Te invito a ver Netflix.

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No estaba nerviosa, estaba ansiosa. Louis se paseaba por el cuarto hasta encontrar el cargador de la computadora.

Pero como puede ser tan bello.

Me muerdo los labios viendo como se acercaba a la cama sentándose a mi lado, su vista clavada en la pantalla del ordenador escogiendo una de las tantas películas que aparecen. La mía estaba sobre sus grandes manos paseándose por las teclas deseando que se pasearan con el mismo afán por mi cuerpo.

—Quiero ver esta, ¿que dices? —sus labios se movían, pero yo no escuchaba bien, estaba muy ocupada imaginando como sería tenerlos contra mi boca. —Ey.

Su mano se paseó al frente de mi rostro despertandome de mis estúpidas fantasías.

Reacciona mujer.

ah, sí esa está bien.

—¿Estás bien? —la pregunta quedo en el aire que ya no estaba entrando en mis pulmones.

—Claro, ¿por qué lo preguntas?

—Porque es de terror.

—¿ah? —volteo y en la pantalla se encuentra el famoso título en rojo de "It" —oh. —el sabe que detesto las películas de terror, llámenme cobarde, no me importa. —Pues... me atrevere esta vez. —ya ni modo, no pensaba retractarme, mi orgullo no me lo permitiría.

—De acuerdo... —su cara de no muy convencido dejaba claro el creer que no resistiría.—Si insistes.

Es uno de mis mejores amigos, tenemos mucha confianza, y estoy muriéndome por la tensión sexual del ambiente si no se notó ya.

Decide ponerle play a la película mientras me acomodo enfrente de él entre sus piernas, dándole la espalda. Posición en la que siempre vemos películas, solo que esta vez es diferente, ya que estoy ardiendo al sentir cada centímetro de su cuerpo detrás de mí.

Siento su respiración agitada al costado de mi rostro y cerca de mi cuello, dándome a entender que no soy la única afectada.

Sus piernas se encuentran cruzadas y las mías reposan de la misma manera encima de las suyas, llevamos diez minutos de película, a la cuál no le he prestado la mínima atención y me alzo un poco en busca de chocolates para calmar mi ansiedad y deseo sexual.

...

Louis.

Desde que llegué y la vi en ese corto pijama supe que sufriría, creí que lo soportaría, que podría controlarme.

La posición no ayuda en nada y trato se distraerme con la película pero, me es imposible el no sentir su trasero  moviéndose encima mío al estar tan ansiosa y decido apartar mi atención de la computadora completamente dandome por vencido fijándome en lo hermosa y suave que se ve la piel de sus hombros, mis dedos pican por tocarla y mis labios exigen atacar su cuello. Hago todo lo posible por controlarme, lo cual no es mucho, y todo acaba en cuanto se alza en busca de golosinas dándome una asombrosa vista de su atractivo trasero y siento como mi ereccion crece, veo como alcanza unos chocolates y trata de devolverse, lo cual termina en un respingo de su parte al sentir como mis manoas viajan a sus caderas apretandolas con deseo, preparándome para perder la cordura.

—¿Louis?

Decidido, la atraigo de nuevo hacia mi regazo y un sonido escapa de su boca al sentir la vehemente ereccion que no hace más que crecer, cierro los ojos disfrutando del vaivén que empieza, moviendo sus caderas en círculos en tanto mis manos se deslizan de sus caderas hacia arriba, adentrandome debajo de la fina tela, aferramdome al borde, tirando de ella hacia arriba, acariciando la piel de su abdomen en el proceso.

La cordura ya nos abandonó, ella se alza, cierra la computadora tirándola a un lado, para luego darse la vuelta y sentarse a horcahadas frente a mi permitiendo disfrutar dea hermosa vista de sus ojos, no pierde tiempo sacan mi camiseta paseando las manos por mis abdominales. En tanto ella se sigue moviendo mi boca se dirige a su cuello y mis manos rápidamente se deshacen del brazier, lamo su clavícula paso por el valle de sus pechos, tomando uno entre mis labios chupando y mordiendo con ansias.

