Capítulo 39

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ATENCIÓN, CAPÍTULO CON CONTENIDO ERÓTICO. DISFRUTEN MIS PECADORES.

//Pov Elian

Samara termina de comer y deja el plato aún lado, han pasado tres días y sus heridas ya han sanado con el ungüento que le he puesto, sin embargo hoy se quitará las vendas ya que insiste mucho. Se levanta de la cama y la acompaño al baño, su forma de caminar me embelesa completamente y no puedo evitar sentir como me caliento con cada paso que da.

No tengo idea si lo hace a propósito o lo hace inconscientemente pero mis ganas de tenerla sobre mí han aumentado. Camino detrás de ella y la sigo hasta el baño. Una vez allí, delante de la ducha, se da la vuelta y me mira.

—Me quitaré las vendas —me dice y asiento.

Sube sus mano llegando a las tiras de su vestido, las baja dejando que las telas caigan al piso mostrando su desnudez ante mí. Sus pezones son como una invitación para prenderme de ellos y no dejo de contemplar su cuerpo. Comienza a quitarse las vendas de los muslos mientras yo la observo, jadea un poco cosa que me hace enloquecer más.

Acaba de quitarse las vendas que cubrían sus piernas dejándolas desnudas, veo las marcas que han quedado en ellas, veo a Samara tensarse y apartar la mirada por varios segundos. Comienza a quitarse la venda de los brazos y mira cautelosamente las marcas que le han quedado.

Se quita las vendas de las muñecas y las mueve verificando que no le duelan. Toma el vestido del suelo y lo deja encima del mesón del baño, desliza la puerta corrediza de cristal de la ducha y se adentra en ella para luego cerrarla. La veo abrir la llave dejando que el agua caiga en su cuerpo.

No me resistiré más, necesito tocar su cuerpo. Necesito sentirla. Comienzo a desabotonar mi camisa y la dejo en el mesón, me desvisto completamente quedando desnudo con mi erección a plena vista. Me adentro en la ducha y con mi mano toco su cintura.

—¿Qué haces aquí? —se voltea algo sorprendida y doy un paso hacia delante. Observo sus labios mojados entreabiertos, toco su mejilla y bajo mis dedos hacia su cuello.

—Me entraron las ganas de follarte de cien maneras posibles—musito.

—Elian... —sus mejillas se encienden, cosa que da gracia. Junto mis labios con los suyos saboreando su sabor.

Nuestras lenguas rozan mientras la atraigo hacia mi, deslizo mis manos por su cintura hasta llegar a su trasero donde agarro sus nalgas con firmeza. Sus brazos rodean mi cuello con delicadeza, mis besos comienzan a bajar por su rostro sintiendo cada centímetro de su piel, de repente escucho como comienza a sollozar.

Frunzo el ceño extrañado y me alejo un poco de ella para observar su rostro, veo como sus ojos se han cristalizado y sus lágrimas han comenzado a fluir confundiéndose con el agua que nos cae a ambos.

—¿Por qué lloras? —le pregunto confundido.

No responde nada y cierra sus ojos. Me quedo delante de ella, viéndola llorar sin saber qué hacer.

—Y-yo...

—Samara mirame —tomo sus hombros, sin embargo veo como se abraza a sí misma aún con los ojos cerrados. Echo un suspiro y tomo sus mejillas—. ¿Qué te sucede? —cuestiono perdiendo la paciencia.

—Yo... —tomo ambas partes de su rostro y la zarandeo un par de veces.

—¡Mierda Samara reacciona ya! —exclamo.

—¡Que me he dado cuenta que desde que te conocí, mi existencia ha sido una total mierda —finalmente habla—, he tenido oportunidades para poder alejarme de tí, volver a ser la de antes y las he mandado a la basura porque estoy perdidamente enamorada de tí! —termina de decir.

La esposa de Satanás *COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora