Ｉｎｆｉｄｅｌｉｄａｄ

𝙸𝚗𝚏𝚒𝚍𝚎𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍

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—Gulf terminemos con esto.

Dijo el castaño mientras apretaba fuertemente los puños, no quería hacerlo, amaba a Gulf se había enamorado como un tonto sin quererlo, pero no podía soportar más los celos lo comían prácticamente vivo.

—Mew... no hablas en serio. —Habló Gulf mordiéndose el labio inferior intentando no derramar una lagrima. —Ya te lo dije... mis padres arreglaron el matrimonio con Pavel, al que yo amo es a ti, por favor no hagas esto, no me abandones ahora... —Tomó a Mew de las manos intentando acercarse a él para darle un beso en los labios, pero el castaño se alejó rápidamente.

—Basta Gulf, no te creo y no puedo hacerlo cuando te veo tan feliz con él a tu lado, cuando recibes sus besos y sus caricias con una sonrisa. Me cansé Gulf ¡Maldita sea me canse de compartirte con él! de que Pavel pueda verte cuando quiera mientras yo tengo que esperar a que tu tengas tiempo para mí. Me cansé de odiar a mi amigo por tocar tu cuerpo cuando deseo ser yo quien pueda hacerlo... —dijo apartándose y dirigiéndose al ventanal de aquel lujoso cuarto de hotel.

Yacían innumerables veces que aquel lugar había sido testigo de la pasión de ambos hombres, cayendo en la tentación irresistible del pecado y la traición.

Enamorarse era algo imposible de no hacer, más cuando sus cuerpos congeniaban tan bien en al cama.

Hace más de seis meses Mew y Gulf mantenían un secreto, aquel secreto que posiblemente destruiría la relación entre Pavel y Gulf y de paso la amistad de Mew con este mismo.

Mew no quiso enamorarse y menos del prometido de su mejor amigo, pero todo eso cambió en una noche de tragos en la que Gulf confesó que se sentía atraído hacia él y fue ahí donde la cordura, lealtad y razón abandono el cuerpo de Mew, iniciando con un hambriento y prohibido beso que los llevó a las puertas del paraíso y el infierno a la vez.

—Por favor Mew... yo te amo... —sollozó el menor. El corazón de Mew se estrujó, odiaba con el alma verlo llorar y más por él. —Solo dame tiempo... hablare con mis padres y con Pavel... les diré que me enamore de ti, que no quise traicionarlo de esta manera, pero por favor...no me dejes.

Mew cerró los ojos y los apretó fuertemente, pequeñas e imperceptible lágrimas cayendo de sus hermosos orbes cafés por sus mejillas, esas fueron las palabras que tanto tiempo había querido escuchar, que Gulf fuera solo de él, no le importaba perder la amistad de años con Pavel, no le importaba romper el contrato de su empresa con los padres del mismo, no le importaba ser señalado como un traidor por el amor de Gulf, y definitivamente no le importaba que juzgaran su amor como prohibido rompiendo todas las éticas y estereotipos de una buena amistad.

—Hermoso no lo hagas por favor, no llores... — aunque él igual lo hacía, Mew se acercó al azabache y lo abrazó, posando sus manos en la diminuta cintura de Gulf. El menor tenia el rostro cubierto de lágrimas con sus manos intentando cubrirlas.— Sabes que no me gusta que lo hagas, no quiero verte triste mi amor, perdóname... Solo estoy cansado de esta situación, quiero decirle a todo el mundo que tu eres mío y de nadie más. Quiero poder mostrarte a mi lado y no sentirme culpable por que ya tienes un dueño. Te quiero conmigo día, tarde y noche... tenerte en mi cama y no despedirme al amanecer. Te amo Gulf y quiero que seas mío así como yo soy tuyo completamente.