Derechos de personajes reservados a Suzanne Collins.
El viaje era rápido, me senté en la mesa, Jules nos estaba contando una historia de cuando se le cayó jarabe de zarzamora encima de sus "elegantes" ropas. Siguió relatando anécdotas, yo dejé de escucharla y mire por la ventana la lluvia caer. Me detuve unos instantes observando como competían las gotas en caer primero. Me pregunté si todos los distritos pensaban así.
Esa noche no pude dormir, soñé que estaba en una jungla, un feroz león me perseguía y yo resbalaba, y caía en picada hasta aterrizar en unas rocas. El impacto del choque me sobresaltó, desperté todo sudado y con lágrimas en los ojos. Fui a la habitación de mi hermana y no la encontré allí. La busqué, vagón por vagón, hasta que la vi atrás de unas cajas, mirando por la ventana.
"¿Tuviste una pesadilla también?"-le dije, ella me miró y sin esperar respuesta me senté a su lado. Ella puso cara de disgusto pero después de un rato volvió a mirar por la ventana.
"Estoy mirando aquella ave volando a lo lejos. Extrañando la libertad, preguntándome si tendré la suficiente valentía para asesinar a alguien"-me dijo aún con los ojos clavados en el ave.
"¿Porque me dijiste que no te dirija la palabra?"-mi voz se quebró.
"¿Qué soñaste?"-me dijo cambiando de tema.
"Soñé que estaba en la arena, y un león me perseguía, lo más extraño fue que en el sueño aparecía un ave igual a esa"-la miraba fijamente, esperando una respuesta. Quería que Beth volviera a ser la gritona y mandona hermana, sólo estaba callada.
"Ve a dormir"-me dijo. Le hice caso porque sabía que significaba que quería estar sola. Al menos me había dado una orden.
Llegué a mi habitación, cerré los ojos y me "dormí" en un instante.
"¡Capitolio a la vista!"-Jules estaba gritando con una voz chillona tan insoportable, que no bastaba siquiera en hundir mi cabeza en la almohada.
"Cinco minutos más"-protesté.
"Ni cinco minutos. Estamos atrasados por quince minutos"-no quería ser grosero con Jules así que solo me levanté y ensaye mi mejor sonrisa falsa.
Me dirigí al vagón principal, el desayuno estaba servido. Me dolía la cabeza, tenía ojeras y no había pegado un ojo en toda la noche.
"¿Dónde está Beth?"-pregunté sin decir buen día siquiera. Las mañanas me ponían de malhumor.
"Durmiendo"-me dijo Jules, untando membrillo de durazno a un pan.
"¿Y por qué yo no puedo dormir también"-dije golpeando la mesa enfurecido.
"Porque te diremos consejos de supervivencia, escuchamos que eres buen nadador, bien, si te toca una arena desierta no te va a servir mucho. Tu hermana tiene precisión, con los cuchillos. Y tú, bueno, tienes belleza. Aquí Mags te explicará algunas cosas.
"Estamos en un tren en movimiento, ¿Cómo esperas que me enseñe algo?"-pregunté.
"En cinco, cuatro, tres, dos.."-no entendía que estaba queriendo decir Jules, antes de que me diera cuenta, miles de personas estaban enloquecidas, sacando nos fotografías.
"Sonríe y saluda, eso les encanta"-le dijo Jules y guiñó el ojo.
Me acerqué a la ventana, si yo pensaba que los gustos de moda de Jules era excéntricos, esto lo excedía. Pelucas, cabellos disparatados, amarillos, anaranjados, el rostro pintado de violeta con algunas rayas, la ropa colorida, con plumas y lentejuelas.
Es una verdadera locura, estas personas son sádicas. Esperan que veintitrés tributos sean asesinados o mueran por causas naturales. Si quieren un espectáculo lo tendrán. Comencé a lanzar besos a las cámaras y la gente enloquecía. Me alejé de la ventana y seguí desayunando, pensando quizá y sólo quizá que después de todo el consejo de alejarme de Beth me serviría para sobrevivir. Los Vigilantes de los Juegos seguro esperarían a que quedemos nosotros dos solos, todo es parte de una distracción. Nosotros, los tributos lo somos.
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Holaa! Perdón si tarde en subir este capítulo, acabo de empezar las clases y estoy medio ocupada. Bueno ojala les guste ♡Cualquier cosa no dudes en preguntarme!!
Besitos♥
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Finnie
FanfictionPasado jamás contado entre Finnick Odair y Annie Cresta. Derechos de personajes reservados a Suzanne Collins.