—Louis... —gime en mi oído, poniéndome mas duro todavía si es posible.

—Diablos me encantas.

Sus manos sujetan mi cara llevándome hasta su boca donde me recibe con un beso hambriento, mi boca se mueve sobre la de ella y mi lengua no tarda en adentrarse entre sus labios profundizando el beso, tira de mi cabello, una de mis manos está en su cuello y la otra se dirige a uno de sus pechos apretandolo con ganas, haciéndola gemir más fuerte.

Toma entre sus dedos el botón de mis pantalones abriéndolo rápidamente y tirandolos hacia abajo despojandome de ellos quedando en unos boxers negros, imito sus movimientos tirando del short corto que tiene como pijama quedando en unas diminutas bragas blancas. Paseo mis manos por su trasero apretandolo y moviéndo mis caderas contra su centro, una de sus manos abandona mi rostro sin dejar de besarme, se pasea por mi hombro bajando hacia mi V rosando sus dedos y jugando con el elástico del boxer, saca mi miembro duro paseando la mano por el largo tronco, mi cabeza cae hacia atrás y gimo libremente ante tal acto.

Sus dedos se mueven de arriba hacia abajo, masturbandome en un exquisito vaivén dejándome aún más caliente, mis dedos se mueven solos paseándose por sus muslos tirando de las orillas de sus bragas ropiendolas y arrojandolas a un lado, mis dedos buscan su centro resbaladizo y húmedo tanteando para luego llevar mis dedos a mi boca probándola mirándola directamente a sus ojos oscuros por el deseo, se muerde los labios y su sexo gotea justo arriba del miembro entre sus manos, se alza y pasea su sexo resbalando encima de mi ereccion, provocandome.

—¿Condon? —pregunto agitado.

—Uso la inyección. —responde.

Tomando mi miembro y guiándolo finalmente a su entrada en donde me adentro poco a poco disfrutando de lo estrecha que es, somos lo suficientemente amigos como para saber que ambos somos vírgenes, o bueno hasta ahora.

Procuro no dejarme llevar metiendome en su interior despacio rompiendo esa pequeña barrera hasta estar por completo dentro de ella.

Su cara tiene un pequeño rastro de dolor y ella misma es quien empieza a subir y bajar lentamente por mi falo haciéndonos gemir.

Tomo sus caderas empujando mi miembro dentro de ella, entrando y saliendo. No hacemos más que jadear y a media pasan los minutos acelero mis movimientos con ella saltandome emcima, su cuerpo sube y baja, sus pechos rebotan habiéndome chuparlos, mis manos aprietan su trasero yendo más rápido, dando estocadas mas duras y profundas.

—Joder... más duro, más fuerte Louis.

Me voy contra ella girandonos, dejandola debajo de mi y alzo una de sus piernas arremetiendo con todo lo que tengo, hasta sentir como se contrae, mi lengua juega con la suya, su piel brilla por el sudor, muerde mi. labio inferior gimiendo fuertemente llegando al orgasmo, se corre bañando mi miembro con sus jugos y el que contraiga sus paredes apretando mi pene es lo último que me basta para correrme hasta la última gota en su interior.

Salgo suavemente, cayendo a su lado, nuestras respiraciones son un asco y los rayos del sol comienzan a colarse por las rendijas de las cortinas del ventanal, dandonos a entender que está amaneciendo y nos hemos trasnochado, miró la mesita de noche, la alarma comienza a sonar, el reloj marca las 6:55 a.m.

Lo apago y tiro de el lanzandolo al piso.

Se gira quedando sobre mi pecho dandome suaves caricias en este.

—Supongo que me quedo a dormir un rato. —habla con una sonrisa radiante en su rostro.

—Puedes quedarte a domir por el resto de tu vida si quieres.

La abrazo entrelazando nuestras piernas, muy seguro de mis palabras, quedándonos dormidos por el resto de la tarde.











Deliciosas fantasías-Louis Partridge y tu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora