En Saturno

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El despertar de las mañanas es tortuoso, el dormir mucho más, porque a Snorkmaiden siempre vuelve Moomin a cada sueño que tiene, cayendo de nuevo en la red del recuerdo de su viejo amor, sabe que tarda un tiempo curarse de él de una vez.

Sin duda recuerda los tantos momentos felices que tuvo, tentándola a olvidar lo triste que fue darle de su alma aquella vez y que sin duda Moomin echó a perder. 

Ella no quería amarlo, sin embargo él le enseñó a odiarlo; todos los besos que ella imaginó, siendo romántica sin remedio, volvieron a su imaginación donde los vio e hizo crecer en una relación sin salvación.

Y en sus sueños ve como en Saturno viven los hijos que nunca tuvieron; y en Plutón aún se oyen sus gritos de amor.

Y en la luna gritan a solas sus voces pidiendo perdón, cosa que nunca pudieron hacer peor.

Al despertar de esos tortuosos sueños recuerda que él tiene la misma culpa que ella tiene, aunque de nada sirve ahora que admita que siente como ella siente, porque la almohada no suele mentir en ese vacío que es inllenable.

Esos sueños que la perturban desaparecen al abrir sus ojos; ahora despierta se recuerda que ella no quería amarlo, pero él le enseñó a odiarlo, vuelve a recordar todos los besos que se imaginó y que vuelven al lugar donde los vio crecer y recuerda que en Saturno viven los hijos que nunca tuvieron; que en plutón aún se oyen sus gritos de amor; y finalmente que en la luna gritan a solas sus voces pidiendo perdón, la única cosa que hicieron peor. 

El dolor la invadió nuevamente, dejando que fluyan sus lágrimas y remordimientos, mientras mira en la lejanía de su recuerdo lo que en algún momento ambos pudieron tener, pero que nunca tuvieron y se siente tonta al engañarse con sus pensamientos imaginarios donde refugió cada una de las cosas en las que ella creyó y pensó, suponiendo que en algún momento Moomin también las creyó.

Y se odia ahora por pensar que en Saturno viven los niños que nunca tuvieron, cada uno con su respectivo nombre y pareciéndose a una mezcla de ambos; y se odia por haber imaginado que en Plutón era donde se escuchaban sus gritos de amor, odiando con esto a la luna sabiendo que en ningún momento, después de cada pelea ninguno de los dos pidió perdón.

Y ahora, la soledad se encuentra con ella, en un “si hubiera” cosa que no existe, admirando en la lejanía un recuerdo tortuoso de un pensamiento compartido efímeramente por dos partes encantadas buscando un mismo fin, pero por momentos irracionales de ambos nunca se dió.      

 

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⏰ Última actualización: May 17, 2021 ⏰

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