Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).

Capítulo 22

Inglaterra, Bristol house

No he hablado con Alease sobre lo ocurrido ayer en la mañana con Sheldon. Luego la llegada de Iain y todo lo ocurrido en la mansión de los Montrose, esta mañana que hablé con Iain me dejó más preocupado, su advertencia al respecto de cuidar al personal, también verificar que no esté infiltrado; en esa parte me siento tranquilo, los empleados que trabajan para el marquesado lo hacen desde hace años, son leales a la casa Bristol. Thomas partió esta mañana a Escocia con sus amigos y regresan en tres semanas —los golpes en la puerta me regresaron al presente.

—Adelante —la hermosa castaña ingresó con una bella sonrisa en sus labios.

—Lucy y Abbey ya se han dormido —desde que está en la mansión se ve diferente, mucho más hermosa, tranquila y el saber que a mi lado se siente protegida me hace amarla mucho más.

—Hace una hora le conté un cuento a Lucy, se quedó dormida. Y con Abbey, hablé un rato, ¿sabes?, me preguntó mucho por Iain —Alease se sentó frente al escritorio.

—¿Por qué dijiste lo último en ese tono?

—Me reservo el comentario, no es de nuestros hijos por lo que te cité aquí —saqué los papeles del escritorio, se los pasé. Ella lo tomó, comenzó a leerlos mientras lo hacía, yo me deleitaba con la curvatura de su cuello, lugar que no hace mucho me permitió besar, no quiero forzarla, pero estoy que me muero estar con ella. Las manos comenzaron a temblarle.

—¡¿Mis hijas ahora son unas bastardas?! —el labio le tembló.

—Alease, mira...

—¡No me pidas que lo entienda! —comenzó a llorar, me levanté y llegué a su lado, me arrodillé—. ¿Cómo pudo hacerle esto a Lucy? Con esto me confirma que nunca la amó, mi niña fue producto de una violación —eso no me lo había contado, como quisiera matarlo con mis propias manos, pero me voy a deleitar llevándolo directo a la cárcel de deudores.

—Cariño, escúchame. Lucy pasará a ser mi hija si así lo deseas. Solo debo informarles a mis hijos para mantenerlos enterados, podemos darle un manejo diferente a los chismes que circulan en la sociedad. Es cierto que los rumores son otros, pero la sociedad cambia y acepta lo que nobles respetables digan. Podemos decir que es mi hija y tu amante era yo no Ross, todo fue un montaje para obtener el divorcio. Si aceptas Lucy sería una Hamilton. Alease.

—¿Cómo voy a quedar yo Robert? Peor que una fursia, la casquivana más grande de Londres. ¿Y mis hijas mayores?

—Serás mi esposa, a menos que cambiaras de opinión y ya no me ames. Con respecto a tus hijas Sheldon no miró más allá de lo que esto implicaba, ahora tendrá a tres casas enemigas por haber degradado a bastardas. Pero la sociedad no lo va a perdonar y menos la cámara de lores, me encargaré de eso. Ross es muy respetado, una vez se corra el rumor que tanto la casa Ross, los Gormanston; que por cierto adoran a tu hija Jade y la condesada Lincoln. Esas casas no lo dejaran tranquilo. Ya lo verás.

—Hemos sido la comidilla de la sociedad. Con relación a lo, otro te amo desde el día que te vi —cuando me lo confesó por poco la hago mía en ese entonces. Las cosas pasan por una razón y teníamos que tener hijos por separados, a Jazmine también la amé con el alma y he sido muy honesto, solo hasta enviudar fue que Alease me llamó la atención—. Pero te confieso ahora que soy libre que mi temor a nuestra boda no es el que dirán.

—No te entiendo, ¿estás cambiando la conversación? —desvió la mirada.

—Aceptaré lo que consideres lo mejor para mí y mi hija, de todas maneras, es tu apellido el que portare de ahora en adelante, de mi parte lo llevaré en alto, Te has ganado el corazón de Lucy y con justa razón. Eres el hombre perfecto.