Inglaterra, Montrose house
No he podido dormir, ahora es porque revivo y revivo la noche de ayer. No quiero engañarme, ni ilusionarme; estoy consciente que esa belleza de niña nunca se fijaría en mi como hombre. Aunque... en mi mente nadie sabrá, puedo darle rienda suelta a todo lo que estoy viviendo por primera vez.
Soy un conocedor de las expresiones humanas y ayer no le produje asco, o tal vez fue la situación que la llevó a realizar esa locura —Gilmer preparaba mi baño—. Volví a sonreír, fui el primero en besarla, yo Iain Grant estrenó sus labios, el primero en conocer el sabor de sus besos y esa combinación deliciosa que resultó la fricción entre nuestros labios, lengua y saliva. Estaba asustada, ¿habrá sentido lo mismo?
—Su excelencia.
—¡Gilmer! —sabe que no me gusta que ellos me llamen de esa manera cuando estamos en soledad—. Nos encontramos los dos, viejo amigo.
—Honor que me hace señor.
—¿Enviaste la encomienda?
—Así es, ya le envié una carta notificándole a su tío que en un par de semanas salgo a vacaciones y deseo pasarlas con él.
—Tendré todo lo que debes entregarle a esa fecha. Ya sabes, nos vemos en Nueva Granada.
—Todo será como usted lo ordena milord —volví a sonreír, mi ayudante de cámara se sorprendió—. Amaneció sonriente.
—No es nada —me puse serio.
Una vez listo, bajé a desayunar. Mi madre ya estaba levantada, Iona últimamente no nos acompaña, dice que se queda leyendo hasta tarde.
—Buenos días mamá —le di el beso.
—Hijo, ¿cómo te fue en la velada? —la analicé, a un lado tenía un papel.
—La comunicación con Lady Casey es muy efectiva.
—¡Dime que es cierto! ¿Abbey y tú se besaron en frente de toda esa partida de insípidos aristócratas? —mi madre es inglesa, pero tantos años viviendo en la bella Escocia, conociendo lo que es vivir como le decía mi padre, sin tanto clasismo y elitismo.
—Son las siete de la mañana, ¿a qué horas te llegó el cotillo?
—¡No me cambies la conversación, jovencito!
—Madre fue para ayudar a los muchachos que estaban investigando y debíamos crear una distracción, pero Mi niña...
—¿Tú niña? —me puse rojo, de un momento a otro sentí que el pañuelo me quedó muy apretado—. Se ha sonrojado su excelencia —y eso que es mi madre.
—Milady.
—Mi corazón me lo dijo, ella es perfecta, no sabes las veces que he orado, pidiendo una buena mujer, una que lograra ver lo grande que eres.
—Perfecta si es, pero... madre no se haga ilusiones.
—¡Quiero nietos Iain!, debes hacerlos, debes fortalecer el ducado.
—Ya no tengo hambre —bajé de la silla, me dirigí al despacho. Ya en la soledad, donde nadie me molesta y por primera vez en mi vida desperdicié no sé qué tiempo pensando ella, sé que me va a dar muchos dolores de cabeza... pase lo que pase, fui el primero en besarla, y esos ojos avellana estaban dilatados, ¿le habrá gustado mi beso? Tomé papel y pluma.
..........*..........
Inglaterra, Leinster house
En tres días es la boda de Iain y aun me da vueltas y vueltas lo dicho por Lady Abbey antes de ingresar a la velada. Mi madre no sabe lo sucedido con Violet, aún tengo en mi poder las joyas, menos la coronilla de Lady Jade. En mi cara devolvió el juego que le había comprado. Sé que hice mal, pero en ese momento me pareció más oportuno callar, por eso me llevé a esa señorita de ahí para que no la siguiera ofendiendo y fue evidente que di a pensar todo lo contrario. ¡Diantres! Ya ni duermo, cada vez que cierro los ojos su mirada me acribilla... ¡Al traste con todo! —me levanté de la silla del despacho, tomé la levita, debo hablar con ella.
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Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).
RomantikEs mi tercer hijo el que viene al mundo, mis tíos y familiares conocedores de la desgracia que empaña nuestra sangre están aquí para verificar si no se ha ensuciado mi descendencia, mis dos hijos anteriores son normales, el heredero al ducado es un...