14. Olvidar

994 148 2
                                    

Se puede olvidar a alguien de la noche a la mañana pues si. Aunque eso implique utilizar magia. Esa perra de Amanda lo consigo si no era de ella no sería de nadie.

La noche fue tan larga sin él, mi cuerpo anhelaba su toque, mi corazón quería dejar de latir. Sin el la tristeza me embargaba.
- Solo te tengo a ti mi dulce bebe, decía mientras acariciaba mi vientre.

Lo iba a volver a enamorar no sabía cómo, pero lo iba a conseguir el era lo único bueno que me había pasado en la vida. Además de mi bebé.

Pero antes de eso tenía que resolver otros problemas, aunque tenía la herencia de mis padres no podía usarla.
Robert me había convencido de meter todo el dinero en un plazo fijo de al menos un año. Con la paga que el recibía nos bastaba para vivir cómodamente, pero ahora necesitaba ganar dinero.

Cogí mi bolso y me dirigí a la calle, necesitaba conseguir un trabajo pronto. La nevera que tenía llena en unos días estaría vacía. Además estaban los gastos de la casa.

Como era un pueblo pequeño no tenía muchos lugares donde ir. Habían pasado horas y en todos los sitios había escuchado la misma respuesta.

Ahora mismo no necesitamos a nadie. Me repetían mientras me cerraban ls puerta.

No había comido nada desde el desayuno. La tarde estaba bien entrada.
Metí las manos en mis bolsillos y saqué un par de monedas supongo que con esto me llegará al menos para un vaso de leche.

Atravesé la puerta de la cafetería. Robert estaba sentado en la barra, mi corazón empezó a latir con fuerza, reuní valor y me senté a su lado.

- Hola, dije tímidamente.

Él ni si quiera me miró, contesto como si fuera un robot y se marchó.

Sentí como si me golpearan tan fuerte en el pecho que hasta el aire me faltaba. De mis ojos empezaron a brotar lágrimas.
Por primera vez en mi vida estaba sola, no había nadie que cuidara de mi.

- estás bien niña? Dijo la camarera preocupada, era una señora mayor pero se la veía bien cuidada.

Entre sollozos puse el dinero que tenía sobre la barra y le pregunté:

- que puedo tomar con esto. Dije con la voz entrecortada y la cabeza gacha.

- cuanto hace que nos ha comido niña? Dijo amablemente.

- nose desde el desayuno, creo. Dije avergonzada.

Se marchó a la cocina, en unos minutos apareció con un vaso de leche y un plato de bistec con patatas.

-pero yo, yo no lo puedo pagar. Dije con un nudo en la garganta.

- Niña en tu estado necesitas comer, dijo mientras me acercaba la comida.

- Pero como... Como lo sabés? Todavía es pronto no se nota. Dije sorprendida

- yo sé muchas cosas, también se qué necesitas trabajo, no te puedo pagar mucho pero no te faltará un plato de comida y con la paga tendrás para pagar un alquiler o los gastos de una casa.
Dijo mientras me ponía una sonrisa.

- Gracias, gracias no la defraudare. Dije mostrándole una sonrisa.

- estoy segura de ello, ahora come y te espero aquí mañana a las siete. Dijo mientras se marchaba a atender a más clientes.

Termine mi comida me despedí y me marché a casa, ella me entrego una bolsa que contenía el uniforme antes de salir.

La casa está demasiado sola demasiado vacía he recogido toda la ropa de Robert y la he puesto en una caja mañana cuando salga de trabajar se la dejaré en la puerta de su casa el pobre no tiene que tener nada.

Amalia Reina de las Brujas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora