let you go...

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Hoy se marca en mi calendario el primer lunes de verano y en automático las constelaciones llaman tu recuerdo y en mis pensamientos la pregunta por qué sigue siendo un remolino sin fin.

Tal vez no tenga la solución a las incognitas del universo frente a mi, pero si encontré la respuesta del agobio de mi corazón en el brillo apagado de tus ojos.

Encontré una razón más para agrandar el dolor de mi pecho en el significado de tus palabras. Como soltabas veneno que para mi desgracia no era más que la cruda verdad, que filosa corta todo lo que te podía dar.

Si vivimos en un mundo llenos de corazones podridos, en algún momento nos iban a infectar, eso dijiste. Y yo no te creí, pero veme ahora.

Dime que sufres tanto como yo, porque no sería justo que el único moribundo en el desierto sea yo, que las consecuencias solo caigan en mi cuando los del pecado fuimos los dos. Aún te quiero a mi lado en el abismo, incluso en el fin del mundo.

Porque te amo. Te amo de verdad.

Y me duele.

Me dueles Jimin.

Me duele casi tanto como esa vez que pronunciaste mi nombre por última vez, ¿Y qué iba a saber yo que sería la última vez?

¿Por qué tendría que haber vivido con miedo de perderte si habías jurado ante las estrellas estar ahí siempre?

Ahí, conmigo en la cama, usando mi brazo como almohada y mi corazón como tu rincón. ¿Por qué pensar lo peor si ese beso de buenas noches fue lo mejor?

Sé que ya no estás recostado en la esquina de mi cama porque en las noches tu ausencia llena todo el vacío de mi alma.

Y no debiste hacerlo Jimin, joder que no.

Hubiera cruzado todo el puto polo norte solo para poder verte un segundo más, sonriendome como solo lo hacías conmigo, cruzaría el mundo en menos de 80 días solo para poder recordarte una vez más que no había nada de error en nuestra configuración, que sin duda el haber escogido amarnos fue mi propósito en esta vida.

Que contigo Jimin, yo sí me sentía correcto.

Contigo, yo me sentía amado.

Me sentía como un ser humano.

¿Tu no te sentías igual?

Si te fuiste porque yo no pude darte todo lo que tu a mi con solo respirar, entonces te digo que hiciste bien en marcharte.

Pero no así.

No después de haberme salvado y darme razones para vivir, no sin una explicación de tus motivos, no sin un último beso, no sin un adiós.

Porque ahora me siento como un juguete tirado bajo la lluvia esperando a que su dueño regrese, como un niño llorando al haberse perdido y querer ser encontrado por sus padres.

Dime Jimin, ¿Por qué dejaste que te convirtiera en mi cura sabiendo que sin tí mi enfermedad crónica acabaría conmigo?

Y quiero odiarte por dejarme morir de la peor manera, pero si es por tu culpa moriría 100 veces más, solo si eres tu quien me mata. No puedo odiarte no puedo enojarme porque ya estoy algo cansado.

Pero esta es la última vez.

La última vez que te escribo una carta, la última carta que se pierde en la oficina de correos porque no sé que dirreción poner. Si, es la última vez que te escribo pero el pensarte y recordarte ya forman parte de mi día a día.

Como lo es esperar todos los días sentado en el porche de esta casa a que vengas por mí, como lo hacías todos los lunes de verano.

Así como un primer lunes te conocí, hoy que te escribo es lunes, y justo como ese último lunes que te ví hace 40 años, yo... te sigo extrañando.

Yo, te sigo queriendo.



💛

》Los lunes de verano《•KOOKMIN OS•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora