el espejo de mi cuarto y vi mis ojeras por haber dormido tan poco por los nervios de irme, y me maquillé un poco, tapé las ojeras con corrector y me eché un poco de máscara de pestañas para resaltar el verde de mis ojos, me recogí el pelo en un moño alto y me dejé unos mechones rubios fuera, adoraba mi pelo largo y rubio, pero no estaba tan acostumbrada a tener el pelo largo, así que preferí recogérmelo para el viaje y ya una vez en Georgia, ya buscaría tiempo para cortarme el pelo, me dirigí a mi armario y cogí unos vaqueros y una camiseta.

- ¡Beth! ¿Cuánto te queda? El desayuno se te va a enfriar. – Escuché a mi madre decir desde la cocina.

Bajé las escaleras de mi casa, y me la encontré sentada en la mesa del comedor, esperándome para el último desayuno madre e hija antes de irme a la universidad.

- Te he hecho tortitas, sé que te encantan. - Me dijo con una amplia sonrisa, que por desgracia no le llegó a los ojos. Sabía que ella estaba triste por que me fuera, todos los padres se entristecían cuando sus hijos se iban a la universidad, pero lo nuestro era diferente, yo la dejaba sola, recién divorciada.

- Muchas gracias mamá. – Le dije dándole un beso en la mejilla y sentándome en una de las sillas.

- Beth, te voy a echar mucho de menos. – Me dijo dándome un abrazo, mientras se le caía una pequeña lágrima por su mejilla.

- Mamá, volveré por navidad, te llamaré cada día, ¡voy a ser tan pesada que ni notarás mi ausencia! – le dije riéndome.

- Ay, mi niña... ¿Cuándo te has hecho tan mayor?

Eran las 06:00 AM y ya estábamos en el aeropuerto, me despedí de mi madre, cogí mis maletas, pasé los controles y me dirigí hacia la puerta de embarque, mi avión no salía hasta las 07:00 AM, así que aproveché para leer un poco hasta que llegó un hombre mayor hasta todas las personas que cogeríamos el avión, pidió a todos y cada uno de los que estábamos allí los billetes, entramos en el avión y cada persona se sentó en el asiento que le habían asignado. Me quedaba muy poco para llegar a mi destino.

Después de bajar del avión, recoger las maletas, salir del aeropuerto, coger un taxi que me llevase a la universidad, llegué a la residencia de estudiantes donde viviría los próximos cuatro años que duraba mi carrera, había elegido psicología, siempre me había interesado la mente humana, lo complejos que llegábamos a ser las personas, quería ayudar a las personas a solucionar sus conflictos y sus problemas.

Nada más entrar en la residencia había una mujer de unos treinta y algo de años, que supuse que sería la encargada de recibir a todos los estudiantes, así que me acerqué a ella.

-Buenos días, soy Elisabeth Collins. - Dije con una sonrisa.

- Buenos días, te busco en la lista y te digo cual será tu habitación.

No parecía una mujer muy simpática, pero supongo que sería normal, contando que su trabajo era estar ahí sentada todo el día aguantando a adolescentes.

- Tu habitación es la 112, tu compañero de habitación es de tercer año, pero todavía no ha llegado, te doy tus llaves y cuando él llegue le daré las suyas.

- Espere... ¿Compañero? Será compañera.

- No, compañero, has solicitado plaza en esta residencia, ¿no? – Dijo como si yo fuera tonta.

- Si, pero...

- Pues esta residencia es mixta, cada habitación tiene su cuarto de baño, y sus dos habitaciones por lo que tendrás privacidad, si tienes algún problema, siempre puedes hablar con el director de la residencia y pedir traslado a otra, así que sí, tu habitación es la 112. ¡SIGUIENTE!

Prácticamente me echó, así que cogí mis cosas y me dirigí hacia mi habitación, sin poderme creer que fuese tan tonta como para pedir plaza en una residencia mixta.

Encontré la habitación y exacto, era como ella decía, entrabas había como una pequeña sala, con tres puertas, dos habitaciones y un baño. La sala tenía un sofá, una mesa pequeña y una televisión, los dormitorios eran pequeños pero perfectos para una persona, con un ventanal que entraba la suficiente luz para estudiar, un escritorio, una cama grande y un armario, las dos habitaciones eran iguales, y el baño... ¡TENÍA UNA BAÑERA! Ahora entiendo por qué no había dado importancia al pequeño detalle de las habitaciones mixtas, la residencia era una pasada, parecía un mini-apartamento.

Me instalé, guardé toda mi ropa en el armario, coloqué en el escritorio mis libros y mi portátil, cuando escuché como alguien entraba en la habitación.

- Ya veo que no has tardado en instalarte. – Me dijo un chico alto, moreno, con ojos verdes como los míos, aunque creo que un poco más claros, vestía con una camiseta blanca y unos vaqueros, se veía que tenía el cuello tatuado.

- S-sí, llegué hace como una hora.- Dije como justificándome no sé por qué, me acerqué a él tendiéndole mi mano para que la estrechara presentándome. – Soy Elisabeth Collins, puedes llamarme Beth, Elisabeth me parece muy formal,  supongo que soy tu compañera de habitación... Encantada...- Dije esperando que me dijera su nombre.

- Brad, Brad Miller.- Dijo simplemente, dándose la vuelta, dejándome con la mano estirada esperando que la estrechara, al ver que pasó de mí.

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⏰ Última actualización: May 16, 2021 ⏰

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