Capítulo 1

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A lo  mejor creen que me conocen...y no los culpo. Es probable que leyeran sobre mí en AOL, o que vieranen la T.V. a Connan O'Brain o a Jon Stewart hacer algun chiste sobre mí. Si no es así, no pasa nada ... casí lo prefiero, la verdad, pero seamos sinceros todo mundo a escuchado hablar de lo torpe que es MAckenzia Wellesley. A lo mejor todabía queda alguien en Myanmar o en Sudán que no se ha enterado de lo tonta que soy... pero ya me entienden. Ahora bien, pese a todo, a lo que han dicho de mi por ahí (y se que han dicho muchas cosas), pocas personas saben como deje de ser una estudiante común  corriente para conbertirme en un icono del pop en menos de una semana. Por eso me voy a tomar la molestia de contarlo. No se peocupen: no  voy a imitar a esas celebridades que te escriben un chorro de su biografía nada más para hablarte de un pasado uscuro. Mi pasado no es oscuro, sólo patético.

Empezaré diciendo que nunna me ha gustado ser el centro de atención. Son mis hermanos menores Dylan y Steven, los que se mueren por destacar. Ya saben: los que patean la pelota y encestan en la canasta en el último segundo para marcar su victoria. A mí, la sóla idea de estar en un stadio lleno de gente pendiente de mis movimiento me produce escalofríos. Seguramente el pánico esénico que siento biene de un recital de ballet en el que participe cuando iba en primaria. Lo recuerdo a la perfección. Cuando salí al escenario, vi a mi madre entre el público, llevaba a Dylan y Steven, entonces de pocos meses, en su carreola. Estire el cuello para buscar a mi padre entre la  multitud, preocupada por si no llegaba. Entonces mire hacia un lateral y lo vi detras de las cortinas...

Besuqueandose con mi profesora de ballet.
Tenemos el recital grabado en video. Cualquiera puede ver el momento esacto en que mi mundo se hizo pedasos por el modo en que abro los ojos desorbitadamente y por como el cabello cae sobre mi cara, mientras paso la vista de mi padre a  mi madre, que me saluda contena. Pero la cosa no acaba ahí, ni mucho menos. Me quede petrificada mientras las otras niñas bailaban y hacian piruetas a mi alrededor. Me di media vuelta  tropece  con  el  cable de sonído y salí volando hacialas  cortinas  ,que ,al  caer,dejaron  a la vista a mi padre en pleno besuqueo.En aquel instante me di cuenta  de que prefería mil veces ser invisible  a caerme de esa manera vestida  con  un ridículo tutú rosa. Freud diría que eso explica  la fobia que siento a las  multitudes y a la posiblidad de llamar la   atencion. Ypor una vez creo que Freud tendria razón. Aquel maldito festibal(y el divorcio)me volvieron paranoica.Podría decirse que ansío el anonimato .Asi que no me inporta que me concideren rara.Me gusta que no  me inviten a las fiestas.En el escuela mepucieron la etiqueta de bicho raro, y me he  esforsado mucho por conservarla.
Y aunque cualquier día normal asisto a un mínimo de tres clases preunivesitarias para lumnos avanzados, no me quejo. Es bastante  estresante, pero me agrada... sobre todo por que mi expediente impresionará a los comités encargados de decidir quién se queda con las becas. De modo que sí, estoy  contenta con mi vida. Tengo amigos, un trabajo, y un  promedio altísimo que me abrirá las puertas para una buena universidad...o al menos tenía  todo eso hasta que me hice famosa.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2015 ⏰

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Un Desafortunado Pero Maravilloso AccidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora