O1

197 18 4
                                    

Se encontraba alistándose para su día de escuela, lo hacía de manera algo rápida pues no tenía ganas de ver a sus padres el día de hoy, o por lo menos en esta mañana tan... “hermosa”.

Terminó de meter sus cuadernos sin forrar a la mochila que tenía, iba a ir a la escuela, otro de sus malditos infiernos que no le dejaba descansar en paz.

Se dirigió a la puerta de su habitación, abriendo así la misma caminando por el pasillo hasta bajar las escaleras en donde sólo le llamó la atención el que no hubiese nada servido, eso era una buena señal.

— ¿Qué haces? —

Escucho ese comentario, a lo que nisiquiera se dio la vuelta y se dirigió al refrigerador en donde comenzó a buscar algo para llevar de comer para su institución, ese buen presentimiento se había ido.

— ¿Otra vez estas borracho? ¡En serio no se puede contigo! —

Escucho ese reclamo, no podía ser verdad.

Su mirada se dirigió hacia atrás encontrándose con su madre y padre, quienes estaban volviendo a pelear, algo que era típico para su persona, pero, no podía evitar sentirse fastidiado, sin embargo, como siempre, se iba a quedar callado.

— Yo... Eh... Voy a estudiar, vuelvo-- —

— ¡¿Porque siempre malgastas el dinero!? ¿¡Crees que crece en los árboles, idiota!? ¡No se porque mierda me casé con un bueno para nada como tú! —

— ¡Callate! ¡Tú usas el dinero para comprar tus porquerías de productos! ¡Ya estoy harto! —

Se quedo callado, y sin más abandono su hogar, yendo en dirección a su institución. Odiaba, en serio odiaba todas estas pelean incesantes que sus padre tenían, no deseaba verles de esa forma pero, cada vez empeoraban y no le dejaban opinar nada.

Al poco tiempo llegó a su academia, todos le saludaban, pues era el segundo chico popular en la academia, así que, como todos los días sonreía fingiendo estar bien a pesar de que... Por dentro tenga ganas de gritar y atarse una soga al cuello.

Se sentó en uno de los pupitres al llegar a su salón, vio su celular y lo primero que encontró fueron múltiples mensajes de su novia quien le reclamaba el no haber contestado la llamada el día de ayer, lo que, le hacía confundirse, ¿Acaso no podía dormir sin que lo molesten?

Soltó un suspiro al ver como el maestro entró, era el de matemáticas, así que, tomó otra bocanada de aire.

Odiaba su vida.

──────•「🌊」•─────

Escucho como la campana sonó lo que le dio un gran alivio, al menos al fin podría ir a comer algo y-

— Hyuuga. —

Nisiquiera pudo pararse de su asiento, todos ya se habían retirado y el único que faltaba era él, ya se iba a ir, pues no deseaba quedarse más tiempo.

No dijo nada y comenzó a tomar sus cosas, más en ello volvió a escuchar como le nombraron, lo que le hizo parar lo que hacía y dirigir su mirada a quien le había hablado, era simplemente el profesor.

— Tsuchigomori-sensei, yo... —

— No me importan tus excusas, ¿porque no entregas nada? Como tu maestro guía he notado que tus calificaciones no son nada buenas, son un asco, ¿cuando planeas mejorarlas? —

— Después, luego, tan sólo-- —

— ¿Acaso quieres hacerlo a esa maldita forma? —

Se tenso y de inmediato negó con la cabeza. No deseaba volver a lo mismo de antes, se sentía con más baja autoestima cada vez que ese mayor me mencionaba sin parar eso.

— Yo... Quiero ir a almorzar. —

Tomó todo y así se dirigió a la puerta, la que fue cerrada de golpe por ese hombre, dejándoles solos en el salón.

— Sabes que puedo hacer que repruebes, así que no me retes, Hyuuga. —

Trago saliva, no lo deseaba, sólo quería ir a almorzar como una persona normal, pero, nadie lo veía como eso, una persona.

──────•「🌊」•─────

Se limpio la cara con unos pañuelos, más en eso ese líquido entró a su boca, a lo que al sólo sentirlo le hizo sentir nauseas inmediatas entrando así a uno de los cubículos en donde comenzó a vomitar con bastante repulsión a lo que sentía.

Al terminar se levantó con su cuerpo tembloroso.

— Que... Asco... —

Salió del baño comenzando a caminar por los pasillos en donde no había casi nadie, sin embargo, un nuevo mensaje llegó a su buzón, lo que le hizo revisar su celular haciendo una ligera mueca.

«¿¡Porque no respondes mis malditos mensajes?!»

Lo ignoro y siguió su paso hasta su hogar, en donde al entrar noto el completo silencio que había allí, de seguro sus padres se habían ido cada uno a sus vicios, era uno de esos días en los cuales... Creía que podría tener paz.

Subió las escaleras hasta llegar a su habitación, en donde al sólo abrir la puerta vio a... Su novia.

— ¡Ja! ¡Así que al fin te veo! ¿¡Que te pasa!? ¿¡Porque sólo ves los mensajes!? —

No dijo nada, sólo se dirigió a su cama acostandose así en la misma en un intento de dormir aunque sea un poco, no tenía humor para escuchar los berrinches infantiles de esa chica quien sólo le generaba más dolor de cabeza.

— ¡Hey! ¡Hey! ¿Hola? ¿Acaso me escuchas? ¡Jodete! ¡Vete a la mierda Natsuhiko! —

Escucho como la puerta fue azotada a lo que la sonrisa que portaba en sus labios iba desapareciendo....

Tomo los antidepresivos, aproximadamente unos tres y se trago las pastillas con un poco de agua, quedando en silencio.

Vio hacia donde estaba una de las paredes, en donde noto como había alguien allí, lo que le hizo solo arquear una ceja.

«¿Te sientes bien?»

Negó con la cabeza en son de repuesta a esa pregunta escrita en ese pedazo de papel, no sabía con quien exactamente estaba hablando, pero, aún así se sentía... Mal.

«¿Quieres ver una película?»

Frunció un poco el ceño, no entendía el porqué ese ente que estaba frente a él preguntaba esas cosas como si nada.

Se sentó en la cama caminando así hasta donde estaba el otro, quien sólo elevó la mirada al ser más bajo.

— ¿Como... Te llamas? —

Al menos... Quería saber con quién estaba.

ᴅᴇᴘʀᴇsɪᴏɴ [ɴᴀᴛsᴜᴋᴀsᴀ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora