One-Shot

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Sayaka Igarashi, la secretaria del Concejo Estudiantil. Siempre debía ocuparse del papeleo, reuniones y de tratar con los alumnos del colegio entregándoles sus planes de vida o respondiendo dudas. Era algo habitual, sin muchas complicaciones.

Pero hoy era diferente.

Cuando alguien se acercaba a la chica para conversar sobre algún asunto esta temblaba y apretaba sus piernas con disimulo. El cambio de palabras se hacia breve, Sayaka terminaba la conversación rápidamente, se notaba algo incomoda.

Pasó todo el día así hasta que al fin llego la tarde donde todos se fueron terminando sus tareas del gran salón del concejo. Cerró la puerta y suspiro aliviada, al fin estaba sola.

O eso creía.

Sintió como un cuerpo se pegaba al suyo aplastándola contra la puerta. Sabía quien era, su rostro se ruborizó.

- Lo has hecho muy bien, querida...

Escuchó un suave "click" y todo su cuerpo colapsó. Ahogó un gemido apretando las manos contra la fría madera.

- P-por favor... Presidenta...

- Seré buena esta vez... Ven -Se separo de su cuerpo. Sayaka vió sobre el hombro como aquella elegante mujer se sentaba en su habitual silla frente a la mesa principal del salón- Ven, ahora.

Otro click y su cuerpo recibió un nuevo escarmiento haciendo temblar sus piernas. Se apresuró a caminar hasta quedar junto a la albina. No podía mirarla a los ojos.

- Quítate la ropa interior... -Acarició su pierna mirándola tranquilamente.

Sayaka obedeció.

Con las manos temblorosas levantó su falda por los costados y bajó las bragas. Cuando esta llegó a sus rodillas Kirari la detuvo para tocar la tela.

- Esta empapada... -Rió y siguió ella misma quitando la prenda para dejarla caer en el suelo, la más pequeña cerro sus ojos avergonzada- Siéntate en la mesa.

Dudó un poco, pero la albina la miro sonriendo y alzó en su mano un pequeño interruptor. Sayaka no tuvo más remedio que subirse apresuradamente.

- Levanta tu falda y abre tus piernas, no puedo ver así... -Volvió a acariciar su piel.

Tragó saliva y obedeció. Subió la falda y separó las rodillas exponiendo su intimidad, apartó la mirada completamente ruborizada. Kirari soltó un suspiro complacida, tomó sus tobillos y retiro los zapatos para luego posicionar sus pies en los reposabrazos de la silla.

- Se buena y quédate ahí...

La albina relamió sus labios y observó su sexo con descaro. Estaba completamente humedecida, podía notar como la mesa brillaba bajo ella producto de sus fluidos. Desde su entrada se veía un hilo blanco asomándose. Deslizó la mano por su pierna hasta alcanzarlo, la miró a los ojos y tiró de él lentamente. El rostro de Sayaka se contrajo de golpe y sus muslos amenazaron con cerrarse, gimió desesperada apretando la tela de la falda mientras sentía como el objeto en su interior se deslizaba fuera de ella.

Kirari la miraba atentamente sacando el dildo despacio, sin apuro.

La más pequeña jadeó aliviada cuando al fin ese objeto salió por completo. La albina lo miró detenidamente, estaba empapado y caliente, sin mucho más que esperar lo lamió saboreando la esencia de aquella chica observándola a los ojos. Sayaka apoyó sus manos en la madera y apretó los labios.

- Quítate el brasier y la blusa, quiero ver tus senos -Le dijo aun lamiendo el vibrado.

La joven acató de inmediato, abrió la chaqueta dejándola caer en la mesa y comenzó a desabrochar su blusa. El corazón le golpeaba con fuerza contra su pecho. Sentía el cuerpo caliente y su intimidad palpitaba de deseo. Quería que Kirari la tocara.

A escondidas (One-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora